El “dólar girasol” implementado desde fines de abril pasado logró impulsar las ventas internas de la oleaginosa en la Argentina, aunque en términos relativos siguen retrasadas.
El último dato oficial disponible, correspondiente al pasado 10 de mayo, muestra que se habían vendido 2,24 millones de toneladas de girasol, una cifra similar a la registrada para la misma fecha de las últimas dos campañas.
Sin embargo, considerando la producción lograda de girasol de 4,90 millones de toneladas –según la estimación oficial de la Secretaría de Agricultura– el porcentaje comercializado hasta el momento es de 45% versus 55% y 67% uno y dos años atrás respectivamente.
A pesar de la mejora notable del valor promedio del girasol –en pesos por tonelada– impulsada por el régimen cambiario del “dólar girasol”, la incertidumbre cambiaria y el contexto macroeconómico es tan complejo que los productores argentinos venden solamente lo mínimo necesario. Y el girasol no está libre de esa lógica.
Si bien el “dólar girasol”, que establece un tipo de cambio diferencial de 300 $/u$s vence el próximo 31 de agosto, en los hechos –tal como está diseñado– expiraría en julio, dado que para ese mes de espera que el tipo de cambio oficial alcance esa cifra.
De todas maneras, debido a la pobre performance de los diferentes “dólar agro” implementados en el presente año, que además del girasol comprende a la soja, la cebada forrajera y el sorgo, no se descarta que puedan incrementarse los incentivos cambiarios para intentar acelerar las ventas de granos por parte de los productores.