Son las 8 de la noche y está fresco; en el jardín de piso de piedritas hay mesas, velas y una gran cocina al aire libre, preparada para ponerse en marcha. Es viernes, estamos en Azul, provincia de Buenos Aires, y hemos venido a la velada que proponen Majo (cocinera) y María Eugenia (bartender): una clase de cocina con degustación y tragos con bebidas nacionales.
Sí: alcohol nacional y no para el gel de manos: “Como consumidores sabemos muy poco de la cantidad de destilados y diferentes bebidas que se elaboran en nuestro país, pero hoy hay de todo hecho con DNI Argentino”, aclara María Eugenia, que es toda una especialista. “La diferencia es que hoy se le da muchísima importancia al producto y a su calidad, cosa que antes no pasaba porque se pensaba más en términos de cantidades”.
Con respecto a la esencia de este encuentro que se repitió todos los viernes (hasta que comenzó la nueva restricción de salidas y que retomará apenas termine), consiste en una clase para preparar tres tapas o bocados acompañados de tres tragos. “Hacemos una tapa y un trago con toda la explicación demostrativa y luego de cada paso, los integrantes degustan”, cuenta Majo.
“La propuesta nació a partir de unir ambas tareas que amamos y con todo este tema del distanciamiento social se nos ocurrió usar este espacio al aire libre que tengo en mi casa, que es ideal porque está reparado pero sigue siendo a la intemperie. La gente se siente más cuidada en espacios abiertos, sobre todo si la actividad es grupal… y esperamos retomar apenas se pueda”.
Lo primero que hacen las emprendedoras al momento de organizar cada encuentro es seleccionar los tragos y luego maridar los bocados para que haya un equilibrio de sabores, siempre utilizando productos de estación. Algunos ejemplos: los cócteles que poseen sabores más ácidos conviene maridarlos con comidas más fuertes, especiadas y más grasas para favorecer el contraste de sabores; los cócteles con más alcohol maridan con comidas que requieren una digestión más lenta y los secos con comidas que poseen un alto contenido en proteínas.
Volviendo al tema de las bebidas locales, lo cierto es que siempre hubo nacionales pero hoy la diferencia radica en la calidad del producto.
Actualmente la bebida que más se está elaborando es el gin, que se fabrica en diferentes provincias de Argentina de excelente calidad comparado con los extranjeros. Y poco a poco están saliendo otras bebidas como vodka y whisky.
“Los vodkas que se fabrican en Argentina -y me especialmente refiero a nuestro joven y reciente “Pan Vodka” de Tato Giovannoni- hacen referencia a la materia prima que es el trigo, cereal propio de Argentina que nos caracteriza y esa es la diferencia con los extranjeros”, explica Eugenia.
“Lo diferente es que se siente el cereal cuando uno lo consume, no termina siendo un alcohol súper neutro y esa es la gran diferencia entre los vodkas artesanales y los industriales: el cereal tostado se siente en boca y esto habla de un buen proceso de elaboración”.
Con respecto a los whiskies el nombre que se escucha es “Casares”, de Neuquén, que se consigue muy poco. Los otros son la ginebra Profeta, el pisco Calavera, el vermú Lunfa, y el bitter rojo Verbena. Y los gines: Príncipe de los Apóstoles, Rosa Mosqueta, Heráclito y gin de lúpulo Santa Rosa. Pero claro, uno de los prejuicios a vencer es que el público no está acostumbrado a que las bebidas nacionales sean buenas, así que habrá que trabajar en eso y demostrar.
Y hablando de prejuicios, Majo explica: “La gente es muy flexible y come de todo, a veces se sorprenden por algunas combinaciones y para mí es muy gratificante hacerles vencer prejuicios gastronómicos: un ingrediente que nunca comerían, una vez transformado con una buena técnica o combinado con otro, puede convertirse en un hallazgo y ese es un poco mi desafío”.
“Con Majo nos unen muchas cosas”, dice Euge entre risas. “Ella me inscribió en la carrera de bartender sin consultarme (literal) y gracias a ella di este paso. Todo inicia y termina en su cocina, me acompañó en todo el proceso y hoy también nos une nuestra pasión por lo que hacemos, de ahí surge el nombre de nuestra propuesta de Azuleña Tragos y Bocados”.
Una recomendación final emulando aquello de “en el último trago, nos vamos”.
“Para una asado recomendamos vermú rosso con jugo de limón exprimido y un chorro de soda en un vaso trago largo con mucho mucho hielo y decorado con una rodaja de limón. Simple, rápido de hacer y extremadamente rico. La otra opción, si hay, es acompañar con un whisky añejo. No falla”, aseguran las expertas como broche de oro. “Esperemos que pronto podamos volver a juntarnos a comer, cocinar y a aprender”.