Si Julio Cobos hubiera votado “sí positivo” y la Resolución 125 hoy estuviera vigente, la retención pagada actualmente por la soja sería de 30,2%, unos puntos menor que el furioso 33% que está aplicando el gobierno de Alberto Fernández, en acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y ante la mirada pasiva de la sociedad.
Este ejercicio, lejos de querer mostrar que aquel engendro inventado por Martín Lousteau era bueno, lo que intenta señalar es que a 12 años de aquel fuerte conflicto, los productores siguen padeciendo una confiscación importante de sus ingresos por vía de los derechos de exportación.
Muestra que nada ha mejorado para quienes producen, a pesar del paso de los años.
La soja de 2008 cotizaba por arriba de los 520 dólares, y por eso la alícuota móvil que proponía aplicar el gobierno de Cristina Kirchner arrancaba en marzo de 2008 en el 44%. Hoy el precio internacional ha caído en cerca de 200 dólares por tonelada. El cálculo de que hipotéticamente la retenciones a la soja sería de 30,2% se estima con un valor FOB cercano en la actualizada los 320 dólares por tonelada. La consultora EconoAgro publicó la famosa tablita de las retenciones móviles, para que muchos pudiéramos hacer este ejercicio.
Peor todavía. Muchos costos se han ido a las nubes en comparación con el escenario de doce años atrás. Un buen ejemplo es el del control de malezas resistentes. Además ahora hay una inflación galopante y se ha avanzado hacia un esquema de “desdoblamiento cambiario” que lesiona todavía más los intereses de los productores.
En definitiva, el gran problema es que después de descontar el 33% de retenciones vigentes desde hace una semana, y que equivalen a un descuento de 110 dólares por tonelada de soja que van a parar al Fisco, al productor le quedan en el bolsillo unos 200 dólares y un puchito. Con eso tiene que salir a pagar los insumos necesarios para la producción, los contratistas, al dueño del campo (entre 60 y 70% de la superficie sojera se hace bajo arrendamiento), los fletes y otros costos de comercialización. Y si le queda algo, cambiar la Hillux tan pecaminosa, para poder entrar al campo.
Desde el escritorio del funcionario, donde rara vez piensan en lo que le sucede al productor, las cosas también son peores, porque el ingreso en dólares que obtiene el Estado aplicando las retenciones a la soja también ha mermado debido a la caída del precio internacional y a pesar de que la presión sobre el productor ha crecido en términos absolutos, salvo en un corto periodo de tiempo durante el gobierno de Mauricio Macri.
De todos modos, se estima que la soja dejará en las arcas del Fisco unos 6.000 millones de dólares este año, si finalmente se confirma una cosecha de 53 o 54 millones de toneladas y la presión fiscal sobre el cultivo sigue siendo como ahora, más alta incluso que en los tiempos de la Resolución 125.