Alejandro Bain es un productor ovejero conocido por toda la Patagonia. Su familia tiene una historia de más de 100 años en esta actividad. Por eso dice que él nació “entre ovejas” y que así se quiere despedir. Tan sencillo deseo, sin embargo, corre peligro por la fuerte crisis que atraviesa la producción ovina en toda la región, con el despoblamiento masivo de campos, el crecimiento de especies predadoras, del robo de ganado y de la explosión de las poblaciones de guanacos.
En este contexto, Bain se mantiene aferrado a su estancia d e 25 mil hectáreas en la localidad de Jaramillo, en el noreste de la provincia de Santa Cruz, donde además tiene una reconocidoa cabaña llamada La FloraDora. Allí trabaja con cruzas de las razas corriedale y merino, para lograr una especie más robusta capaz de abarcar los dos mercados del ganado ovino: carne y lana.
Según el productor, el primer campo familiar lo compró su abuelo de origen escocés -uno de los primeros pobladores de la zona- juntando los ingresos que había obtenido como peón rural. En nombre de esta tradición el cabañero, busca sostenerse en la ganadería extensiva de ovinos, a pesar de lo que él llama “un combo de cosas que juegan en contra”. Para ello se ha especializado en producir corderos, para así reducir las pérdidas por depredadores y los abigeatos.
“El cordero es un recurso que uno saca temprano. Si tenemos que guardar la oveja un año o dos años para producir lana, seguramente llegamos con la mitad. Entonces bueno, se vende el cordero, se apuesta más a la madre en el campo y sacar corderos básicamente”, dijo este experimentado productor a Bichos de Campo.
“El tema predadores es un tema eterno y los guanacos también. Hoy por en Santa Cruz hay más guanacos que ovejas. Si vamos a la realidad, más allá de todos los que protegen a la fauna silvestre, solo nos queda elegir entre ese bicho o nosotros. Cada uno ocupa un espacio. O lo combatimos o nos vamos”, enfatizó.
Mirá la entrevista a Alejandro Bain:
-Da la sensación que están perdiendo la batalla, porque se están yendo ustedes los productores.
–Hay muchos factores. Está el tema climático también, nadie le da bolilla al cambio climático y esto influye mucho sobre la oveja. El año 2023 fue un año terrible, llegamos de esquila esquila con 17 milímetros de lluvia anual. Perdimos alrededor de 3000 madres y hoy estamos bajo de número. Esas son cosas que la gente no lo entiende, que los riegos para producir son muy grandes.
-Se dice predadores y la gente no entiende de qué se habla, ni sabe cómo atacan, ni conoces quiénes son… Es como una presencia misteriosa.
-Principalmente el puma, es un animal que viene avanzando mucho. Lo combatimos, aunque nos asusta. Pero el depredador más dañino es el zorro colorado, porque el puma viene y deja los rastros, luego lo perseguimos hasta que lo agarramos. Pero el zorro colorado anda toda la noche y no es un solo zorro. Hay 50 o 60 zorros en un campo y mata (a la oveja) por asfixia. En el caso del zorro gris, que todas las entidades llaman a proteger, matan en jauría y empiezan a tironear de un lado a otro, así como los perros que son otro problema muy grande.
Bain explica que el asecho de los depredadores es un problema grave porque no hay día que pase sin la probabilidad de encontrase con algún desastre ocasionado por zorros, pumas o perros asilvestrados, librados a su suerte por vecinos irresponsables. Sin embargo, le preocupan otras cuestiones que se les salen de sus manos.
“Tenemos un tremendo problema con el agua. Todos los años las napas van bajando un metro mas o menos. Hoy por hoy tenemos que acarrear agua en camiones, para llevar agua a los demás molinos. Y esto es producción extensiva en serio, no es como en la provincia de Buenos Aires, que uno se se para en el poste del esquinero del campo y ve todo el campo. En el caso de Floradora son 25.000 hectáreas y 700 animales por legua, o sea cada 2.500 hectáreas hay 700 animales.
-Su familia se asentó por estos lares en 1900. Pareciera que hoy en 2024 todo debería ser mucho más sencillo. Sin embargo es más complicado. ¿Qué es lo que falla?
-Antes había más gente en el campo, ahora no hay gente en el campo. Todo sufrió un cambio. En una unidad de explotación antes una persona que tenía 2000 ovejas madres podía tener una familia, criarlos, mantenerlos. Habían puestos por todos lados. Antes había caminos por todos lados, era otro sistema que ha ido mutando, la cosa es distinta. En aquella época, al pueblo se iba una o dos veces al año y pocos días. Hoy mejoraron los caminos, mejoraron los vehículos, pero las exigencias del sistema hacen que uno esté al salto todo el tiempo. Hay que atajar penales por todos lados. Por ejemplo nosotros nos acostamos pensando en el agua y nos levantamos pensando en el agua.
-En esta disputa entre los productores y los predadores, ¿al final quien saldrá victorioso?
–Y es ese ceder o ganar terreno, es así. Si las ganancias cambian, va a haber más mano de obra, se puede emplear más gente. Porque cuando a uno no le da el negocio, vamos cortando acá, vamos cortando allá y terminamos de una gran empresa en algo chiquitito que se maneja personalmente y son grandes extensiones. No es un potrero, es complicado.
¡Oootra pedorrada más con lo mismo! Desopilante.
¡Ah, pero los pumas¡, ¡ah, pero los zorros!, ¡ah, pero los guanacos!
Claramente se quedó en la Patagonia de hace 100 años. Él mismo dice “o los combatimos o nos vamos”. No concibe una coexistencia. No concibe hacer negocios con los guanacos vivos, con la fauna silvestre VIVA. Entonces, lo mejor es que se vayan. Que le dejen lugar a quienes tienen la capacidad y la predisposición de trabajar por una Patagonia VIVA, no con la mentalidad de un siglo atrás.
El guanaco come lo mismo que la oveja . Con la sequía que hay y más guanacos que ovejas se mueren de hambre. Hay que incentivar la carne de guanaco que es magra.
El puma y el zorro siempre fueron un problema paral campo.
Hay que incentivar el aprovechamiento turístico de las manadas de guanacos y sus migraciones. Cuantos más guanacos mejor. Miles de personas pagarían muchos dólares para ver eso. Sin matar un solo guanaco. Pero hace falta otro empresariado, no estos primitivos que entrevistan acá.
Se olvidó de las más de 60 millones de hectáreas desertificadas por sobrepastoreo ovino. Siguen con la misma metodología de cria del siglo pasado.