“Hasta 2017 el mundo producía cerca de 2 millones de toneladas de garbanzos del tipo Kabuli (una de las dos grandes variedades del cultivo), pero debido a los altísimos precios de ese momento el mundo pasó a producir mas de 3.4 millones de toneladas, y así fue como terminó produciendo 1,3 millones de toneladas más de lo que podía consumir. Esta situación generó un problema de stocks que destruyó al mercado y que sigue repercutiendo actualmente”.
Definiendo este contexto Adrián Poletti (foto), un reconocido asesor en cultivos especiales, describe el principal desafío de los productores de garbanzo en la Argentina. Para el especialista, el secreto del negocio del garbanzo “pasa por privilegiar el ingreso por hectárea. Hay que conseguir producciones más altas por hectárea; no queda otra alternativa porque el precio pagado por el es muy bajo”, recomendó.
Poletti habló en una charla organizada por el llamado clúster del garbanzo, que existe desde hace casi un año en Córdoba, junto a la Sociedad Rural de Jesús María y con apoyo del Ministerio de Agricultura de esa provincia. Allí intentó responder el interrogante sobre cómo lograr la mejoría productiva que define como necesaria. “Debemos tener en cuenta la tecnología correcta a aplicar, desde el barbecho hasta la pre cosecha. Así pasaremos de un margen riesgoso a uno beneficioso”, indicó. Pero advirtió: “Para eso hay que meter plata, sino no llegamos”.
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India es el principal productor y consumidor mundial de legumbres, con una producción anual estimada en 25 millones de toneladas, seguida por Canadá, Rusia y la región del Mar Negro, Estados Unidos, Australia y Myanmar, la ex Birmania. La Argentina, en tanto, es uno de los grandes productores y exportadores de porotos, ocupando el puesto 5 a nivel mundial y el puesto 7 en el mercado de garbanzos. Pero su mayor potencial de crecimiento está en las arvejas y, para el profesional, “la materia pendiente está sin duda alguna, en las lentejas”.
En el caso del garbanzo, durante mucho tiempo la Argentina tuvo una producción deficitaria que no alcanzaba a cubrir la demanda interna. Por eso se realizaron importaciones de esta legumbre por lo menos hasta 2001. A partir del año 2004, según un documento del Conicet, lentamente comenzó a incrementarse la superficie sembrada. Y ahora la Argentina es una exportadora neta de esa legumbre. La producción ahora se concentra en el centro norte de Córdoba, donde se siembran unas 60 mil hectáreas.
El garbanzo compite por la superficie con el trigo, es un cultivo de invierno. Por eso, en esto muchos productores están decidiendo si siembran o no. Para ayudarlos a definirse, Poletti expresó que, “aunque no veremos valores tan altos, los mismos serán un poco más atractivos hacia fines del semestre que viene”. Aclaró que todo dependerá de lo que hagan Canadá y Argentina, que son dos países que tallan fuerte en el mercado internacional. En función de eso el mercado tomará nota.
“El mercado mundial espera que Argentina y Canadá definan su área de siembra porque así se sabrá como operará el mercado a futuro, de modo tal que el que decida sembrar lo debe hacer apuntando tecnológicamente a sacar muchos kilos por hectárea. Esto se sabrá desde ahora hasta mediados de junio en Argentina, y desde ahora hasta fin de mayo en Canadá”, puntualizó.
Poletti, que además es dueño de la plataforma AgTrace-food.com dedicada a la trazabilidad de insumos, manifestó que actualmente, el precio FOB de garbanzo está en 540 dólares por tonelada, y la capacidad teórica de pago al productor es de 300 dólares la tonelada.
Dados todos los condicionantes externos que tiene el sector de cultivos especiales, tales como clima, precio del dólar a nivel internacional, caída de precios y grandes stocks de garbanzo disponible en el mundo, Poletti recomendó que el productor trabaje en dos sentidos: “aumentar la productividad por hectárea, de forma tal que pueda tener un cultivo rentable en las actuales condiciones, y apelar al uso de la tecnología correcta de insumos en un ambiente correcto, bajo buenas reservas hídricas”.
Ver Jorge Reynier: “El productor que se pasa al garbanzo no vuelve nunca más al trigo”
Por otra parte, Poletti consideró necesario “que los insumos que se utilicen estén alineados con los insumos que requieren los mercados de mayor poder adquisitivo para ser usados en el cultivo. De esa forma podemos aumentar la cantidad producida, captar valor con cultivos trazados, brindando información acerca de cómo fueron producidos, de manera tal de hacerlo valer en el país de destino”.
Junto a Poletti, en la charla de Córdoba expuso el ingeniero Eduardo Fabano, que se enfocó más en el tratamiento de semillas, pero ambos especialistas coincidieron en que “hay mercados que pagan las Buenas Prácticas Agropecuarias”. La charla completa de ambos asesores en cultivos especiales puede revivirse cliqueando aquí.