La carta de presentación es que las prendas confeccionadas con fibra de bambú (o bamboo) son amigables con el ambiente, tienen muchos beneficios para la salud y mejoran la calidad de vida de las personas. Ahora bien, ¿cómo? ¿Por qué? Hay varios motivos: los productos de bambú son hipoalergénicos, están especialmente indicados para quienes tienen dificultades asociadas a la piel (hipersensibilidad) o quienes se llevan las prendas a la boca.
“Nuestras prendas son ideales porque no tienen micro plásticos y además son muy suaves, así que son especiales en casos de alergias, irritación, dermatitis atópica, psoriasis, tratamientos oncológicos, diabetes, sensibilidad, hipersensibilidad y todo tipo de patologías asociadas a la piel”, explican Agostina Trovato (Licenciada En Sociología y Magister en Investigación Social) y Gabriela Rivero (Licenciada en Marketing y especialista en prácticas verdes), fundadoras de Get Wild! Eco Indumentaria de Bamboo.
Por una experiencia personal, en 2013 conocieron todas las bondades del bambú aplicado a la indumentaria y comenzaron a estudiar las posibilidades de la fibra, recopilando material de diferentes universidades y conectándose con gente vinculada a esta planta. En un momento decidieron poner en contacto productores con hilanderías y tejedurías nacionales y comenzaron a tejer una red de trabajo entre personas, familias y comunidades.
Hoy realizan una producción orgánica de 5 hectáreas en El Dorado, Misiones, avalada por la Secretaría de Agricultura de la Nación, dado que en 2019 Get Wild! recibió el Sello Bioproducto Argentino, que reconoce el origen local y biológico de los productos y que favorece los intercambios comerciales internacionales.
Existen más de 1500 especies (tropicales a templadas) de bambú pero sólo de cinco puede extraerse la fibra para obtener el hilado, y para su cultivo se requiere mucha humedad y la luz directa del sol; la variedad bambú moso es una de las que viven en Sudamérica y especialmente en nuestro país. Y un dato productivo: una hectárea de bambú rinde el doble que una de algodón… pero crece en el doble de su tiempo.
“La producción ecológica es un tema de agenda global que implica muchos desafíos y en el caso de Argentina se hace todavía un poco más complejo por la cantidad y calidad de impuestos, tanto para la producción ecológica como la tradicional”, detalla Agostina.
“De todos modos, no se trata solo de impulsar la producción ecológica sino también de agregar valor: nuestro país se ha caracterizado por exportar materia prima, por lo que, quizá el primer gran impulso para una nueva forma de producción sea, por un lado, tender redes entre productores, hilanderías y tejedurías, y profesionalizar y hacer más eficientes los procesos de elaboración, y por otro lado, ofrecer productos manufacturados con valor agregado. Es por eso que desde Get Wild! es una decisión no comercializar tela sino productos terminados directamente para el consumidor local o internacional”, añade.
La empresa comenzó a operar en agosto de 2016 y desde el primer momento hubo personas interesadas en vestir este tipo de prendas, sobre todo quienes habían oído hablar sobre la ropa de bambú en Australia o Inglaterra. Actualmente, además de comercializar las prendas de manera minorista, también tienen revendedores en todo el país, que son “embajadores” ya que además de ofrecer los productos en sus zonas de residencia y su entorno, también comparten el mensaje de la marca y forman parte de un proyecto redituable.
-¿Por qué las prendas de bambú mejoran la calidad de vida?
-Porque son hipoalergénicas, antibacterianas, tienen protección uv (96,7%), absorben cuatro veces más transpiración que una prenda de algodón, regulan la temperatura corporal manteniendo el cuerpo fresco en verano y cálido en invierno y son extremadamente suaves.
-¿Cómo se logra todo esto?
-Gracias al bambú en sí, a la composición de sus largas fibras y todos los agentes antimicrobianos y nutrientes que obtiene durante su período bajo tierra, al crear un sistema de raíces que además le otorga solidez y flexibilidad.
-¿Por qué dicen que son ideales para personas en tratamiento oncológico, quemaduras, cicatrices, diabetes, albinismo y autismo o TGD?
-Por la suavidad que tienen, eso brinda mucho alivio y confort. Considerando esto, hacemos indumentaria funcional: medias para pie diabético, turbantes oncológicos, sostenes para tratamientos, remeras, musculosas, camisetas y todo tipo de indumentaria para la vida cotidiana.
-¿Cómo es al tacto la tela de bambú? ¿A qué se parece?
-Se parece a la seda, al lino y al algodón pima, con una suavidad y ligereza muy particular. A nivel gramaje es un algodón 40/1.
-Como emprendedoras, ¿qué obstáculos enfrentaron al principio? ¿Qué les decían?
-Cuando comenzamos todo era un obstáculo pero siempre pudimos encontrar una alternativa. Básicamente éramos las locas del bambú. Nosotras no venimos del mundo de la moda, el diseño o la producción agropecuaria así que nos concentramos en hacer llegar las primeras prendas de prueba a los clientes para poder validar que era un producto viable, escalable y necesario. Nos posicionamos frente a cada desafío con mentalidad de principiante, con ganas de aprender y encontrar soluciones y con la firme convicción de ser como el bambú, crecer orgánicamente, en red y dar cada paso con solidez. De este modo, pudimos conectar formas de trabajo muy disímiles y también ofrecer soluciones a problemas de la industria textil y de confección, por ejemplo, impulsar el tratamiento de los efluentes cloacales de la tejeduría o eliminar el desperdicio de tela en una tizada textil. Y también invitamos a ver y vivir la moda con una perspectiva más funcional y orientada al bien común.
-Y hoy que ya están más consolidadas, ¿qué es lo más complicado?
-El mayor de los desafíos desde que sigue vigente tiene que ver con la confección de las prendas. Desde que comenzamos implementamos un proceso con etapas, gracias al cual minimizamos errores de confección y de comunicación entre el área de moldería y corte, y a su vez es lo que nos permite seguir aumentando la cantidad de productos y de unidades por cada modelo. Sin embargo, la limitación de la producción no es la confección en sí misma sino la gestión del taller de confección. A lo largo de estos años, nos encontramos en varias oportunidades con dificultad para retener confeccionistas, aun ofreciendo condiciones de trabajo de excelencia y alta remuneración.
-Esto es bastante común en el sector textil, ¿verdad?
-Sí, por eso uno de nuestros objetivos de aquí en adelante tiene que ver con integrar y consolidar nuevos equipos de trabajo a la vez que generamos más oportunidades de impacto social, como la confección en centros de detención y alianzas con organizaciones cuya actividad principal es la capacitación y el desarrollo de población vulnerable en el oficio textil.
Hace un tiempo, Bichos de Campo realizó un programa especial dedicado a las posibilidades que abre el bambú: