Tras meses de negociaciones, este fin de semana el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, confirmó que Estados Unidos y China llegaron a un preacuerdo que involucra la exportación de minerales de “tierras raras” y el compromiso de reanudar la compra de soja estadounidense.
Se espera que el sello definitivo lo pongan los mandatarios de ambos países, Donald Trump y Xi Jinping, en la reunión bilateral que llevarán a cabo el próximo jueves 30 de octubre. En el mercado de granos crece la expectativa por la demanda del gigante asiático, que compraría unas 10 millones de toneladas como muestra de buena voluntad. Sin embargo, anticipan que el aumento de precios no impactará notablemente en Sudamérica.
Las condiciones que motivaron este acuerdo fueron las presiones mutuas. Ante la posibilidad de que China aplicara controles globales a la exportación de tierras raras, Trump prometió duplicar los aranceles sobre los productos del gigante asiático desde el 1 de noviembre. Ambas medidas se pondrán en “stand by” a partir del encuentro del próximo jueves.
Lo concreto es que, como contempla la reanudación de la compra de soja estadounidense por parte de China, se espera que esta noticia tenga un impacto concreto en las tablas de Chicago. Así lo evaluó el último informe de Agroperspectivas, que elabora el consultor Dante Romano.
En lo inmediato, la reanudación de la compra de soja a Estados Unidos no es en absoluto positivo para Argentina, que ha sido, a lo largo del año, uno de los principales proveedores para la potencia oriental. Esa caída en la demanda sudamericana, detalló Romano, probablemente oficie de paliativo a la mejora en los precios en el mercado estadounidense, por lo que aquí no podremos sacar provecho.

También es cierto que la demanda china, que se estima en unas 10 millones de toneladas, llega cuando los “farmers” están empezando a enviar su cosecha al mercado. A la espera de este acuerdo bilateral, muchos guardaron sus granos, un factor que ayudó a mantener los precios elevados y que, por ende, hará que la suba en Chicago no sea tan marcada.
Además, este movimiento comercial coincide con la baja disponibilidad de productos sudamericanos, que vuelven a ingresar al mercado en febrero. Un factor que ayudará a que China reanude sus compras rápidamente son los números que ya baraja Brasil, donde se espera una cosecha récord de casi 180 millones de toneladas de soja.
Fuerte suba del precio de la soja en EE.UU. ante un “combo” de noticias alcistas procedentes de Asia
A la vez, esto se combina con un factor local: las elecciones legislativas. Naturalmente, eso operó como un factor de enfriamiento sobre el mercado granario local, por la búsqueda de cobertura y las expectativas de devaluación que no se concretaron pues, tras un triunfo notorio del oficialismo, el dólar abrió a la baja.
Según analizó Romano, lo esperable es que, tras semanas de buenos precios en la soja, producto de la demanda China y por el incentivo que provocó la eliminación temporal de retenciones, “los precios locales no registren cambios o incluso bajen algo”.
Ubicados entonces al margen de lo que suceda entre las principales potencias mundiales, los productores locales ya ponen sus expectativas en las proyecciones que arrojan las campañas de sus principales granos.

“Se está operando como si los derechos de exportación estuvieran más cerca de 17% que de 25,6%”, explicó Romano respecto a la soja, pues sostiene que “los valores cercanos a 310 están muy por encima del precio que podría convalidarse en mayo”, y adelanta que podrá haber una caída en ese sentido.
En paralelo, para cubrir los volúmenes de exportación declarados durante el programa de retención cero, se necesitarían sumar unas 3 millones de toneladas extra. Aunque eso podría operar como un sostén para los precios actuales, el consultor relativiza su efecto, pues aclara que “las DJVE se pueden cumplir con un 90% del tonelaje declarado, normalmente a esta fecha sigue entrando algo de soja paraguaya, y que en el mercado a término hay contratos abiertos por algo más de 1 millón de toneladas”.
Tras la campaña invernal, se esperan unas 23 millones de toneladas de trigo, que se combinan además con una elevada producción en Estados Unidos, Rusia y Australia. “Sin embargo, los bajos precios están estimulando las compras y, dentro de esos bajos precios globales, los de Argentina resultan especialmente bajos”, evaluó Romano en su informe.
Aunque la comercialización aún avanza a paso lento, lo esperable es que entre noviembre y enero se le ponga precio a unas 6 millones de toneladas. “La logística podría convertirse en un problema”, adelantó el consultor, ya que esas ventas coincidirán con un aumento en los embarques de soja, producto de las DJVE anotadas durante el breve período de eliminación de retenciones.

Por el lado del maíz, las condiciones climáticas y la baja incidencia de plagas -sobre todo, la chicharrita- fueron favorables para la siembra temprana, a tal punto que las estimaciones de Agroperspectivas es que será una de las mayores de la “historia reciente”.
A futuro, se proyectan una 57 millones de toneladas que se sumarán al remanente de la anterior campaña, lo que a priori no es alentador para los precios.






ESPERO DINVERAMENTE QUE SE FUNDAN HIJOS DE PUTA SORETES