Hace muchos años, las diferencias entre dirigentes impidieron la formación de una sola estructura que agrupara y representase los intereses de los ingenieros agrónomos. Pero ahora las papas queman y múltiples son los cuestionamientos sociales que no solo enfrentan los productores agrícolas sino también sus asesores profesionales. Las dudas de la gente comienzan con si no se les va la mano con el uso de agroquímicos, Pero siguen y llegan hasta las certificaciones de calidad de los alimentos o las previsiones para el cuidado del medio ambiente.
Como sea, los agrónomos se han dado cuenta de que si mantienen sus grietas inciden cada vez menos en la agenda pública. Y que la multiplicidad de voces –por ejemplo, la coexistencia del Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica (CPIA) y la Federación Argentina de la Ingeniería Agronómica (FADIA)- colabora muy poco para resignificar el rol de estos profesionales en los temas de debate público.
Como presidente de CPIA, el ex decano de la Fauba Fernando Vilella, participó de un hecho histórico que intenta dar una vuelta de página a esa historia de fractura. Lo contó a Bichos de Campo: “Armamos una mesa de ingenieros agrónomos para contribuir con los organismos públicos y privados, participar de la elaboración de leyes, normativas, debates y discusiones en temas que hoy están siendo cuestionados”.
Mirá la entrevista completa realizada a Fernando Vilella:
Vilella, quien además es profesor titular de la Cátedra de Agronegocios y director del Programa de Bioeconomía de la FAUBA, aseguró que la Argentina tiene dificultades en su oferta de productos, no en la demanda. Y que ese escenario impone un trabajo cada vez más profesionalizado en el sector. “Esa oferta requiere trazabilidad y certificaciones, en las que los agrónomos somos centrales. Por ello queremos hacer aportes en la discusión pública”, agregó.
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Resulta medio paradójico que sean los ingenieros los que deban formar una mesa para que los incorporen en la elaboración de normativas, políticas públicas, cuando debería ser normal que estén sentados en la mesa de discusión, ya que luego son los responsables de la ejecución de un montón de procesos en el campo, como la emisión de las recetas agronómicas. Pero de paradojas está repleta la Argentina.
“Está el Gobierno, los productores, los ruralistas, los consumidores y las cámaras empresarias, pero nosotros no somos nada de eso y cumplimos un rol diferente e importante dentro del sistema”, explicó Vilella. La falta de voz fue una de las causas que impulsó esta unión de profesionales.
El catedrático sostuvo que se encuentran “en un momento anti-grieta total desde el punto de vista profesional”. Y enfatizó: “Queremos colaborar desde nuestra visión con organismos públicos y empezar a tener una voz más presente en cuestiones que tienen que ver con cuidar el ambiente, producir alimentos sanos, y todo el sistema tiene que estar cuidado para el conjunto de la comunidad y los consumidores”.