En una campaña electoral que no ahorra en gastos, al candidato presidencial del gobierno, el ministro Sergio Massa, se le ocurrió que una buena manera de captar la atención de pequeños y medianos productores sería regalarles parte de los fertilizantes necesarios para empujar la producción de trigo y maíz en la campaña 2023/24. Al plan -inédito en la historia agrícola reciente- se lo bautizó Programa de Aporte de Nutrientes (Nutri 2023).
El anuncio fue realizado primero por las redes sociales del ministro candidato a fines de agosto. Y se materializó el 4 de septiembre mediante la Resolución 1280/2023. Allí se estableció un plazo de 10 días hábiles para que se inscribieran los productores que calificaban para recibir ese fertilizante caído del cielo (porque se trata de un regalo, no de un crédito). Pero como ese tiempo venció el 18 de septiembre y no estuvieron las planillas disponibles en la web oficial, fue necesario prorrogar los tiempos hasta los primeros días de octubre. Esto fue decidido por Resolución 336/2023, publicada ese mismo día, el lunes de la semana pasada.
Sin embargo, y a pesar de que están corriendo los plazos, el jueves 21 la Secretaría de Agricultura emitió un comunicado diciendo que el cupo de urea disponible había sido prácticamente agotado en solo 24 horas (el miércoles, cuando comenzó a funcional la planilla), ya que el 98% de la disponibilidad (29.316 toneladas sobre 30.000) ya habían sido adjudicadas entre 8.853 pequeños productores de trigo y maíz. Eso da un promedio de 3,3 toneladas por productor, lejos de las 5 toneladas que el propio gobierno había anunciado como tope.
A partir de allí hay dos tipos de productores:
- Los que estaban esperando ansiosos la apertura de las planillas de inscripción, conectados a Internet, y lograron acceder a una parte del cupo de la urea gratis.
- Los que tenían otra cosa que hacer, como por ejemplo sembrar maíz, no podían estar conectados a la web de AFIP, y cuando lo hicieron llegaron tarde, a pesar de estar en los plazos previstos.
Este último grupo de productores son la inmensa mayoría. El principal responsable de implementar esta iniciativa de Massa es el secretario de Planificación y Desarrollo Federal, el tucumano Jorge Neme, quien la presentó en conferencia de prensa junto al titular de Agricultura, Juan José Bahillo.
Allí , y luego en declaraciones radiales, Neme dijo con claridad que la entrega de hasta 5.000 kilos de fertilizantes alcanzaría -según la previsión oficial- para 32.000 productores de trigo y 44.000 productores de maíz. El cálculo surgía de las cifras de siembra registradas en el SISA en la campaña 2022/23. Aún suponiendo que muchos de ellos se repetían (porque sembraron tanto trigo como maíz), es evidente que con el cierre del cupo en 8.853 productores quedan al menos tres cuartas partes de los beneficiarios potenciales afuera.
Sin embargo, a pesar de que los plazos están vigentes y hay una mayor cantidad de interesados por recibir el fertilizante prometido, quienes se conectaron a la planilla oficial los días siguientes recibieron esta comunicación como única respuesta:
Bichos de Campo habló con productores en ambas situaciones: tanto los que habían podido ingresar como los que no pudieron hacerlo. En todos los casos, un agravante era que los centros de distribución de los fertilizantes en cada zona, que serán las sucursales de YPF Agro que decidieron acoplarse a esta operativo (porque no figuran todas las existentes) no tenían ni siquiera noticia de que iban a recibir una partida especial de urea para repartir gratuitamente entre los chacareros de cada zona. Es decir, las listas de beneficiarios no habían llegado todavía al territorio.
“Yo sé lo mismo que sale en la televisión. Algunos clientes han podido sacarlo y tienen el papel para poder retirarlo, pero a nosotros no nos llegó nunca la notificación para que lo entreguemos”, contestó el gerente de una filial de YPF Agro consultado. El propio Neme era quien había adelantado que el operativo de entrega del fertilizante se iba a hacer a través de la red agropecuaria ligada a la petrolera estatal, ya que la misma además es socia en Profertil, la principal abastecedora de urea para el mercado local.
Estar en la lista de 8.853 casos no garantizaba la felicidad ni mucho menos. Un pequeño productor de Oliveros, cerca de Rosario, que implantó 27 hectáreas de trigo que irán luego a maíz de segunda, y que por lo tanto debía recibir, según la letra fría de la resolución, el tope máximo de 5 toneladas (100 kilos de urea por hectárea, para un máximo de 50 hectáreas), relató sus peripecias:
“El miércoles pude hacer el trámite. Ahí ya está preestablecida por SISA las hectáreas. Yo tengo 27 de trigo (que ya está prácticamente perdido porque no llovió) y esas 27 serán sembradas luego con maíz. Entonces me tendrían que haber dado el máximo de 5.000 kilos, pero me habilitaron solo 1.800 kilos”, comentó. No tiene idea de cómo llegaron a ese cálculo.
