“La subsecretaria de Agricultura, Ignacia Fernández Gatica y el director nacional del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), José Guajardo Reyes, junto al equipo técnico y directivo del Servicio, se reunieron esta mañana con representantes del sector avícola para dar a conocer las medidas de refuerzo de la vigilancia y bioseguridad por influenza aviar altamente patógena (H5N1). Esto, tras la detección de los primeros casos en aves acuáticas silvestres en Perú, lo que hace inminente su llegada a Chile”.
De ese modo, una gacetilla de prensa del gobierno chileno nos avispó a los argentinos no solo de que ellos están en peligro sino que también debemos comenzar a preocuparnos nosotros. El Senasa local, lamentablemente, no ha dicho nada sobre el asunto. Pero en 2023, cuando ingresó Influenza Aviar en el país, lo hizo exactamente por el mismo circuito: primero aparecieron aves silvestres enfermas en el Pacífico a la altura de Ecuador, después en Perú, luego en Chile y finalmente el virus ingresó a Bolivia y la Argentina.
“El SAG ha intensificado la vigilancia sanitaria en todo el país, considerando la compleja situación de la enfermedad en el continente”, anunciaron los chilenos, que en estos temas sanitarios sacan varios cuerpos de ventajas al resto de los países de la región.
Guajardo Reyes, responsable del servicio sanitario chileno, destacó que desde 2023 “hemos mantenido una vigilancia y trabajo constante en todo el país ante la posible llegada de la influenza aviar a Chile”.
“Hoy el rápido avance de la enfermedad en el continente y los recientes casos detectados en Perú nos ha llevado a redoblar la alerta, ya que las aves migratorias podrían ingresar al país portando el virus. Por ello, estamos reforzando la vigilancia, especialmente en la zona norte, y junto a un equipo técnico viajaremos a Arica para coordinar acciones con las autoridades y la industria avícola, asegurando así la mejor preparación ante esta amenaza”, añadió.
El servicio Nacional de sanidad animal de Perú lamentablemente no actualizó información sobre la enfermedad detectada en sus costas. Tampoco se ha informado todavía a la comunidad internacional a través de la Organización Mundial de Salud Animal (OMSA).
Pero según el SAG, al que siempre conviene escuchar de este lado de la cordillera, “la propagación de esta enfermedad aviar avanza con mayor rapidez y alcance que el brote registrado en diciembre de 2022, el cual afectó progresivamente a todas las regiones del país”.
De acuerdo con los datos del Sistema de Vigilancia Internacional (pre-frontera) del SAG, que monitorea la evolución de la epizootia en América, desde octubre de 2024 se ha registrado un aumento significativo de brotes en la región, con casos confirmados a la fecha en Canadá, Estados Unidos, Colombia, Panamá y, recientemente, en Perú.
Si bien Chile se mantiene libre de influenza aviar en aves de corral desde agosto de 2023, el último brote tuvo un impacto considerable. La enfermedad afectó a más de 100 mil aves silvestres de 52 especies, 175 criaderos de aves de traspatio y 12 establecimientos comerciales. Además, provocó el cierre de 78 mercados para la exportación de productos avícolas nacionales, de los cuales 62 han sido reabiertos, destacando China como el más reciente y relevante. También tuvo repercusiones en mamíferos marinos, con más de 20 mil lobos marinos afectados y un caso confirmado en humanos.
En el caso de la Argentina, que también logró controlar los cientos de brotes a mediados de 2023, todavía sufre la pérdida de algunos mercados que nunca pudo recuperar, en especial el de China para la carne y otros productos avícolas.