Frente al denunciado abuso en el uso de agroquímicos, hay quienes dicen que a la agricultura no le queda mucho más remedio que eliminar de cuajo ese tipo de insumos. Son quienes pregonan la “agroecología” como única opción. Pero un importante sector del agro está enfocado en resolver el problema sde oto modo, con las nuevas herramientas que brinda la agricultura digital. Esto implica reducir bastante los niveles de consumo de fitosanitarios (que finalmente son remedios para las plantas) pero sin prescindir totalmente de ellos.
Juan Pablo Vélez investiga estas nuevas tecnologías como integrante del área de mecanización del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en Manfredi, Córdoba, que es el epicentro en materia de agricultura de precisión dentro de las experimentales del organismo. Allí el trabajo está muy enfocada en la mecanización y robotización de las tareas agrícolas.
Frente a la creciente presión social para que el agro sea mucho más cuidadoso en materia de aplicaciones, Vélez no toma partido en contra de los productores -como muchos otros técnicos del INTA- sino todo lo contrario: rescata el aporte ambiental que vienen haciendo. “Somos unos avanzados en siembra directa, una tecnología que ayuda mucho a la conservación del suelo y a la sustentabilidad de la producción agrícola, pero que conlleva algunos usos extras de herbicidas. Con lo cual es urgente un uso más inteligente de los insumos a través de las máquinas”, dijo Vélez a Bichos de Campo.
Mirá la entrevista completa a Juan Pablo Vélez:
-¿Vos crees que es posible mantener los niveles de productividad haciendo una agricultura con menos insumos químicos?
-Sí, y una de las tecnologías que se impuso en el sector y en el mercado, y que nos ha pegado una cachetada por decirlo de alguna forma, es el detector de malezas.
-¿Qué es un detector de malezas? Para que lo entienda doña Rosa.
-Es un sensor que va en las máquinas, en este caso en la que controla la aplicación de herbicidas, y aplica solamente una pequeña dosis sobre la maleza, con lo cual no aplica sobre toda la extensión del cultivo sino que es una dosis ajustada en donde está el problema. No aplica sobre terreno desnudo y por ende disminuye considerablemente el uso de productos y su aplicación innecesaria.
-¿Cuánto disminuye el uso de productos químicos?
-Depende del escenario y de la cantidad de malezas que haya en el lote. Por eso decimos que esta tecnología necesita mucha agronomía, pero en un escenario normal óptimo un detector de malezas ahorra hasta un 90% de aplicación de agroquímicos.
-Otra lectura posible de esto es que estamos tirando 90% más de agroquímicos de lo que necesitábamos. ¿No?
-Exactamente, haciendo la lectura al revés estoy de acuerdo. Pero además están apareciendo otras tecnologías mucho más avanzadas. Este detector que te mencioné discrimina entre verde y no verde, y desde la visión artificial, machine learning o aprendizaje automático hay muchas más herramientas que permiten identificar entre cultivos y malezas. Es más, se puede identificar hasta la especie de la maleza y así se podrían aplicar productos específicos para ella.
-Es decir que, si se discrimina por tipo de maleza, ¿la máquina puede cargar dos tipos de herbicidas diferentes y no aplicar una mezcla sino un producto puntual que atacaría solamente a esa maleza?
-Exactamente.
-Ahí es un doble ahorro entonces porque te evitás la mezcla de agroquímicos
– Claro, y de hecho hay algunas empresas importantes a nivel internacional que ya tienen algunos prototipos referidos a eso.
– ¿Qué grado de adopción tienen este tipo de tecnologías en el país? ¿Avanzan o son una expresión de deseo todavía?
-No. Yo creo que avanzan. A medida que pasa el tiempo y que las tecnologías adquieren cierta robustez, y en la medida también en que percibe esto el productor, comienzan a adoptarse de modo más rápido. Por eso digo que esto es también un proceso sociológico y no solo tecnológico.
-¿Y son accesibles estas nuevas tecnologías? Con lo que te ahorrás de agroquímicos, ¿amortizás la compra de estas tecnologías?
-Si. Insisto con un escenario normal, pero al detector de malezas lo amortizarías en tres campañas y tiene el mismo costo que una máquina.
-Ahora… Estas tecnologías son válidas para la agricultura extensiva. ¿Pero qué hacemos en el área de periurbanos, donde hay una mayor reacción social fuerte al uso de agroquímicos? ¿Puede haber algunas otras herramientas?
-Hay algunas líneas de trabajo que estamos encarando en áreas periurbanas de Manfredi; son muchas opciones y las estamos probando a todas. Hablábamos de aplicaciones líquidas o de herbicidas pero en el mercado también se habla de packs de tecnologías alternativas, por ejemplo el control físico de las malezas, que en el mundo se prueban a través de láser, de corriente eléctrica, de vapor de agua, de concentración de rayos solares. Imaginate que es como un robot que va concentrando la luz solar como una lupa y quema las malezas. Lo cierto es que estamos tratando de encontrar un punto de equilibrio entre capacidad operativa y uso racional de agroquímicos porque hay que mantener capacidad operativa para mantener la escala a la que apuntamos.
