Contexto: La agricultura pampeana es muy particular, ya que en la mayoría de los casos no son los dueños de los campos quienes se ocupan de hacer el trabajo sino que hay un elevadísimo porcentaje de tierras que son alquiladas. Habrá que esperar los resultados del próximo Censo Agropecuario 2018 para saber el detalle, pero se estima usualmente que entre 60 y 70% de los lotes agrícolas están bajo arrendamiento.
El alquiler, así, se transforma en un costo relevante en los balances de los productores reales, el sujeto productivo que más nos interesan a los Bichos de Campo. La mayoría de las veces, el tipo que asume casi todos los riesgos del negocio tiene que asignar a la variable “tierra” más dinero del que finalmente le queda como ingreso, y no como ganancia, en su propio bolsillo.
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La Bolsa de Córdoba es una de las pocas entidades del sector que se dedica sistemáticamente a medir esta variable, pese a la alta importancia que tiene el valor del alquiler en la ecuación de la agricultura. Lamentablemente lo hace solamente en su territorio de influencia y no hay mediciones similares en otras zonas agrícolas. Pero la provincia de Córdoba es una gran productora de soja y maíz, y por lo tanto este trabajo ofrece un buen indicador de lo que sucede con los arredamientos.
Estamos a pocas semanas del arranque de la siembra de granos gruesos y la BCCBA lanzó su primer relevamiento sobre el valor de los alquileres (en octubre volverá a preguntar si finalmente se consolidaron estos niveles). El resumen del trabajo es que “el arrendamiento agrícola promedio en la provincia de Córdoba para la campaña 2018/2019 se estima en 10 quintales de soja por hectárea”. Esto es 1 tonelada de soja.
¿10 quintales de soja? ¿Es mucho? ¿Es poco? Como parámetro inicial diremos que dos años atrás (saltamos el año pasado porque hubo una fuerte sequía), el rendimiento promedio de una hectárea de soja en Córdoba osciló entre 32 y 35 quintales. Esto confirma que el valor de los alquileres es un dato crucial, pues se lleva casi 30% de la producción, más incluso que las retenciones, que en la actualidad se ubican en el 26%.
Estos 10 quintales que se piden ahora son, según el informe de la Bolsa mediterránea, medio quintal menos, o cerca del 5%, respecto de la campaña anterior. Veamos la evolución histórica reciente de los alquileres:
La Bolsa indica que “en dólares la caída sería más acentuada como consecuencia del menor precio esperado a cosecha de la oleaginosa, estimándose el alquiler promedio en 270 dólares por hectárea”. Esto es un retroceso del 15% en relación al año anterior. Pero no es una buena noticia para nadie, porque responde a condiciones macro que no benefician ni al productor ni al dueño de la tierra.
Para la Bolsa de Cereales cordobesa, la leve caída en quintales “se relaciona a la fuerte sequía que atravesó la producción agrícola en nuestra provincia que implicó la pérdida de casi 11 millones de toneladas por un valor de 3.200 millones de dólares, generando dificultades financieras a un gran número de productores”.
“Esta situación condiciona el valor de los arrendamientos ya que, si bien las perspectivas económicas para el sector agrícola en la próxima campaña son positivas, limita la capacidad de pago de los arrendatarios, lo cual se reflejó en una demanda más cauta de lotes agrícolas durante las últimas semanas”, se explicó.
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Uno debería imaginar que frente al cachetazo que el clima la dio a la cadena agrícola el año pasado, los alquileres deberían tender a compartir los riesgos entre quien produce y quien logra una renta de su campo. Pero según el trabajo sucede todo lo contrario. “Al igual que el año pasado se observa una fuerte caída en contratos a porcentaje frente a la opción de quintales fijos. Los contratos a porcentaje relevados son, en promedio, al 30% sobre el valor de rendimiento obtenido”.
Quizás la única muestra de solidaridad de los dueños de la tierra con sus arrendatarios es que ahora se sumaron al plan “Ahora 12”. Es chiste. Pero la BCCBA indicó que “una de las novedades de esta campaña es el aumento notable de contratos donde los pagos se realizan en cuotas de manera mensual, bimestral o trimestral”.