Hace semanas que los trabajadores de la empresa Industrias Montecarlo S.A, abocada al procesamiento de madera de pino y eucalipto para la elaboración de productos como escarbadientes, palitos de helado y otros utensilios de madera, se encuentran inmersos en una gran incertidumbre.
Con cerca de medio siglo de trabajo en la localidad misionera de Eldorado, esta firma conocida en el sector de la foresto-industria le notificó a 9 de sus 12 empleados, a mediados de agosto pasado, que suspendería sus operaciones entre el 18 de ese mes y el 21 de septiembre, quedando en funciones solo administrativos y un encargo. ¿La razón? El panorama complicado que enfrenta la industria nacional desde hace meses. Lo curioso del caso es no se trata de la primera vez que la firma inicia un proceso del estilo.
“Esta empresa tiene más de 40 años y llegó a tener más de 40 trabajadores. Allá por el 2000 también tuvieron que cerrar pero arreglaron todo de forma automática con los trabajadores. Cuando la cosa mejoró en 2003, la industria comenzó a fortalecerse nuevamente y retomaron la actividad, tomando prácticamente a las mismas personas”, contó a Bichos de Campo Domingo Paiva, secretario general del Sindicato de Obreros de la Industria de la Madera de Eldorado (SOIME).
En esta ocasión, los problemas iniciaron en abril del año pasado, cuando la firma incumplió por primera vez el acuerdo paritario.
“Hasta ahora venía cumpliendo siempre, nunca tuvimos inconvenientes. Pero el año pasado se niega a aplicar el aumento acordado y la escala salarial no se actualiza ni en julio ni en agosto. Luego de unos reclamos que hicimos vía el Ministerio de Trabajo pagaron el ajuste, pero actualizaron hasta septiembre de 2024. Ellos reconocían que no podían pagar porque la situación estaba difícil, que estaban complicados con la importación, y que no se le compraba más a la industria nacional”, relató Paiva a continuación.
Luego del cese de operaciones notificado en agosto de este año, los trabajadores acudieron al sindicato y rechazaron la suspensión considerando que “era arbitraria y no guardaba las formas”.
“No se respetaron las normas como el pedido de una preventiva de crisis o la realización de una suspensión acordada. Ellos cerraron las puertas de la fábrica y el 22 de septiembre los trabajadores, sin recibir ninguna notificación, se presentaron a trabajar. Sin embargo, no los dejaron ingresar. Ahí pedimos la actuación del ministerio para hacer una constatación de lo que sucedía y proteger el derecho de los trabajadores. Pasó una semana, no tuvimos novedad y ahí cada uno hizo su intimación individual pidiendo que se aclare su situación”, explicó el representante.
Mirá la intimación realizada por los trabajadores:
Los problemas iniciaron días atrás cuando el apoderado de la firma –que representa a sus dueños, la familia Casablanca- realizó una contestación en nombre de la empresa, en la que negó cualquier deuda.
“Niego que se adeuden haberes y/o que los mismos deban ser reajustados, por cuanto mi mandante cumple con sus obligaciones salariales. Intimole plazo legal cese con su AVENTURA JURIDICA cuyo objetivo es el de prefabricar un despido indirecto carente de sustento factico y legal. En igual sentido, intimole plazo legal 24 horas de recibida la presente notificación, se presente a su puesto de trabajo a prestar tareas”, indica la carta documento firmada por José Luis Acosta.
Mirá la carta acá:
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“Dicen que se están autofabricando los despidos, es una locura. Está comprobado que el día 12 de agosto se hizo la última transferencia como sueldo de la primera quincena de julio. Falta la segunda quincena de julio, la primera de agosto y todos los reajustes. Además, los intima a trabajar pero no se los deja trabajar, les cierran las puertas”, señaló Paiva.
Y añadió: “Ellos en estos casos pueden presentar una preventiva de crisis ante la Secretaría de Trabajo, comunicar a los trabajadores y hacer una audiencia para acordar de qué manera se puede paliar la situación, ya sea bajando las horas o haciendo una suspensión con salario acordado. Hay distintas maneras. Ellos no hicieron nada de esto, si no que arbitrariamente suspendieron. Ese es nuestro rechazo y nuestro cuestionamiento”.
Según dio cuenta Paiva, los empresarios señalados tienen en Buenos Aires otra empresa, encargada del empaquetado de los productos fabricados en Misiones, que lleva el nombre su marca, Iberia.
-¿Cuánto estiman que se les debe a los empleados?- le preguntamos a Paiva.
-Entre los reajustes y las quincenas pendientes, aproximadamente les están debiendo entre 4 y 5 millones de pesos de haber a cada trabajador. Eso sin contar la indemnización. Acordate que nosotros por convenio tenemos el 1% por cada año de antigüedad como adicional.
-¿Pudieron comunicarse con los Casablanca?
-No, ellos lo que hacen es enviar mensajes a través del administrador que está ahí en la planta.
-¿Cuáles son ahora los pasos a seguir?
-El día que no nos permitieron ingresar a las instalaciones, al estar intimados lo hicimos de todos modos porque nosotros estamos dispuestos a trabajar. Eso fue el lunes. Ayer apareció un asesor externo con una oferta. Nos comentó que la empresa no seguiría, que cerraría sus puertas y proponía un pago en cuotas con cheques a 10 o 12 meses. Pero de eso no tenemos nada por escrito aún.
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-¿Y qué respondieron?
-Se escuchó la propuesta y se les hizo una contrapropuesta, que quedó en comunicar a los propietarios. Ahora estamos esperando esa resolución. Mientras tanto, los trabajadores siguen dentro de la fábrica.
-Es decir que la fabrica podría volver a cerrar producto de una nueva crisis.
-Exactamente. Por eso, y ante la falta de respuestas, ya estamos trabajando para asesorar a los trabajadores en un plan b. Podrían conformar una cooperativa de trabajo y una fábrica recuperada, porque está en condiciones para eso.
-¿Cree que los Casablanca acepten eso?
-Si nos dejan haremos los trámites ante la Justicia para que otorguen los permisos. Un crédito laboral entre todos los trabajadores, tomando en cuenta las indemnizaciones de cada uno, supera los 200 millones de pesos en total. Ya tenemos antecedentes de que ellos abandonaron la fábrica. Acá tenemos trabajadores de familia.