Los agroquímicos están en el centro de la mirada social usualmente debido a las denuncias de vecinos de zonas periurbanas, maestros de escuelas rurales o ambientalistas. Es poco usual que las quejas por la mala praxis surjan de otros productores. Pero es lo que sucedió en Córdoba, donde los horticultores incluso recurrieron a la policía para reclamar por un mayor control de las aplicaciones, ya que la “deriva” de agroquímicos muchas veces destruye sus cultivos.
Una gacetilla, en rigor, contó sobre una reunión mantenida por la Asociación de productores Hortícolas con las cuatro Patrullas Rurales de la policía de la provincia de Córdoba. “La misma nace por necesidad de los productores de hortalizas de poder prevenir los daños ocasionados por derivas de agroquímicos de máquinas que pulverizan grandes extensiones”, se informó sobre esa reunión realizada hace unos pocos días.
“Cada vez se repiten estos hechos con más frecuencia y los productores afectados ven destruidos sus cultivos. Hasta ahora las acciones realizadas son siempre con posterioridad y es necesario avanzar en prevenir estas situaciones”, razonó la información difundida por los horticultores cordobeses. Fue apuntando hacia esa mayor prevención que reclamaron la atención de las patrullas rurales. Les pidieron en concreto que constanten cómo se realizan las aplicaciones en los campos de soja o maíz ubicados “en cercanías de centros poblados o de quintas donde se pueden afectar las verduras”.
De esta curiosa reunión participó el comisario Miguel Atala, a cargo de la patrulla Rural Norte; el comisario inspector Martin Ferreyra, a cargo de la zona de los departamentos Rio Primero y San Justo; el comisario Marcelo Prado, encargado de la zona de Rio Segundo y Pilar; el jefe de compaña oficial principal Merlo, del cinturón verde Sur; y el oficial Pablo Vicente, del cinturón verde de Córdoba. También concurrieron varios productores afectados la temporada anterior para contar sus experiencias. El presidente de la asociación, Juan Perlo, y el ingeniero agrónomo Hernán Cottura, actuaron de moderadores.
Cuenta la gacetilla de los horticultores cordobeses que “los diferentes efectivos de las patrullas rurales se mostraron interesados en poder llevar soluciones ante este tipo de problemas”. Por si acaso, les dejaron copia de la Ley 9164 de uso de productos químicos o biológicos y un compilado con los datos más importantes sobre las aplicaciones: Requisitos básicos, vientos, herbicidas que producen daño, bandas toxicologías, etcétera. Además se les entregó copias de recetas fitosanitarias para que puedan conocer su conformación.
“Necesitamos que puedan parar las maquinas cuando están aplicando cerca de quintas y que se pueda certificar que está en regla la aplicación”, pidió Juan Perlo. “Además es necesario que la fuerza pueda registrar los datos básicos y que con ello se haga un acta constatativa”, a fin de que si esa aplicación luego deviene en daños a las verduras del vecino exista un documente que testifique sobre dicha aplicación.
Cottura explicó que “si bien muchas veces las aplicaciones están en regla, eso no garantiza que se hagan bien o que el contenido del caldo de las maquinas sea el que figure en la receta fitosanitaria”. A futuro, el agrónomo recomendó tomar muestras del contenido del tanque de las pulverizadoras y analizarlas para ver si realmente cumplen con lo especificado por el ingeniero agrónomo en la receta.