En el mundo de las cabañas ganaderas, donde los números mandan y la genética se mide al milímetro, Patricia Cassini tiene algo para decir que no suele escucharse tan seguido. Según entiende, un toro, además de ser productivo, tiene que ser lindo. “A mí también me gusta la parte estética, me gusta que las vaquillonas sean lindas, que los toros sean fenotípicamente buenos, a mí me gusta todo eso”, dice la ganadera.
Cassini es la encargada del manejo operativo de La Cassina, una de las cabañas más reconocidas del país. Su trabajo no se limita a las exposiciones ni a los remates, ya que está en el día a día de los animales, desde que nacen hasta que un productor se los lleva al campo. Por eso, cuando alguien vuelve a comprar o simplemente se acerca a contarle que una vaquillona anduvo bien, la emoción es genuina. “Hoy vino un señor y me dijo: ‘Estoy contentísimo con la vaquillona que compré el año pasado en Bahía’. Y para mí eso es un orgullo tremendo”, cuenta a Bichos de Campo.
Patricia, junto a su esposo Roque, está al mando de una de las cabañas más prolíficas de la Argentina, liderando los rankings de ventas de toros reproductores. Una de las frases de cabecera de la cabaña es “no queremos toros pisteros, buscamos que sean productivos”, de acuerdo a los propios dichos de Roque.
Sin embargo, Patricia que está a diario con la producción de animales, el manejo y la genética, cree que lo estético es importante. Claro, Patricia habla de que sean lindos, pero también que tengan buenas características fenotípicas, ítem no menor en la industria.
El trabajo en la cabaña no es cosa de un rato: “Esto lleva años. Desde la selección genética hasta que se ve el resultado en un toro o una vaca. Pero siempre con el objetivo claro: que sirvan. Que las vacas paran sin problemas, que los terneros nazcan livianos pero desteten bien, que ganen peso como corresponde”, explica. Es decir, lo productivo está en el centro.
Aun así, Cassini insiste en que hay algo más. Que cuando los datos son buenos, muchas veces también lo es el animal a los ojos. “Es raro que tengan buenísimos datos y que el toro sea feo. Normalmente acompañan”, señala. No lo dice como un capricho estético, sino como una lógica integral: un animal sano, bien criado, bien conformado, también se ve bien. Y eso, en un remate, importa. “El animal que está en buenas condiciones también es estéticamente lindo. Y eso llama la atención de los productores cuando vienen a comprar”, asegura.
Mirá la entrevista completa con Patricia Cassini:
Para ella, todo eso tiene que ver con el equipo. Desde el genetista hasta el cabañero, desde quien carga los datos en los programas de evaluación hasta quien se encarga de la sanidad. “Somos un equipo. El resultado que se ve en los toros es el resultado de muchos que trabajan todos los días para que esto funcione”, dice.
Y de acuerdo a los datos, funciona. Porque los clientes vuelven. Y cuando vuelven, no solo buscan datos, también buscan ver ese animal que les gusta, que les rinde, y que, por qué no, sea lindo.
pero que vieja PLTD !! defina el concepto de “toro lindo””. si la belleza la midiera todo el mundo con la misma vara ud seria virgen
QUE AL OEDO QUE ESTAN POR DIOS!!! COMO SE NOTA QUE NO TIENEN NINGUN PROBLEMA IMPORTANTE!!! LO IMPORTANTE ES QUE EL TORO SEPA ENTORAR BOLUDA!!!