Desde hace varios años Molino Cañuelas S.A.C.I.F.I.A., la principal empresa productora de harina del país, viene registrando turbulencias en sus finanzas que la han dejado con numerosas deudas, cercanas a los 1.400 millones de dólares, una suma muy parecida a la mantiene con sus acreedores otra alimenticia de fuste que también cayó en desgracia, la aceitera Vicentin.
Molinos Cañuelas desde hace años está intentando reestructurar ese millonario pasivo. Sin embargo, este jueves anunció que ya no le queda resto y que pese a los esfuerzos y negociaciones realizadas abrirá, conjuntamente con la firma Compañía Argentina de Granos S.A. (CAGSA), su Concurso Preventivo de Acreedores.
A diferencia de Vicentin, que tenía una alta proporción de su pasivo en manos de acreedores individuales (productores, acopios y cooperativas), la mayor parte de la deuda de Cañuelas es con el sistema financiero. En pesos, la deuda financiera registrada es al momento de 28.383 millones. El mayor acreedor es el Banco Nación, con el 21% del total de esa suma. Y el Banco Provincia suma otro 12%.
“Con esta medida busca proteger sus activos, los puestos de trabajo directos e indirectos de la Empresa y los intereses de los propios acreedores, manteniendo su estructura productiva y asegurando su continuidad operativa en todas sus plantas y establecimientos industriales y comerciales”, informaron desde la empresa.
A través de un comunicado Molino Cañuelas indicó que en la última década comenzó a llevar adelante un plan de inversiones que debió ser cancelado, frente a la volatilidad que se registraba en las principales bolsas del mundo y a la performance negativa del país. A eso le sumaron los efectos de la devaluación de la moneda en 2018, que obligaron a la empresa a postergar el pago de ciertos compromisos e iniciar un proceso privado de re-perfilamiento de su deuda financiera.
Hay que recordar que esta empresa cuenta con 18 plantas industrias distribuidas entre Argentina (15 de ellas están concentradas seis provincias), Brasil y Uruguay, y exporta sus productos a los cinco continentes.
Frente a este panorama negativo, en 2019 se conformó un Comité de Acreedores, integrado por los principales acreedores de ambas compañías, que alcanzó un principio de acuerdo pero que posteriormente se vio afectado por una nueva devaluación y el inicio de la pandemia de Covid-19 en 2020.
“Las dificultades propias que esto generó en la Argentina provocaron un nuevo e inevitable cambio de escenario para todos los participantes de la restructuración, e incluso hizo que algunos bancos decidieran suspender su participación en dicho Comité, alejando la posibilidad de obtener un acuerdo definitivo”, afirmaron.
Molino Cañuelas, en conjunto con CAGSA, informaron entonces que “con el fin de asegurar la continuidad de sus actividades productivas propias de una industria esencial, proteger a sus más de 3000 trabajadores, sus activos y los intereses de los propios acreedores debió presentarse en concurso preventivo de acreedores”.
Por el momento la empresa se encuentra operando con normalidad en todas sus plantas y espera continuar haciéndolo durante todo el proceso. Sostuvieron además que se mantendrán al día con su plan de lanzamientos de nuevos productos y que esperan llegar a una negociación definitiva en el corto plazo.