De raíces tan alemanas como la Leberwurst, Adolfo Von Ifflinger Granegg es un productor santafesino que coordina la Comisión de Porcinos de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Su visión sobre el proyecto que negocian los gobiernos de China y la Argentina con miras a instalar aquí 25 mega granjas de cerdos para proveer de carne al mercado asiático no es tan entusiasta como la de otros en el sector. Advierte sobre todo que si es mal manejado, el proyecto puede afectar a los pequeños y medianos productores locales.
“Estamos ante un escenario histórico, impensado para los tiempos que corren, generada por la decisión de los gobiernos argentino y chino en firmar un acuerdo país-país para que empresarios de esa nación instalen 25 granjas porcinas de grandes dimensiones, cuya producción, en principio, destinada íntegramente a la exportación, significará un aumento del 120% en la producción nacional”, describió Von Ifflinger el marco actual. El resultado de esa negociación, en principio, se conocería en noviembre.
El dirigente de CRA, en este contexto, advirtió que por el volumen de carne en juego “si tan solo una parte fuese introducida al consumo local habría un antes y un después en el sistema socio productivo tal cual hoy lo conocemos, que modificaría negativamente el mercado”.
El referente porcino de CRA habló en una reunión virtual que convocó a más de 70 productores y dirigentes agropecuarios de Entre Ríos. Allí Von Ifflinger destacó que, sin ayuda de China, la producción argentina de carne porcina viene logrando aumentar la producción desde 2010 en el orden del 8 al 10% anual. Por eso advirtió el temor sobre el destino que produzcan las granjas chinas. “Si se llegase a modificar el objetivo primario de esa producción (que es la exportación) y se vuelva al mercado argentino, sería un desastre. Ejemplos en este sentido sobran en el mundo”, destacó.
Según el experto en producción porcina “para planificar un aumento de esta magnitud, nos debemos la responsabilidad y el compromiso con las generaciones de productores porcinos futuras. Darnos el tiempo necesario para encontrar la manera más virtuosa, inclusiva y federal para dicho crecimiento”, remarcó.
Von Ifflinger agregó que “si la decisión es crecer, creemos seriamente que dicha oportunidad se les debería ofrecer a los productores argentinos, en especial a los pequeños y medianos productores de granos para que se animen a agregar valor en origen, transformando proteína vegetal en animal”.
Según el dirigente rural, si la decisión fuera crecer con lo nuestro, la conversión de granos en carne porcina por parte de los productores locales “les dará sustentabilidad a su producción de origen, derramándose en forma directa sobre las localidades del interior, fortaleciendo el entramado social agropecuario, con mayor ruralidad, menor concentración productiva, pero más PYMES agropecuarias”, remarcó.