Un informe reciente del Ministerio de Agricultura nos da la excusa perfecta para plantear el ingreso a esta nota en forma de adivinanza: ¿Cuál es el cultivo hortícola que ya no se vende por kilo sino por unidad?
Responde a la adivinanza ese mismo trabajo: “Las verduras hidropónicas se comercializan por unidad, no por peso (por kilo) como se hace con las verduras producidas en tierra”. Los técnicos se refieren más bien a la lechuga producida sobre un sustrato líquido, que es el cultivo más difundido en la corta historia de la hidroponia en la Argentina.
“La hidroponia como actividad comercial está tomando vigor desde hace un par de años”. destacan desde el Ministerio. Por eso, no se conocen todavía muchos datos estadísticos sobre esta actividad y su inserción en el mercado, que es creciente por ciertas ventajas que ofrece por sobre la horticultura tradicional. “Con la hidroponia se puede desestacionalidad la producción, para poder ingresar al mercado en épocas de escasez de oferta y conseguir precios más atractivos”.
Para poner un ejemplo, el artículo se refiere más precisamente a la lechuga hidropónica, que se vende por separado y no por peso como la lechuga tradicional. “La unidad puede valer desde 55 pesos en supermercados de Buenos Aires a 150 pesos en Traslasierra Córdoba o Catamarca. En Patagonia también es un producto que tiene un mayor precio comparado con centro-norte del país”, se explica.
Un cronista de Bichos de Campo la pudo ver en un mercado chino del conurbano a 45 pesos esta semana.
Pero además, desde esta visión se considera que la hidroponia da respuesta a los consumidores, que consideran a la hora de comprar que la verdura sea fresca, saludable y tenga un precio accesible. En ese sentido se apunta que como la regulación de la aplicación de agroquímicos y el desarrollo de buenas prácticas agrarias están al tope de la agenda. en la búsqueda de métodos de cultivo sustentable y más amigables con el ambiente la hidroponia aparece como una interesante opción. Al no usar casi plaguicidas es una alternativa para cultivar en zonas periurbanas.
La hidroponía es una técnica de cultivo sin suelo, que deja a las plantas crecer en constante contacto con agua mineralizada, que la nutre y facilita su desarrollo. Es por esto que se vuelve una producción viable para zonas desérticas o áridas porque permite controlar el ambiente.
Además de permitir el trabajo en espacios reducidos, al descartar la competencia con malezas o enfermedades del suelo, este sistema es una oportunidad para aquellos productores que estén cerca de zonas urbanas que no permitan la aplicación de agroquímicos.
El informe del Ministerio de Agricultura afirma que este sistema (que a nivel internacional es conocido como NFT o Nutrient Film Technique) es usando en forma comercial por 68 países. Los principales productores son Holanda, Israel y Japón y en América Latina el ránking lo lidera Brasil.
Aquí, como ya se dijo, es incipiente su participación. Pero remarcan las autoridades que con el inicio de la pandemia, la demanda de este tipo de producción se intensificó. La sensasión de que es una práctica amigable con el medio ambiente ayuda y mucho.
El informe da lugar a una segunda adivinanza: ¿Se ahorran realmente recursos con la producción en hidroponia?
Según el documento, en efecto. Al anular el efecto del estrés hídrico, permite producir tres veces más con muchos menos recursos.
El mismo informe pone en juego el ejemplo del tomate: A campo abierto ese fruto requiere de 60 litros de agua mientras que en un invernadero hidropónico ese nivel de consumo se puede reducir a solo 4 litros, en planteos de alta tecnología.
Curiosamente, a pesar de este aporte ambiental, a hidroponía no puede certificarse todavía como producto “orgánico”, ya que la ley 25.127, que regula sobre ese asunto, “contempla que los fertilizantes utilizados no pueden ser de fabricación sintética”. El documento aclara que en otras legislaciones como la estadounidense sí la considera orgánica.
Otro contrapeso a la adopción de la hidroponia es, según Agricultura, que “para producciones a gran escala requiere de materiales y estructuras especificas y un tanto costosas (invernaderos, bateas, bombas de agua y sistema de filtrado)”. A favor, que “puede adaptarse a la producción hogareña”.