La empresa Inalpa acaba de poner un enorme cartel publicitario de esos que entretienen a los automovilistas que vuelven a sus casas del centro porteño por la avenida Cantilo. Muchos de ellos ya son consumidores habituales de esa marca de vegetales enlatados, una de las mayor presencia en las góndolas de todos los supermercados. Pero quizás la enorme mayoría desconozca la hermosa historia que hay detrás de esas latas, en el origen de esa empresa de capitales argentinos.
¿De dónde es Inalpa? ¿Y cómo nació? ¿Por qué razón? En Bichos de Campo, mientras cubríamos una exposición hortícola en cercanías de Rosario, tuvimos la fortuna de poder entrevistar a la actual gerente general de esa firma, Mayra Boglich, que además es la hija del fundador de la alimenticia.
“Esta es una empresa familiar fundada por mi padre en el año 1975. Y lo importante de Inalpa es que él la funda por una razón que fue y sigue siendo la misma: era la de generar trabajo para que el pueblo no desaparezca”, comenzó el relato Mayra, orgullosa de seguir con el legado iniciado por Franklin Boglich, su padre, un vecino ilustre de Pavón Arriba que además tuvo las concesionarias de John Deere en toda esa zona del sur santafesino.
Las siglas de Inalpa en rigor quieren decir Industrias Alimenticias Pavón Arriba SA.
“Cuando mi padre la funda lo hace porque sus amigos se iban todos. Él era el intendente del pueblo en ese momento y decía: ‘tenemos los acceso, tenemos la escuela, pero si mis amigos se van es por algo. Acá falta el trabajo y la industria es trabajo’. Y la verdad que hoy el tiempo demuestra que fue un visionario y tenía razón, porque hoy Inalpa no solamente empleo el 80% de la gente del pueblo, sino que taremos gente de cuatro o cinco localidades de la zona”.
La localidad de Pavón Arriba tiene actualmente unos 2000 habitantes, de los cuales hay 200 que trabajan directamente en la fábrica alimenticia fundada por Franklin hace ya 50 años. El pueblo que la cobija se ubica a la vera de la Ruta Provincial 18, que conecta Rosario con Pergamino, ya en el norte bonaerense.
Mirá la entrevista con Mayra Boglich:
-¿Inalpa nació ya como enlatadora de legumbres?- le preguntamos a la empresaria.
-No, porque Pavón Arriba es la capital provincial del Durazno, ya que en su momento había muchas plantaciones de durazno que después fueron reemplazadas por la soja. Por eso la idea primero fue enlatar el durazno. Pero cuando van a probar, el durazno dentro de la lata se partía mucho. Entonces dice mi papá, ¿qué otra cosa hay por la zona? Ahí arrancaron con las legumbres.
Los productores del sur santafesino y el norte bonaerense, muchos lo desconocen, tiene una gran tradición legumbrera, y cosechan sobre todo lentejas y arvejas, que es la reina del lugar. Inalpa comenzó a hacerse fuerte en las góndolas de la mano básicamente de ese cultivo. Pero con el correr de los años fue incorporando más y más alimentos para envasar como choclo amarillo, garbanzo, poroto, acelga, espinaca, remolacha, y hasta jardinera.
-Supongo que en algún momento tuvieron entonces que salir a buscar productores fuera de esa zona…
-El primer cultivo nuestro es la arveja, que la sacamos toda el radio de 200 kilómetros en el sur de la provincia de Santa Fe y norte de Buenos Aires, que hacemos aproximadamente unas 2500 a 3.000 hectáreas. Sí. Y el segundo es el choclo grano amarillo, que nosotros empezamos con la siembra en el norte de Santa Fe y llegamos hasta Balcarce o Mar del Plata. Ahora, por supuesto, si hablamos de porotos, los de diferentes colores los traemos del norte, de Salta y Jujuy.
Mayra destaca toda la movilidad económica que genera la presencia de Inalpa en al región, donde tiene vínculo directo con cerca de 400 pequeños y medianos productores que se transforman en proveedores de la materia prima para llenar las latas.
