En último informe macroeconómico publicado, la Asociación de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (CREA) analizó el desempeño exportador de Argentina y concluyó que ha sido más bien pobre en los últimos años, como consecuencia directa muchas veces de las intervenciones del gobierno en diversos mercados. El análisis cobra sentido en el marco de un nuevo cierre de las exportaciones de carne vacuna, como el que ya llevó adelante el ex presidente Néstor Kirchner en 2006.
En el documento se indicó en primer lugar que en los últimos años el comportamiento de las exportaciones en el país ha sido negativo. Desde el máximo alcanzado en 2011 (82.981 millones de dólares) las ventas al exterior se retrajeron 34%, totalizando 54.833 millones en 2020.
El desempeño de la Argentina ha sido el peor de un conjunto de países de la región. Y según el trabajo de CREA, esto se relacionó en parte con las restricciones derivadas de los permisos de exportación que afectaron de manera emblemática al trigo, el maíz, la leche y la carne.
“Para el trigo, los permisos de exportación (Registro de Operaciones de Exportación o ROE) se implementaron en 2008, año en el cual las exportaciones totalizaban 8,7 millones de toneladas. Al año siguiente, se exportaron 5,1 millones de toneladas y para 2014 se alcanzó un mínimo de 1,8 millones de toneladas”, señaló el documento.
En el caso de la carne, las medidas aplicadas a partir de 2005 fueron la suba de derechos de exportación, eliminación de reintegros, modificaciones en el peso mínimo de faena, la implementación de permisos de exportación (ROE Rojo) e incluso el cierre temporal de las ventas al exterior. También generaron una disminución en las toneladas exportadas.
“Se se pasó de exportar 771 mil toneladas de res con hueso en 2006 a un mínimo de 183 mil en 2011. Entre 2015 y 2020, las exportaciones crecieron 354% en cantidades y recién en 2019 pudieron superarse las cantidades exportadas en 2006, 13 años antes”, remarcaron.
Los permisos de exportación también impactan en la producción debido a la caída de precios derivada de restringir la demanda externo. “Entre 2006 y 2011 el stock se redujo en 12 millones de cabezas, y la producción de carne en un 28%. El cierre de la demanda externa se traduce en una caída inicial de los precios que opera como una señal para reducir el stock vacuno y, consecuentemente, la producción de carne”.
El informe remarcó que las restricciones que tienen como objeto la reducción de precios generan el efecto contrario al buscado, y toma como evidencia lo ocurrido entre 2005 y 2008. “Los precios de la carne al consumidor registraron una caída de cerca 12% en términos reales que perduró algo menos de un año. Posteriormente, desde 2010 se dio un incremento cercano al 40% en términos reales, posicionando a la carne en un nuevo piso de precios que aún hoy persiste”.
En consonancia, desde Aapresid se emitió un comunicado resaltando que “la historia reciente nos acerca la experiencia y consecuencias del cierre de exportaciones”. En este caso, la entidad puso énfasis en que el cierre de las exportación no solo pone en jaque el ingreso de divisas sino también la sustentabilidad de los planteos productivos.
“Poseemos información respecto del rol fundamental que cumple la ganadería en estos sistemas productivos sustentables, haciendo un aporte de gran importancia a la diversidad de los agroecosistemas, a la complementariedad con otras actividades como la agricultura, al uso más sustentable de los recursos, a la estabilidad productiva y económica de la producción agropecuaria, así como al desarrollo de los territorios”, agregaron.
El primer gráfico me sorprendió: el desempeño exportador medido en dolares es idéntico en el caso de todos los países comparado… excepto Paraguay. O sea que más que argentina exhibe una -para mi- inexplicable peculiaridad guarani.
El resto de los gráficos no muestran datos concluyentes: el segundo porque analiza un período muy corto cuando el impacto de las políticas públicas en las producciones no son inmediatas.
El último gráfico muestra un desempeño de la producción bovina muy dispar pero desajustada de los diferentes períodos de gobierno o de los ciclos macro.
No digo que las afirmaciones del Crea no se ajusten a la realidad; pero los gráficos no lo prueban de manera concluyentes. Sirven más para abrir el debate que para clausurarlo.