Se cumple un año del “mayor robo de hacienda de Misiones”. Así es como lo califica el productor Julio Carrizo a Bichos de Campo, quien luego de ese episodio decidió abandonar la actividad ganadera.
Carrizo es ingeniero mecánico y trabajó en diferentes empresas dedicadas a la construcción y al desarrollo de obras de infraestructura, tanto en Argentina como en países vecinos.
Con sus ahorros compró un campo de 150 hectáreas en El Dorado, provincia de Misiones, donde mantenía a 210 madres, algunas de ellas con sus crías.
Previo al robo, Carrizo había decidido mejorar la genética del rodeo, por cuál tenía a varias vaquillonas preñadas. Del campo le llevaron 130 animales, de los cuales 55 eran vaquillonas y el resto terneros.
Luego de hacer la denuncia correspondiente, la policía encontró algunos de los vientres y terneros en el campo de un vecino. Pero la cosa no se resolvió de forma sencilla, porque el ganadero aseguró a este medio que después de entregarle la hacienda, el hombre “lo amenazó de muerte”.
Un viernes las autoridades le informaron que había encontrado a sus terneros listos para ser cargados rumbo a Paraguay, a donde se accede cruzando el río ya que su campo es fronterizo con ese país. Sin embargo, no actuaron a tiempo.
“Fueron al día siguiente y, por supuesto, la hacienda ya no estaba”, lamentó Carrizo.
Tras el robo, en el campo le quedaron unas 70 madres y algunos terneros. Por eso decidió vender la hacienda y alquilar el campo. En definitiva, abandonó la actividad productiva porque la causa que radicó en el Juzgado Federal Número 1 de El Dorado nunca avanzó.
“Se sabía todo el movimiento, pero la policía no actuó. Tengo testigos de la amenaza de muerte pero no se actuó. En febrero me llamaron para declarar por esa amenaza y les pedí que escribieran que me llamaron cinco meses más tarde. Gracias a dios estaba vivo”, denunció Carrizo.
Luego, agregó: “El juez Saldaña no me recibió, porque dijo que él no recibía a particulares. Luego se jubiló y con la causa no pasó nada”.
“Acá uno está abandonado. No se respetan los valores ni la propiedad privada. Nadie actuó. El vecino que tenía parte de mi hacienda no tiene el campo habilitado por el Senasa. Posee 40 hectáreas, tiene tractor, camioneta, ganado y yo con 150 hectáreas me tenía que seguir dedicando a mi profesión para vivir dignamente. Está claro que sus actividades no eran lícitas”, concluyó.
El ex ganadero indicó: “lamentablemente la policía cuando fue a buscar los animales no sabía ni siquiera qué papeles pedir para certificar que el campo no estaba habilitado por Senasa, tampoco saben qué papeles pedirle a los transportistas que cargan hacienda”.