El Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) debe decidir la letra chica de una decisión política que fue anunciada la semana pasada por el vocero presidencial Manuel Adorni, pero que todavía debe ser instrumentada para hacerse efectiva: para permitir la importación y favorecer la libre competencia en ese mercado, se deben revisar las condiciones exigidas a la vacuna contra la fiebre aftosa que se aplican obligatoriamente en la Argentina. En esta discusión, el gobierno de Javier Milei encontró un aliado impensado en la Federación Agraria Argentina (FAA)
Esa entidad, en un comunicado, se pronunció a favor de poder utilizar para inocular los rodeos bovinos una vacuna bivalente semejante a la que utilizan los países ganaderos de la región, como Uruguay, Brasil y Paraguay, y que ha mostrado ser efectiva para controlar la enfermedad ganadera. La Argentina, en cambio, exige desde 2005 la utilización de una vacuna tetravalente (con protección para cuatro cepas), y esto es lo que ha generado un mercado cautivo -a salvo de la importación- favorable para los fabricantes nacionales, los laboratorios Biogénesis Bagó y CDV.
Luego de que los productores locales descubrieran, a partir de un estudio de la Sociedad Rural Argentina, que aquí los precios del insumo ganadero podían llegar a cuadruplicar los de los países vecinos, el laboratorio Tecnovax se decidió a mover la estantería y ofreció importar millones de dosis de la vacuna bivalente a mitad del valor. Esto incentivó la decisión “antimonopólica” del gobierno libertario, pero a la vez desencadenó un debate sobre si la flexibilización de las exigencias no podría ser lesiva para la situación sanitaria de la Argentina.
En este contexto se escuchó la voz de los federados: “Consideramos que, si la introducción de una vacuna del tipo bivalente ayudó a los países vecinos a poder declararse países libres de esa enfermedad, sin vacunación de manera parcial o total; de cumplir con los requisitos técnicos que garanticen la inmunidad de nuestro rodeo, no debería ser una situación preocupante. Tampoco debería generar la proliferación de cartas de opinión apocalípticas sobre el futuro de la producción”, indicó la entidad en un comunicado, aludiendo en este último caso a los laboratorios que se sienten afectados por la medida.
“Desde FAA consideramos que es importante poder dar pasos para mejorar las condiciones productivas de nuestro país, y creemos que este paso que se ha dado podría verse como una política sanitaria que avanza, analiza y busca reordenar los costos, para poder seguir implementando planes que mejoren el acceso a mercados por parte de nuestra producción”, agregó el pronunciamiento.
La entidad presidida por Carlos Achetoni, sin embargo, dejó en claro que esta desregulación en el mercado de la vacuna antiaftosa debería ser acompañada por una reformulación de los planes sanitarios, que deben tener objetivos más claros y metas más precisas. “Instamos a que los todos los actores responsables de nuestra ganadería, podamos dialogar y avanzar en acuerdos que digan qué, cómo y cuándo haremos una ganadería acorde a lo que nuestro país precisa”, destacó la Federación Agraria.