Esta semana los precios de las vacas regresaron a los niveles previos a los de la implementación del “cepo cárnico”. ¿Cómo es posible si los frigoríficos exportadores pueden exportar prácticamente la mitad de lo que podrían embarcar sin restricciones? Pues porque del lado de la oferta también se implementó una restricción, que no es política, sino sanitaria.
A la fecha el 70% de los productores con más de 300 vacas en la provincia de Buenos Aires ya cuenta con Determinación Obligatoria del Estatus Sanitario (DOES) que los certifica como libres de brucelosis. En el resto de las provincias ganaderas esa proporción se ubica entre el 55% y el 70%, informó hoy el Senasa.
Avanza el Plan Nacional de Control y Erradicación de Brucelosis Bovina y cerca del 70% de las y los productores de las principales provincias ganaderas con más de 300 vacas ya cumplieron con la Determinación Obligatoria del Estatus Sanitario.
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Eso implica que aún existe una proporción muy importante de empresas ganaderas sin DOES y desde el comienzo del presente mes de agosto ese es un requisito indispensable para poder vender vacas a partir de la cuales se puedan elaborar cortes con destino a China (nación que acapara la mayor parte de las importaciones de carne vacuna).
Por lo tanto, los frigoríficos exportadores ya no pueden acceder a todas las vacas disponibles en el mercado, sino solamente a aquellas que sean “apto China”, es decir, las provenientes de empresas ganaderas con el DOES certificado por Senasa.
Las vacas “no apto China” tienen una demanda externa mucha más limitada y, por lo tanto, un precio mucho menor. También pueden colocarse en el mercado interno para terminar en algún puchero con bastante condimento o bien en la mesa de algún valiente que quiera poner a prueba su dentadura.
La normativa vigente dispone que aquellos establecimientos que tienen más de 300 vacas debían determinar el estatus sanitario de sus rodeos en lo que respecta a brucelosis antes del 31 de julio próximo para no quedar comprendidos en la categoría “no apto China”. Para los establecimientos con menos de 300 vacas ese plazo vence el 30 de noviembre, con lo cual en diciembre próximo podría eventualmente expandirse el “cepo sanitario”, dado que los productores más pequeños vienen más atrasados en lo que respecta al cumplimiento de la nueva exigencia sanitaria.
En definitiva: aquellos que no cumplieron con la exigencia del DOES provocaron una restricción de oferta que permitió capturar precios superiores de ventas de vacas a los que sí cumplieron.
La gran pregunta que queda por contestar es qué valores tendría actualmente la categoría vaca con el “cepo sanitario” si no se hubiese implementado el “cepo cárnico”.