Miguel O’Byrne es productor de Santa Cruz y dirigente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Desde hace “12 o 13 años”, según nos cuenta, está trabajando incansablemente para lograr algo que ahora parece estar a la vuelta de la esquina: que el país cuente con un programa de explotación racional de una especie que hace años se la consideraba bajo riesgo y ahora se ha transformado en una plaga, al menos para los productores ovinos de la Patagonia. Se trata del guanaco.
O’Byrne sabe de lo que habla no solo por haber trabajado mucho en este proyecto. Sabe sobre todo porque “en Santa Cruz está el 70% del guanaco de todo el mundo”, describe. Los conoce, los disfruta y también los ha padecido, porque esos camélidos americanos compiten metro a metro por el poco pasto disponible para las ovejas. De allí que considere prioritario poner en marcha un plan de explotación racional, que le de valor a la carne de guanaco, aporveche su fibra, y a la vez detenga el problemático crecimiento de esta población protegida.
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Luego de una experiencia piloto de faena y venta de carne de guanacos realizada en 2018, “el nuevo plan va a empezar a partir de junio. A partir de ahí tendrán que aparece los emprendedores interesados para ver cómo se pone esto en funcionamiento, porque hasta ahora solo hay un frigorífico (el Famaillí, de Río Gallegos) que tiene habilitación para la faena” controlada de esta especie, explicó O’Byrne.
“El proceso tardará unos cuantos años, pero no hay duda que (la carne de guanaco) es una alternativa”, se entusiasmó. Según sus datos, existen en el país unos 3 millones de guanacos, cuando antes había solo 500 mil. “Hoy en día el guanaco va y viene (por la región patagónica) y así es muy difícil controlar un pastoreo”, se lamentó el productor de ovinos.
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Según O’Byrne, la carne de guanaco tiene un gran potencial, porque es carne magra. “Hay que encontrarle el nicho nacional e internacional, aunque ya el año pasado se exportó un contenedor a Europa), cuenta.
Pero también se puede aprovechar la fibra, que está considerada como una de las más finas del mundo, un poco por debajo de la vicuña, que es la más cara. La fibra de guanaco, de todos modos, “ha desaparecido del negocio textil”, por lo que llevaría tiempo reconstruir ese mercado.
En el programa se contempla que los guanacos que vayan a faena sean capturados del ambiente, mediante técnicas de “asilvestría” (juntar, seleccionar, esquilar, y mandar algunos ejemplares a faena). “Hay un sistema avalado por la Secretaría de Ambiente que se va a utilizar”, remarca el ganadero. “Nadie tiene que tener miedo de que se está haciendo un daño a la especie, pues al contrario si creció 15 a 20 veces en 20 años quiere decir que nunca estuvo en riesgo”, insiste.
-¿Y es rica la carne de guanaco?- le preguntamos a O’Byrne.
-Si vas al sur, en Santa Cruz, Río Negro o Chubut quizás a veces has comido y no lo sabías. La gente la ha comido siempre y hoy en los restaurantes de El Calafate por ejemplo, casi todos tienen hamburguesas u otros platos preparados con carne de guanaco. La carne es rica, pero es distinta. Se prepara de otra manera. Conozco muy poca gente a la que no le haya gustado.