“Si hay algo que a mí hoy me enorgullece es todo lo que se genera alrededor de Inalpa. Si bien vamos a buscar cultivos a otro lado, lo más importante es que generamos un valor y un desarrollo económico en la zona, que es uno de nuestros principales objetivos”, comentó Boglich.
La relación con esos productores es muy semejante a la de otras industrias y los acuerdos se hacen bajo contrato. La empresa les provee a sus productores la semilla y la asistencia técnica y financiera. Luego el productor entrega sus cosechas a la fábrica de Pavón Arriba, donde la firma se ocupa de hacer hasta 1 millón de latas por día.
Un rasgo distintivo, y Mayra se detiene especialmente en ello, es que Inalpa fabrica sus propios envases, su propia lata.
“Tenemos integrada toda la cadena de valor. Nosotros hacemos nuestros cultivos con los pequeños y medianos productores que tienen asegurada la comercialización de toda su cosecha. Entonces dejan de depender de la volatilidad de los precios del mercado y se aseguran una cadena de abastecimiento continuo. Pero dentro de un plan de inversión en tecnología de punta, una de las cosas que hemos hecho es la compra de la fábrica de envases y fabricamos alrededor de 600 latas por minuto”, comenta la empresaria.
Aquí llegamos a la faceta que todos conocemos: las latas de vegetales de Inalpa se distribuyen en miles de bocas de expendio de todo el país.
Pero -como sucedía con su padre- Mayra tampoco parece quedarse quieta. “Hoy estamos internacionalizando la empresa. Estamos exportando hoy a Uruguay y Brasil, cerrando negocios con Chile y Paraguay y desarrollando, certificando normas de calidad para poder exportar a Estados Unidos y Canadá”, relata.
Imposible no preguntarle entonces si no le preocupa la decisión del gobierno de Javier Milei de habilitar una importación indiscriminada de alimentos, que compiten con los producidos en la modesta localidad de Pavón Arriba.
-Mira, para serte franca, el importado de productos a nosotros no nos está afectando, por lo menos de la forma que creíamos que nos iba a afectar. Si bien entra mucho choclo amarillo de Brasil, un rubro en el que son muy competitivos, en el resto del surtido nosotros hoy estamos exportando a Brasil. La empresa ha invertido tecnológicamente y ha logrado tener una marca.
-¿Entonces no tenés miedo de la competencia?
-Lo que yo digo es que si ya pasamos por todo lo que pasamos, creo que lo que se vine es para potenciar a nuestras empresas. ¿Vos me preguntás si tengo miedo? Es un desafío enorme. Tener que competir con Brasil, con China, el mundo no es nada fácil. Pero hay una ventaja, el mundo valor muchísimo la calidad del alimento argentino.
La empresaria se muestra esperanzada de que “el escenario que se viene, lo que se está por venir, va a mejorar la situación para las empresas que se reconvierten, se miran hacia adentro y tratan de ser productivas bajando costos. Ahora se habla de reforma tributaria y de reforma laboral. Eso nos ayudaría a ser más competitivos para abrirnos al mundo”, afirma.
-Lo que está en juego, en todo caso, no es solamente una empresa. Es el viejo concepto de tu viejo de generar trabajo dentro de su pueblo…
-Yo digo siempre que acá hay una economía regional que sostenemos las empresas que industrializamos. Cuando dije que interactuamos con más de 400 pequeños y medianos productores y proveedores, es un dato real. O sea, cuando la industria está mal, mueren los comercios, cierran las remiserías, los clubes no trabajan, los productores no venden, no tienen su cosecha asegurada. Y eso es a lo que personalmente, porque mi papá me lo ha inculcado, uno trata de defender. Yo creo que Inalpa llegó hasta donde llegó por la razón por la que se fundó, que fue sostener un pueblo, porque sabemos que sin ella el pueblo no subsiste, el pueblo se muere.
