El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) determinado por el Indec registró en abril de 2023 una caída de 4,2% con relación al mismo mes de 2022.
Sin embargo, la actividad del sector agropecuario –principal generador de divisas de la economía argentina– registró en abril pasado una caída interanual del 36%, según informó este viernes el Indec.
Se trata de un nivel más bajo que el registrado en abril de 2008, lo que confirma que la destrucción de riqueza promovida por el desastre climático de 2022/23 es más profundo que el ocurrido en 2007/08.
Al observar la evolución de la actividad en las últimas dos décadas es fácil advertir que el agro argentino se encuentra estancado, lo que potencia la destrucción de valor provocada al ocurrir un desastre climático (tal como ocurrió en 2007/08 y en la sequía de 2017/18).
También es importante recordar que la situación presente está parcialmente disimulada porque los precios internacionales de los granos siguen siendo elevados en términos históricos, dado que, con el rango de valores presente entre 2014 y 2020, la situación actual sería dramática.
El hecho de que la mayor parte del flujo genuino de divisas provenga de un único sector que no puede crecer debido a políticas desacertadas –alta presión tributaria, regulaciones excesivas, intervenciones de mercado y demás– representa una debilidad sistémica para la economía argentina, la cual “pasa factura” en los peores momentos.
El único sector que contribuyó a generar valor en abril pasado fue el minero, en buena medida gracias a las inversiones realizadas en los yacimientos de litio, las cuales, de todas maneras, siguen siendo escasos respecto de los realizados en Chile.
El EMAE es un indicador provisorio de la evolución del Producto Interno Bruto (PIB) del país a precios constantes de 2004 que se calcula en base a la agregación del valor agregado a precios básicos de cada una de las actividades económicas.