-En un planteo agroecológico las malezas aparecen igual y siguen siendo un problema, incluso más grave que antes. Allí se apela a mano de obra. ¿Vos decís que estos robots pueden llegar a reemplazar la mano de obra en este tipo de planteos?
-Estos robots surgen en países europeos más que nada y aplicados a planteos hortícolas, o sea que facilita el trabajo en ese sentido.
-¿Y cuán lejos estamos?
-La principal barrera es el costo de esa tecnología, ya que todavía es demasiado costosa. Luego, durante la evolución tecnológica en general se tiende a pasar por un proceso de comoditización y abaratamiento, donde bajan de a poco sus costos, pero eso depende de muchas cosas. Fijate vos, un elemento fundamental en el costo de estos equipos que son eléctricos por lo general, es la batería, y se está trabajando mucho en esto. Hay un día mundial que se llama “Battery day” donde se trata la evolución de estas, de las cuales se prevé que pronto duplicarán su capacidad de almacenamiento, su duración, y en consecuencia facilitarán el abaratamiento de estos equipos.
– ¿Vos decís que no hay que renegar ni retroceder escalones tecnológicos sino que la tecnología dará soluciones a este tipo de problemas?
-Si, estoy totalmente convencido de que tendremos muchas alternativas de manejo de control de malezas, insectos y enfermedades. Habrá varias alternativas para un problema común, y no como ahora donde solo se despliegan los brazos de la pulverizadora y se aplica. De este modo pasaremos de una solución única a un sinfín de posibilidades.
-Y cada productor podrá elegir la tecnología que más le convenga
-Claro, y ahí se desprenden otras variables, como el hecho de que el productor se maneja con contratistas. En efecto, el 70% de los trabajos en el agro se hace a través de contratación de servicios. El 60% de los campos son alquilados y atomizados, es decir, no concentrados en un solo lugar. Este escenario también hay que tenerlo en cuenta a la hora de adquirir estas tecnologías.
-¿Debería haber líneas de créditos específicas? ¿Cómo se podrían masificar estas tecnologías?
-Sí, yo creo que estas líneas crediticias serían algo importante para que el contratista, que es el principal actor en esto, se anime a adquirir estas tecnologías. La adopción es un proceso natural y está ocurriendo. El contratista hoy no puede entrar a muchos lugares si no tiene herramientas básicas y tecnologías tales como monitores de rendimiento o controladores de semillas. Pero creo que hay que legislar y dar el escenario crediticio óptimo.
Exceelente las reflexiones del Ing. Agr. Pablo Vélez. Aegentina, hoy es líder mundial en agticultura de precisión. Esto le agrega un factor positivo y grandes posibilidades en la adopción de esas nuevas tecnologías que el Ing. Velez menciona. Además, destacar la capacidad técnica de los profesionales del agro y la voluntad de los productores agropecuarios en aplicar nuevas tecnologías. Sin ninguna duda, esta conjunción tecnológica entte profesionales y productores agropecuarios hace que cada día se produzca más y mejor (calidad y menor contaminación). Aprovecho para rendir homenaje a todo el agro Argentino, quien es el sostén económico del país. Sin ellos, la Argentina no es factible. Solo falta agregar valor a esa producción primaria y verán como es país sale adelante. Finalmente una reflexión, la agricultura sin productos fitosanitarios, es lo.mismo que la medicina humana sin medicamentos: IMPOSIBLE. Solo es cuestión de buena praxis.
La nota empieza con varias falacias o mentiras dichas intencionadamente por el “periodista”: la agroecología como “única solución” sólo indica que el que pregunta le falta mucho para aprender realmente qué es la agroecología. La Agroecología -contrario a la convencional- no son recetas ni son paquetes tecnológicos atados a un negocio. Segunda cuestión de mala leche. “Otros técnicos de INTA están en contra de los productores”. No explica bien qué significa porque no podría sustentarlo, evidentemente un intento de desprestigiar una parte de los técnicos que no reciben “bonificaciones” de las empresas concentradas para sus investigaciones. A continuación se desarrolla una serie de afirmaciones por parte del profesional que suscriben a la idea instalada de que las malezas son siempre problema y que hay que exterminarlas., dando lugar al reduccionismo de que el único problema de la agricultura convencional fueran los agroquímicos. Lo que propones el investigador simplemente es un intento de apagar el fuego con nafta, ya que no tienen en cuenta el gasto en combustible y el efecto sobre la diversidad y el daño de la labranza directa y los monocultivos sobre el suelo frente a lo que propone la agroecología. Dice “con más tecnología” como si la agroecología no implicara tecnologías. Algo muy típico de la brutal soberbia de los investigadores de su espectro tecnológico. En síntesis, una burrada más vestida del prestigio de la academia al servicio del lucro y las superganacias.
“Intencionalmente” las pelotas, estimado lector.