A nivel global se está viviendo el fenómeno de la pérdida de la ruralidad. Muchas personas que nacieron y crecieron en el campo deciden mudarse a la ciudad en busca de mejores alternativas.
Esto está siendo evidente también en Argentina, donde se acumulan las historias de personas e incluso comunidades enteras que han sido forzadas a tomar esa decisión.
Pero también pasa a la inversa. Los avances tecnológicos que en varias zonas permiten acceso fuentes de energía, en especial la eléctrica, y la llegada de las telecomunicaciones inalámbricas como internet y la saturación de los centros urbanos, hacen que en algunos casos la gente prefiera mudarse más cerca de las zonas rurales, e incluso dentro del mismo campo.
Un ejemplo de esto son las hermanas Wetzel, Liliana y Gloria. Son dos hermanas de un total de 5 mujeres “correntinas gracias a dios”, que decidieron volver al campo donde se criaron desde la infancia, allá cerca de Sauce, en el sur de Corrientes.
“Correntinas de ley. Si bien estamos en el límite con Entre Ríos, somos muy correntinas”, se presentan ante el micrófono de Bichos de Campo para contar su historia. La historia de cómo decidieron abandonar la ciudad para volver a las raíces, al campo. A las raíces correntinas, claro.
“Nacimos en el campo, somos la cuarta generación. Al campo lo hicieron nuestros bisabuelos, vivieron los abuelos y nuestros padres”, narran previo a contar que el origen de los Wetzel está en Europa. Pero a ellas les apasiona más hablar de Sauce, y su casa en el campo que está a 25 kilómetros del pueblo.
Si bien dialogamos con dos de las Wetzel, las 5 son productoras agropecuarias, y las 5 tienen una parte del viejo campo familiar: “Hoy hay cinco partes, o sea que hay cinco establecimientos diferentes. Por problema de educación nos fuimos del campo. Nacimos en el pueblo, pero todas las vacaciones, todos los fines de semana, era ir al campo. Después vinimos a la escuela, toda la semana a la escuela, cuando ya fuimos adolescentes costaba mucho, y después nos fuimos a distintos lugares. Con el pasar del tiempo volvimos al campo”.
Las Wetzel como buenas correntinas se dedican a la ganadería, bovina y ovina principalmente. También incursionaron en la nuez pecán, e incluso Gloria posee un coto de caza habilitado que administra como turismo rural y contribuye a la ruralidad, al arraigo en el campo.
Mirá la entrevista completa con Gloria y Liliana:
Recuerdan las Wetzel que la pandemia colaboró mucho para tomar la decisión de instalarse definitivamente en el campo, luego de años de vivir en grandes ciudades. Liliana desarrolló sus estudios y vivió en Paraná, mientras Gloria anduvo un poco más: “Durante 40 años no estuve acá. Tuve que salir para trabajar. Estuve en Entre Ríos, Misiones, etc. Con la pandemia decidimos volver con mi esposo a quedarnos en el campo, si bien algo antes se estaba gestando”.
Cuando las hermanas se criaron en el campo, no estaban las comodidades para instalarse, vivir y atender a las demandas laborales que existen hoy en día. Liliana recuerda: “Cambió muchísimo. Era el farol a querosene, la heladera también. No había electricidad, tampoco había gas, la cocina a leña. Íbamos hasta el pueblo en la vieja Estanciera. Ahí entrabamos las 5 hermanas atrás”.
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Por su parte, Gloria, la más viajera, asegura que nunca tuvo un mal recuerdo del campo mientras no estuvo: “Pasa que las cosas y la vida te lleva de caminos diferentes. Cuando pude disponer de mi tiempo a cierta edad decidí hacer lo que me gusta, que es vivir en el campo, ocuparme de las cosas que tenemos y es mucho más tranquilo. Ahora hay electricidad, hay WiFi en la casa, podemos trabajar en la casa. Mi esposo trabaja por teléfono desde el campo. No necesita más que eso. La tecnología también llegó al campo”.
Saludos para Arturito