Adrián Brescia es criador de caballos criollos. Propietario de la Cabaña Los Árboles en Rauch, Brescia lleva 20 años en este arte y oficio de criar caballos. Y sin embargo se considera de “los más nuevos”.
“Con mi familia veníamos criando caballos generales, siempre con padrillos criollos o yeguas criollas, a las que no inscribíamos. Veníamos buscando el pelaje, en nuestro caso mucho overo negro. Arrancamos con la cabaña de criollos con mis hermanos, pero después me fui quedando solo, porque desde chico tuve una gran pasión por los caballos”, nos cuenta.
Luego lanza la frase que nos servirá de título: “Sin pasión, esto no se puede sostener, porque va al margen del negocio, al menos en los cabañeros chicos, donde es difícil que sea rentable”, afirma Brescia.
-¿Y de dónde vendrá tanta pasión?- nos preguntamos en Bichos de Campo. Adrián nos cuenta una anécdota que no sirve como respuesta racional pero sí marca bien el punto de partida,
“En pleno invierno, a mis 3 o 4 años de edad, con 40 grados de fiebre salí a la puerta de la casa para que ensillaran mi yegua La Rusa, y terminé internado en el hospital de Rauch con neumonía”, recuerda. Ese fue el principio de un capricho largo, porque le viene durando toda la vida.
Mirá la entrevista con Adrián Brescia:
Explica Adrián: “Con el tiempo, cuando uno se adentra en este mundo de los caballos, se apasiona y comienza a buscar pedigree, función, morfología y demás cuestiones. Pero en mi caso los crío en función de las características que a mí me gustan. Yo busco que sea lindo y para andar, para trabajo”.
En ese recorrido, dice el criador, “uno comienza a tomar como referencia a los mejores criadores, que llevan invirtiendo muchos años en genética, en busca de la excelencia. Pero todo esto va y viene constantemente, aunque más allá de las modas trato de guiarme por mi propio gusto y mis necesidades”.
La de caballos criollos es la segunda raza animal más numerosa de la Argentina, detrás de la bovina Angus. Como líder entre los equinos, Brescia explica que la asociación de criadores “es la que genera más pruebas funcionales y exposiciones cada año”,
A la vez, esta raza de caballos es “la que más gente compra para diversas actividades, como paseos, cabalgatas, trabajo de campo, etcétera. Porque es un caballo muy noble, dócil e inteligente. Y además esta raza moviliza toda una industria que genera trabajo y disfrute a mucha gente, sobre todo a la familia, en fiestas populares y jineteadas”.
Adrián anticipa que está preparando un remate de caballos criollos de distintas cabañas, para diciembre por internet, que además vende muchos caballos mansos y de trabajo para las estancias. En su campo él mantiene la tropilla -los caballos de andar- y además alquila a parcela a Manuel Samartino para criar su manada –las yeguas madres-. En el destete, como hay que separarlos, deja las hembras allí y a los machos los lleva a otro campo en Chajarí. Para las domas confía sus caballos al mismo Samartino o a Manuel Vázquez. Y recurre al vasco Saldubehere para que se los prepare cuando necesita llevarlos a alguna exposición.
-¿Y por qué hacés todo ese despliegue?
-Uno se llena de orgullo cuando llega un productor de Córdoba y te compra una yegua para madre, o un padrillo para reproductor o uno para andar. A mí también me gusta andarlos. Ser parte de los criadores de caballos criollos me da muchas satisfacciones porque se comparte la vida todo el año. Por ejemplo, cuando tenemos que desfilar en el pueblo, en la Fiesta de Las Aves de Raza de Rauch, o llevar las tropillas a las fiestas y eventos en San Antonio de Areco, a Carmen de Areco o a otras provincias. A quien le guste la tradición, como a mí, le recomiendo que críe caballos criollos, que es toda una pasión.