Cuando el sector agrícola se animó a revisar el modelo, enfrentar el problema del agotamiento de los suelos y proponerse hacer una agricultura “siempre verde”, algunos años atrás, el agrónomo e investigador Gervasio Piñeiro ya encabezada la lista de quienes impulsaban con énfasis los cultivos de servicio o de cobertura como una opción superadora.
Estos cultivos difícilmente sean desconocidos para la mayoría de los productores. Pero en la década pasada generaban bastantes dudas entre los agricultores y por eso entidades como AAPPRESID tomaron un rol relevante en su difusión. Desde su sitio en la FAUBA y el Conicet, al menos de uno de lo tantos grupos que investigaban sobre el asunto, Piñeiro se propuso colaborar más activamente con su difusión.
“Los cultivos de servicio son cultivos que uno siembra para dar un servicio ecosistémico, es decir, para proveer un servicio ambiental. De alguna manera están pensados no para ser cosechados, sino para mejorar la sustentabilidad ambiental. Y no es solo un cultivo para cubrir el suelo. Fija nitrógeno, descompacta, combate malezas. Por eso decimos cultivos de servicio conectados a servicios ecosistémicos. Empezó a cerrar la visión holística del sistema”, define el agrónomo.
Para Piñeiro, la clave de esto es pensar en una tecnología de procesos y no es una receta fija. Y es que hasta aquí la agricultura extensiva pampeana supo estar más ligada a una receta agronómica que generó muchos problemas ambientales. Por eso el investigador sugiere que lo mejor es “customizar el manejo agrícola”, que dependerá de la región, del tipo de suelo, del lote particular del campo, además del clima de ese año y día.
“La idea ahora es volver al manejo con sintonía fina, que no haya recetas sino una cabeza atrás pensando en qué es lo mejor para producir y conservar el ambiente. Estos cultivos son una herramienta clave para controlar malezas, tomar agua, reservar agua, construir materia orgánica en el suelo, fijar nitrógeno, fertilizar, para reponer esos servicios que perdimos a escala y que mejoran el rendimiento. También para emitir menos gases de efecto invernadero, contaminar menos las napas que afectan a toda la sociedad, que es la que nos está metiendo presión. Usar menos herbicidas, contaminar menos los arroyos, etc.”, detalló el investigador.
-¿Si se valorizaran en algún momento serían más rentables que una hectárea de soja?- le preguntamos.
-Se valorizan y no es tan difícil. Por ejemplo: si uno pone una leguminosa y te fija 100 kilos de nitrógeno, esos 100 kilos nitrógeno son 100 kilos menos de fertilizante, 200 kilos menos urea al que le pones un precio rápidamente. El carbono del suelo no lo podés comprar, nadie te lo vende. Lo tenés que construir. Lo mismo con la resistencia a la maleza. Eso se genera y con cultivos de servicio lo bajás.
-Me parece que en materia de investigación se ha avanzado bastante, aparecieron más opciones de cultivos.
-Sí, por suerte sí se ha avanzado mucho. Estamos diversificando la paleta para diversificar el sistema, para que haya más cultivos porque si no estamos con trigo, soja, maíz y girasol. Ahora podemos poner rábanos, tréboles, avena, melilotus, entre otros. Toda esa diversidad que el sistema necesita, porque sabemos que tiene que ser diverso para hacer estable, se la ponemos con los cultivos de servicio.
-Y en este asunto de convencer a los productores, ¿estás satisfecho o falta mucho?
-Siempre falta, pero yo creo que se van dando buenos pasos. Según los informes de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, hace cinco o seis años había entre 5% y 10% de productores usándolos en 30.000 a 40.000 hectáreas. Los últimos informes están hablando de zonas con 30% o 40% de productores usando cultivos de servicio como una tecnología y más de 1 millón de hectáreas.
-El vaso medio vacío te diría que hay más de 30 millones de hectáreas agrícolas.
-Exacto. No todas pueden tener un cultivo de servicio porque están los cultivos de invierno, pero sí podríamos estar pensando en un techo de 6 a 7 millones de hectáreas y estamos en 1. Falta un montón. Todavía nos faltan 70% de los productores, pero ojalá que esto se difunda. Estos años secos no ayudan porque el palo es grande y la gente piensa en otras cosas.
Mirá la entrevista completa acá:
-En estos años secos la gente dice, ¿para qué voy a gastar en agua en el cultivo de servicios si apenas me alcanza para hacer soja?
-Lo que hay que pensar es que esto es una seca cada 60 años. El resto de los 59 años no nos va a pasar esto. Y capaz que entramos en un ciclo húmedo de nuevo donde nos sobra agua. Igualmente el concepto es que los cultivos de servicio toman el agua de otoño, que igual no te llega a primavera porque se evapora. Entonces esa agua la estás desperdiciando por más que sea la seca más grande. Es más, tenemos datos que muestran que en los años muy secos, el cultivo de servicio hace un escalón porque no tenés agua en ningún lado, ni siquiera el barbecho. Pero el cultivo del servicio produjo un poquitito de biomasa y cuando llueve en primavera fuerte, infiltra mejor y retiene más agua que el barbecho largo que se selló.
-La agricultura en Argentina tiene un 70% de superficie arrendada. ¿Qué compromiso ves en los dueños de los campos con los cultivos de servicio?
-Mi sensación es que es algo que nos está quedando. Muchos de los que están arriba del campo, los productores y promotoras que están allá arriba, ya vieron esto y lo entienden. El dueño del campo no lo ve tan claro y a veces ni sabe del campo. Yo creo que ahí tenemos que concientizar un poco y decir bueno, ojo que el ecosistema tiene un valor, unos servicios que da, que si vos producís así lo haces pelota, después te van a pagar menos porque tu campo está hecho pelota. Pero de otra manera está generando un círculo virtuoso.
-El dueño del campo debería pensar en preservar su propio capital.
-Y atender los requerimientos que te exige hoy la sociedad. La sociedad te exige que emitas menos gases de efecto invernadero, entonces no podés seguir produciendo de la otra manera. Tenemos buenos datos que muestran que los cultivos de servicio bajan la emisión de dióxido nitroso, que es un gas de efecto invernadero que rompe la capa de ozono. Entonces no tires seis kilos de óxido nitroso como haces con una soja, cuando un campo natural te emite un kilo. Bajá como puedas. Con cultivos de servicio emitís entre 2 y 3 dependiendo cómo lo hagas. Con eso estás mucho más cerca de la base. Pero tiene que estar concientizado el dueño del campo de que eso es importante. Y me parece que ahí no estamos llegando mucho.
Que buena nota y que bueno que esto va en crecimiento.
Lo que dice de la urea, tambien hay que hacer incampie que se reduce la huella de carbono, y menos fertilizantes es menos dolares que se van del pais.
Es un todos ganan, hay que fomentar estas cosas, que son un bien a futuro.