La función de un vocero presidencial, en estos tiempos donde parecen trabajar más que para el político de turno que para el Estado, es mantener la atención mediática concentrada en una agenda positiva para el gobierno. Y al parecer, para lograrlo vale sobrepasar algunos límites éticos, sin distinguir mentira de verdad. De otro modo no se entiende que el actual vocero Manuel Adorni haya aprovechado el viernes santo para anunciar la eliminación de un fideicomiso que en los hechos quedó desactivado en diciembre pasado.
“Habíamos anunciado el deseo de terminar con cada uno de los Fondos Fiduciarios que depende del dinero del Estado Nacional. La semana que viene quedará eliminado formalmente el primero de ellos: llevaba dilapidados sin sentido 69.000 millones de pesos. ¡Feliz viernes santo! Fin”. Eso fue lo que escribió -como generando suspenso- el locuaz intérprete de las medidas de gobierno. Y logró su cometido, pues la noticia logró espectacularidad de inmediato en medios como Infobae o Todo Noticias.
Habíamos anunciado el deseo de terminar con cada uno de los Fondos Fiduciarios que depende del dinero del Estado Nacional. La semana que viene quedará eliminado formalmente el primero de ellos: llevaba dilapidados sin sentido 69.000 millones de pesos.
¡Feliz viernes santo!
Fin.
— Manuel Adorni (@madorni) March 29, 2024
¡Que grande el presidente Javier Milei que no descansa ni los fines de semana extra largos! Adorni, por otro lado, merece doble paga por trabajar, aunque sea operando una noticia que no es tal, un día feriado.
Veamos: el Fondo Estabilizador del Trigo Argentino (FETA), pues de ese fideicomiso se trata, quedó sin efecto el 31 de diciembre de 2023, ya que ese día -por resoluciones firmadas por el anterior gobierno- vencía el plazo en que el Tesoro iba a derivar hacia BICE Fideicomisos, el administrador de ese fondo, parte de la recaudación de los derechos de retención adicionales cobrados al aceite y la harina de soja, que elevaron de esos subproductos la alícuota de 31 a 33%.
Sin dinero ingresando en la cuenta, el fideicomiso dejó ese mismo mes de compensar las ventas de harina de trigo triple 000 de un pequeño grupo de molinos que habían aceptado adherir al FETA, un engendro creado por en marzo de 2022 por el ex secretario kirchnerista de Comercio, Roberto Feletti, con el pretendido objetivo de evitar que la guerra entre Rusia y Ucrania impactara sobre los precios del pan común que debía pagar la población. Por supuesto, no sirvió de nada, y tanto la harina como el pan subieron parejo con la inflación.
Casi nadie, ni Milei, ni Adorni, y mucho menos los medios que levantan ahora la noticia del final del FETA, se alarmaron en aquel momento con las denuncias que decían que el Fideicomiso Triguero parecía un traje a medida de una sola empresa, Molinos Cañuelas, que está en trámite de concurso de acreedores con un pasivo de 1.300 millones de dólares, buena parte del cual corresponde al Estado. De hecho, existe una denuncia por ese motivos ante la Comisión de Defensa de la Competencia, que jamás se movió, ni con el anterior gobierno ni con el actual.
De los 153 molinos que funcionan en el país, solo un pequeños grupo de veinte empresas decidió adherir al esquema propuesto por Feletti, que comenzó subsidiando incluso las harinas finas y las premezclas, que son la especialidad de Molinos Cañuelas, entre otros recursos para dirigir esos recursos claramente hacia ese beneficiario.
Los últimos datos conocidos oficialmente -porque el BICE jamás hizo pública la información sobre ese fideicomiso- datan del 30 de noviembre. Hasta ese momento, el FETA había destinado la friolera de 55.444 millones de pesos a subsidiar la harina mayorista, sin ningún resultado visible en las góndolas y dejando a la inmensa mayoría de los molinos afuera. Pero por su volumen de operaciones en el mercado, un solo grupo empresario, el mencionado Cañuelas, había cobrado 33.500 millones de pesos.
Ahora Adorni habla de una transferencia total de 69.000 millones de pesos, lo que hace evidente que el FETA siguió pagando las compensaciones con el remanente que tenía de recaudación. Cuando el ex ministro de Economía, Sergio Massa, y su secretario de Comercio, Matías Tombolini, tomaron el control de la situación, como n tenían recursos reimplantaron en “diferencial histórico” de retenciones en la cadena sojera, determinando que las alícuotas del poroto y de sus derivados quedaran niveladas en un máximo de 33%, que todavía perdura. Con esa recaudación adicional de 2 puntos a la harina y el aceite, que finalmente se descontó a los productores, decidieron seguir financiando el FETA, pero se impusieron una fecha límite del 31 de diciembre de 2023.
Ya estamos a fines de marzo, han pasado más de tres meses, y esta es la primera noticia de la eliminación concreta de un fideicomiso manejado por el Estado Nacional. Seguramente será una resolución sencilla que quitará al BICE la responsabilidad de administrar un dinero que ya se gastó y no se recauda más. Se eliminará un fondo que en los hechos hace tres meses no funciona.
No dijo nada Adorni sobre investigar a los funcionarios y empresarios vinculados a este desaguisado tan costoso para los productores de soja y para todos los argentinos: finalmente se habrían gastado casi 70 mil millones de pesos en subsidios inútiles, que no produjeron ningún alivio al bolsillo de los consumidores y sin embargo engrosaron los bolsillos de algunas pocas empresas, a pesar de la resistencia de todo el resto de la industria molinera. No parece ser la justicia la prioridad de esta gestión. Tampoco la de los medios que ahora, un viernes santo, levantan la noticia falaz propalada por Adorni como si fuera un milagro de pascua.
Tampoco dijo nada el vocero presidencial sobre qué sucederá con los dos puntos adicionales de retenciones a la harina y el aceite de soja que se descuentan de los precios a los productores. Ese diferencial que Massa y Tombolini destinaron a subsidiar a unos pocos molinos, de unos 400 millones de dólares anuales, quedó sin efecto en diciembre. Y luego el secretario de Agricultura, Fernando Vilella, anunció que el dinero vacante se iba a destinar para compensar la baja de retenciones a las economías regionales, en el marco de la suba generalizada de ese tributo que Milei proponía en su ley Bases. Pero esa ley no prosperó y el dinero se siguió recaudando sin mayores explicaciones. Hoy va a rentas generales.
Si quieren enterarse de la historia del FETA, con sus idas y vueltas, basta utilizar el buscador de Bichos de Campo, quizás el único medio informativo que siguió con pelos y señales toda esta historia, mientras los demás se hacían los distraídos o simplemente no percibían qué era lo que pasaba. Empezando por los políticos que ahora se hacen los justicieros pero una vez más llegan tarde, cuando el cadáver ya ha sido violado, torturado, seccionado, enterrado y hasta se hicieron empanadas con tapas de harina subsidiada.