En el Mercado de Liniers esta fue una semana con precios tendientes a la baja para las categorías livianas destinadas al mercado interno ante una demanda que no se mostró urgida por hacerse de mercadería.
El promedio del novillo fue hoy de 275,9 $/kg versus 272,7 $/kg el cierre del viernes pasado. Pero para la hacienda liviana de feedlot sí hubo bajas marcadas: el novillito promedió 280,3 $/kg, lo que implica una caída del 3% con respecto al viernes de la semana pasada, mientras que la vaquillona cerró en un valor medio de 262,6 $/kg con una caída intersemanal del 6%.
Los consignatarios indicaron a Bichos de Campo que eso fue consecuencia de la selectividad de una demanda, que entró en el último tramo del mes, donde muchos consumidores ya se quedaron sin efectivo la van “pichuleando” con la tarjeta de crédito.
El valor mayorista de la media res de vacunos livianos sigue “atrasado” respecto de los precios de la hacienda, en buena medida a la pérdida de poder adquisitivo de la población argentina, la cual, a pesar de todo, sigue haciendo grandes esfuerzos por llevar todas las semanas carne bovina a la mesa familiar.
Las bajas en Liniers profundizan las pérdidas en los feedlots. Suponiendo la compra de un ternero de 180 kilos a un valor de 380 $/kg, la inversión requerida es de 68.400 pesos, a lo que hay que sumar gastos del orden del 10% entre flete, comisiones y otros costos, lo que significa un total de 75.240 pesos.
Si se hace una recría y se suman 80 kilos el ternero, se invierten otros 11.200 pesos y luego viene el engorde a corral, que implica una gasto adicional a la fecha de 30.000 pesos más para agregar otros 100 kilos. En total el costo productivo es de unos 116.500. pesos. Y todavía no se contabilizaron los gastos de estructura ni el pago de impuestos.
Entonces, siguiendo el ejemplo planteado, un feedlot envía a faena al término de ese proceso un novillito de 360 kilos, que en el mejor de los casos se vende –si tiene muy buena calidad y terminación– a 290 $/kg, lo que significan 105.000 pesos, a lo que hay que restar gastos por otro 10%, por lo que al engordador le ingresan 95.000 pesos.
La pérdida es del orden de 20.000 pesos por cabeza. Se trata de cuenta aproximada que varía según el sistema productivo y el tipo de animal que se termine, pero, ya sea por más o menos, es un dineral para trabajar a pérdida. En una jaula de 40 novillitos que van a la faena, se puede llegar a perder la módica suma de 800.000 pesos.
Semejante descapitalización sólo puede ser asumida por participantes del negocio que estén integrados con otros eslabones de la cadena y que aspiren a recuperar en el proceso industrial o comercial el “agujero” asumido en la fase productiva.
Ni siquiera sumando la recría, proceso que agrega kilos baratos, se puede salir hecho en el negocio del engorde, lo que muestra lo complejo del panorama.
Y el toque final es que, luego de la venta, hay bancar los gastos de estructura, como los salarios, y además el pago de impuestos, pues la gigantesca estructura estatal tiene un apetito cada vez más voraz.
Esto explica el hecho de que el ingreso de ganado a grandes corrales pertenecientes a la Cámara Argentina de Feedlots, aun en plena zafra de terneros, se encuentre estancado en apenas un 55% de promedio de la capacidad instalada de los mismos, una cifra similar a la registrada en diciembre, durante la temporada baja de oferta de terneros.