Hasta las multinacionales están siendo afectadas por la pandemia y la caída económica global. Una de ellas es la gigante de las materias primas Glencore, quien anunció que este año no entregará dividendos a sus accionistas y se enfocará en reducir su deuda financiera.
Días atrás, la empresa mostró los resultados del primer semestre y comunicó que las perspectivas económicas eran demasiado inciertas por la pandemia de coronavirus y que priorizaría reducir su deuda.
En una conferencia para inversores, la compañía minera y comercializadora de materias primas anunció que su deuda neta aumentó un 12% en los primeros seis meses del año.
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Este panorama llevó a Glencore a sufrir una pérdida neta de 2.600 millones de dólares, la misma cantidad que debió pagar en dividendos. En este marco las acciones de la empresa en Londres se hundieron, en solo un día, más del 8%.
Según anticiparon sus voceros, la compañía esperaría para ver cómo evoluciona la pandemia y luego revisará si se reanudarán los pagos de dividendos el próximo año.
La rama agrícola de Glencore (que es una sociedad diferente formada entre su empresa matriz e inversores canadienses), es actualmente la cuarta exportadora nacional, luego de la caída en default de Vicentin. En el primer semestre de este año exportó poco más de 5,88 millones de toneladas de granos y subproductos. Según se evidencia en las estadísticas oficiales, absorbió prácticamente todo el tonelaje que exportaba la firma nacional caída en desgracia.
Según detallan desde el sector, la nueva estrategia financiera de Glencore, firma tradicionalmente agresiva en sus inversiones globales, es una muy mala noticia para las familias dueñas de Vicentin, porque justamente esperaban que Glencore se asociara como capitalista para sacar a flote a la compañía agroexportadora.
Ahora enfocada a reducir su deuda global, posibles inyecciones de capital en la empresa argentina, o quizás la compra de la otra parte de Renova estarían totalmente descartada.
Otra de las noticias de la semana también viene de la mano de la propia Vicentin. Desde hace más de un mes la firma Algodonera Avellaneda, propiedad del grupo nacido en Avellaneda y Reconquista, en el norte santafesino, atraviesa un conflicto gremial y tiene su planta de producción parada. En este marco, la empresa amenaza directamente con cerrar la unidad productiva donde trabajan más de 400 personas.
El conflicto se inició cuando un sector de los trabajadores de la compañía iniciaron un reclamo por mejoras salariales y detallaron que Vicentin les abonaba parte del sueldo con bonos que podía ser intercambiados por carne y aceite que el mismo grupo empresarial produce.
En este contexto, los trabajadores fueron acompañados en sus reclamos por el gremio aceitero, que en la práctica tiene íntima relación con Vicentin a través de su planta agroexpotadora, pero no por los gremios textiles.
Esta situación, según la firma, invalida los reclamos de los trabajadores y por eso no se presentaron en las audiencias de conciliación que llamó el ministerio de Trabajo de la provincia de Santa Fe.
Lo cierto es que el conflicto parece estar cada vez más lejos de solucionarse y la planta algodonera ubicada en el parque industrial de Reconquista continúa paralizada. Por eso desde la compañía, según detallan los empleados, amenazan concretamente con cerrar el establecimiento y despedir a toda la plantilla laboral.