El conflicto en Medio Oriente amenaza con generar disturbios gigantescos en la logística de distribución de petróleo y, sin embargo, los valores internacionales de ese commodity, lejos de repuntar, vienen descendiendo.
La lógica indica que, en las actuales circunstancias, un insumo crítico como el petróleo debería subir de precio y mucho. Para el analista financiero Claudio Andrés Spinelli asegura lo que sucede es que nos estamos perdiendo gran parte de la película por concentrar nuestra mirada en el frente occidental al no advertir que el mundo cambió.
“China acelera su estrategia para debilitar el petróleo y sacudir el mercado energético global al lanzar un golpe sorpresivo al mercado del petróleo”, aseguró el analista.
“En una jugada maestra, Pekín anunció una serie de incentivos para el sector de vehículos eléctricos y energías renovables, poniendo en marcha una estrategia que no solo busca reducir su dependencia del crudo, sino también rediseñar el tablero energético mundial”, añadió.
La mayor parte de la generación electica en China se sustenta en el carbón, un insumo muy contaminante pero barato que la nación asiática dispone en abundancia. Sin embargo, la estrategia del gobierno chino es consolidar el crecimiento de la producción de electricidad en base a fuentes renovables.
Spinelli cree que la apuesta de China por las energías limpias están lejos de ajustarse a la agenda 2030 –de hecho es un usuario compulsivo de carbón mineral–, dado que se trata de una estrategia orientada a demoler el poder económico de las naciones occidentales usando, paradójicamente, sus propias reglas de juego.
“La movida del presidente Xi Jinping responde a una intención de largo plazo: evitar las tensiones y vulnerabilidades que implica depender de un mercado petrolero impredecible, mientras también se intenta desplazar a las potencias tradicionales, a saber, EE.UU. y sus socios de la OPEP, de la cima del mundo energético”, aseguró.
“¿Qué significa esto para el petróleo? Las consecuencias son tan profundas como de alcance mundial. La demanda de petróleo que ‘creció sólidamente’ hasta ahora, incluidos los países emergentes, enfrenta ahora una amenaza estructural. Una caída del 10% de China en la demanda podría provocar un colapso en la cotización, ya que ese país consume el 15% de toda la oferta mundial de crudo”, apuntó.
Ese fenómeno, claramente, atenta también contra las cotizaciones de los aceites vegetales, los cuales se emplean de manera creciente como insumo para la elaboración de biodiésel destinado a cortes obligatorios con gasoil en muchas naciones del orbe.
La estrategia de China, en ese sentido, está en línea con la fabricación a escala de automóviles eléctricos a costos extremadamente competitivos, los cuales no dependen del petróleo para poder operar. En ese sentido, recientemente la compañía Contemporary Amperex Technology (CATL), principal fabricante de baterías de China, presentó una nueva batería diseñada para vehículos híbridos con una autonomía de más de 400 kilómetros y capacidades de carga ultrarrápida. “Con solo 10 minutos de carga se puede aumentar la distancia de conducción a más de 280 kilómetros”, afirma la empresa.
La decisión de la Unión Europea, Canadá y EE.UU. de aplicar este año aranceles a los automóviles eléctricos de origen chino obedecería, siguiendo esa hipótesis, a una movida indirecta de las naciones occidentales orientada a intentar contener la expansión de la disruptiva política energética china.
“Este juego de poder abre un nuevo capítulo en la geopolítica de la energía. Con su independencia energética presumiblemente reduciendo su vulnerabilidad a los conflictos de Medio Oriente o a las fluctuaciones del mercado, Pekín está en una posición estratégica”, explicó Spinelli.
“Para Occidente, esto presenta un desafío abrumador. Países como EE.UU., Rusia, los exportadores de petróleo del Golfo y otros verán una reducción de su influencia económica si sus exportaciones de energía se reducen. Pero la amenaza es aún mayor desde el punto de vista político: menos consumo de gasolina en Asia implica menos dólares, y existe una fuerte probabilidad de que el petrodólar pierda su influencia sobre el mercado energético mundial en las próximas décadas”, remarcó.