Jorge Cignetti es la quinta generación de productores en San Luis, pero vive en Río Cuarto, en el sur cordobés. Tiene el campo ubicado a 42 kilómetros de La Punilla, localidad puntana limítrofe con Córdoba. A pesar de que para llegar a su establecimiento no tiene que pasar por ningún pueblo ni estación de servicio, hace 6 meses que no puede entrar por las limitaciones que impuso el gobierno de los hermanos Rodríguez Saa en el marco de la pandemia.
“Desde el 20 de marzo pudo entrar una sola vez un sobrino. Desde entonces manejamos todo con una persona que trabaja en el campo y con un vecino que nos ayudó”, contó Jorge a Bichos de Campo. En marzo arrancó la cuarentena y como además “desde ese mes que no llueve”, todo fueuna pesadilla hecha realidad para la familia Cignetti.
La cuestión es que además de no haber podido monitorear las 2 mil hectáreas que maneja -en las que hace soja y maíz en siembra directa-, el fuego que se sigue propagando por esa región arrasó con todo.
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“Vivimos una situación muy caótica. Estamos indignados y preocupados por lo que ocurre. El jueves se nos quemó todo el campo y se quemaron los campos vecinos también de familiares, conocidos y amigos. Creo que se quemaron más de 10 mil hectáreas, todos campos productivos. Esto es un daño irreparable, una catástrofe”, describió el productor puntano.
Los Cignetti perdieron 2 bolsones de maíz, con 250 toneladas, por una valor de 5 millones de pesos. Pero esa fue solo una de las pérdidas, de las que se pueden recuperar con esfuerzo y ayuda financiera del sistema comercial.
La mayor pérdida fue la del suelo. “Lo más grave es la pérdida de cobertura. Este campo hace 25 años que está en siembra directa, sistema que revolucionó la siembra en Argentina. Lo más preciado que teníamos era la cobertura, que es la vida del suelo. Le sacás la cobertura y la muerte del suelo es total”, describió el productor afectado.
Cignetti se siente como un boxeador amateur peleando contra uno profesional. Sube al ring y lo muelen a piñas el clima, la macroeconomía y los políticos. Por eso la semana pasada decidió formar parte de los que protestaron en los límites de San Luis para forzar una reacción de los funcionarios que han bloqueado todo por el Covid, sin tomar reparo con las actividades económicas. El sábado se dictó una tregua de quince días para ver si Alberto Rodríguez Saá, flexibiliza finalmente el cerrojo con quienes trabajan en la zona.
“Creo que hay una fuerte degradación y decadencia política. Esta pandemia mostró la decadencia de estas cuestiones. Acá se ven cosas que eran inimaginables, que no pudiésemos circular libremente por ejemplo. Perdimos los derechos como personas que marca la constitución”, resumió Jorge.
Cignetti ejemplificó uno de los tantos maltratos de la política que sufrieron los productores y contratistas, entre ellos familiares que tienen campos vecinos al suyo: “Tengo familiares que ingresaron e hicieron la cuarentena de 14 días en un hotel de La Punta, pagaron 70 mil pesos y lo hicieron según el protocolo que luego después de muchos reclamos pasó a 7 días con PCR. Pero tampoco fue muy viable realizarlo”.
“Entonces se llegó a un límite, la gente está muy mal muy angustiada”, resumió.