De todos modos, como abajo había una inscripción que le aclaraba que la cifra asignada quedaba “sujeta a revisión”, este inquieto chacarero se comunicó con los responsables de la implementación de programa en la Secretaría de Agricultura. “Me contaron muy amablemente que a las 12 horas tuvieron que sacar la página parque se saturó, la volvieron a poner unas horas más tarde y en 24 horas se entregó todo el stock. También me aclararon que en octubre -cuando venzan los plazos- deberán sacar una nueva resolución. Es decir que se estudian todos los casos que entraron y recién ahí sale la resolución para hacer la entrega. Con suerte el fertilizante va a estar para diciembre”, relató.
Otro incordio es que los centros de distribución -una vez que estén anoticiados- no serán muchos. En su caso el más cercano le queda a más de 100 kilómetros del campo, y la 1,8 toneladas que le asignaron no le entra en la caja de la camioneta. Deberá hacer al menos un par de viajes. Para el productor, lo lógico hubiera sido enviar el fertilizante también a la amplia red de cooperativas.
Peor es el derrotero del segundo productor, que como estaba ocupado con otra tarea el miércoles, recién pudo ingresar a la web oficial el jueves, cuando ya era tarde y los cupos se habían cerrado. El hombre, del norte bonaerense, ya elevó una nota a las autoridades de Agricultura, pidiendo explicaciones por lo que es una evidente discriminación. En ningún lado de las resoluciones estaba establecido que la urea gratuita sería solo para los primeros que la solicitaran.
“Esperemos que ustedes como funcionarios públicos amplíen el cupo”, reclamó este chacarero a las autoridades. Cerca del secretario Bahillo, de todos modos, adelantaron a este medio que eso no estaba siendo considerado, y que solo se iba a asignar el remanente de 700 toneladas.
Esta encrucijada nos coloca frente a una situación bastante más que incómoda para el propio candidato Massa, que no solo está -en su alocada campaña electoral- regalando fertilizantes sino que además estaría pagando por esa urea un evidente sobreprecio de entre 20 y 30%, que además serán pagados a una empresa estatal, YPF Agro. Al menos eso es lo que surge de los pocos datos disponibles.
Hay dos visibles irregularidades en este proceso. Por un lado, que el programa Nutri 2023 no estaba contemplado en las previsiones presupuestarias del Ministerio de Economía, ya que nunca antes en la historia reciente de la Secretaría de Agricultura existieron iniciativas semejantes. Por eso, desde el vamos, el gobierno aclaró que este reparto de urea se costearía usando créditos internacionales. “Esta herramienta para los productores será financiada por el Banco Mundial a través de los programas AGRO XXI y Girsar y cuentan con una inversión de 45 millones de dólares”, dijo Neme según este cable de la agencia oficial Télam.
Esos planes están destinados a financiar obras y programas para minimizar el riesgo agropecuario y evitar impactos del cambio climático. No se conoce la opinión del Banco Mundial, que aporta los fondos, sobre la decisión apresurada de utilizar parte de los recursos en una compra de fertilizantes de claro tinte electoralista.
Luego, en la resolución que da origen a la iniciativa, fechada a fines de agosto y firmada por el propio Massa, se limita la suma de dinero “hasta la suma de dólares estadounidenses treinta millones (USD 30.000.000) a la adquisición de urea fertilizante para quienes resulten declarados beneficiarios/as, a cuya disponibilidad o agotamiento quedará supeditada la asignación de los beneficios individuales”, según reza el artículo 4°.
Agricultura, al cerrar el cupo, dio a entender que esos 30 millones de dólares ya se agotaron junto con el cupo de 30.000 toneladas de urea comprada a YPF Agro, pero jamás abrió los números. Como sea, salta a la vista que, si así hubiera sido, la compra del fertilizante se realizó a un valor de 1.000 dólares por toneladas, el cual es bastante elevado respecto de los valores del mercado tanto internacional como local.
El último informe de la consultora IF Ingeniería en Fertilizantes, que todas las semanas evalúa los precios y la disponibilidad de fertilizantes en el país, indicó que la semana pasada importar urea granulada a la Argentina costaba entre 445 y 450 dólares por tonelada, es decir menos de la mitad de los 1.000 dólares que habrían pagado las autoridades por el fertilizante de origen nacional. En tanto que para el productor “empezamos a ver mejores valores, de alrededor de 800 dólares de referencia mayorista”, aunque otras referencias de mercado hablaban de un valor cercano a los 650 dólares.