A Daniel Costamagna le brillan los ojos cuando le toca hablar en su rol de productor ganadero: junto a su hermano, y siguiendo una tradición que viene de su abuelo, el ministro de la Producción de Santa Fe nos cuenta que logran producir un novillo Braford “muy joven y de gran terminación” que es muy requerido por el mercado, y que lo hacen bajo un esquema sustentable. “Es muy interesante porque trabajamos con altas cargas (más de 1.200 kilos de carne instantánea) y con una producción de carne pastoril, con silo de maíz y granos, de 700 kilos. Es un sistema que puede competir perfectamente con la lechería y los granos”, se entusiasma.
Pero Costamagna es también el funcionario. Y ese entusiasmo que muestra como productor se convierte en prudencia cuando debe comenzar a contestar las preguntas vinculadas a su rol como ministro productivo santafesino, en especial cuando se refieren a la difícil relación que tienen el gobernador Omar Perotti y su equipo con ciertas decisiones políticas que emanan de Buenos Aires.
-Debe ser complicado, sabiendo de agro como sabés, digerir algunas decisiones del gobierno nacional… Santa Fe tiene el principal polo exportador de carne vacuna, con cupos. Ahora vino el manotazo a la industria aceitera, que también está radicada en Santa Fe.
Costamagna traga saliva y se mentaliza antes de responder. Está más que claro que la orden de Perotti es tratar de conservar siempre la caballerosidad y no elevar el tono de voz, aunque haya que establecer algunas diferencias. De todos modos, en medio de tanta corrección, los palazos a la gestión nacional no tardan en llegar.
“En el caso de la carne se ha trabajado mucho y el desafío es que si en 2021 se exportaron 750 mil toneladas equivalentes res con hueso, se pueda llegar a la misma cantidad exportada este año. Siempre lo que uno pide es previsibilidad, para todo. Porque en la medida que las empresas tengan reglas claras, el productor también las tiene y puede proyectar. Yo te hablaba de un esquema productivo que tiene que ver con eso. Si vos hoy te equivocas tomando una decisión, los costos los vas a pagar de aquí a tres o cuatro años y eso es delicado. Por lo tanto creo que es fundamental tener un ámbito de trabajo donde confluyen las provincias y todos los actores y donde se busque un esquema de crecimiento. Hoy tenemos una ganadería estancada y es fundamental producir más carnes. Para eso necesitás señales de largo plazo. La Argentina tiene una oportunidad enorme.
Primer palazo al gobierno nacional casi imperceptible: no se pueden cambiar las reglas de juego para la ganadería todos los días.
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Otra diferencia surge de inmediato en la charla: Costamagna cree que aunque lamentable, la guerra entre Ucrania y Rusia es una opotunidad más que una amenaza para la Argentina. Allí enumera un montón de cosas que le quedan por hacer a la provincia para agregar valor y salir a exportar a un mundo que está demandando. “Todo esos proyectos necesitan reglas claras, previsibilidad y sobre todo federalismo en la decisión”, insiste.
-¿Cómo imaginan ese marco de consenso más amplio, y que no se maten entre líneas internas del gobierno nacional porque los platos rotos los pagan acá en la provincia?.
-No nos podemos dar ese gusto. Las decisiones tiene que ser consensuadas, tienen que ser federales y por sobre todas las cosas tienen que estar los actores, se debe trabajar en cada cadena de producción. Si el problema es el costo del pan trabajemos sobre la cadena del trigo, pero fundamentalmente en los extremos: estimulemos la producción y por otro lado trabajemos con el consumidor.
Segundo palazo a la política nacional, sin que casi se note: El ministro expresó un rechazo concreto a la decisión del secretario de Comercio, Roberto Feletti, de crear un fideicomiso para compensar los precios de la bolsa de harina que va a las panadería.
“No nos pareció bueno el abordaje del problema en la mitad de la cadena, pero ni siquiera por una cuestión política sino por sentido común. En la época de las compensaciones (en referencia ala ex ONCCA del gobierno de Cristina Kirchner) perdía el productor y perdía el consumidor”, recordó el funcionario.
Costamagna pone de ejemplo como una política alternativa a este tipo de subsidios la tarjeta alimentaria que diseño la Provincia, Billetera Santa Fe, que reintegra el 30% de cada compra que hagan los santafesinos por esa vía. “Lo podemos hacer a nivel nacional”, invita, a tono con lo que proponen las entidades rurales sobre que se debe subsidiar el consumo de quien lo necesita.
-Ese fideicomiso se financiará con el dinero que surgió de quitar el diferencial de retenciones al complejo sojero. ¿Pero esa no es desestimular el valor agregado en una industria bien arraigada a esta provincia? Y encima en plena campaña, antes del inicio de la cosecha…
-El 85% de las exportaciones de harinas y aceites sale de nuestros puertos y tenemos una capacidad ociosa en esa industria del 40%. Yo creo que el camino va por el estimulo. Pero lejos de la polémica, vamos siempre por la propuesta. Creemos que esto fue un abordaje equivocado. Hay que resolverlo trabajando fuerte en os temas inflacionarios, y estamos dispuestos a ayudar en eso, pero hay que trabajar cuidando fundamentalmente a toda la cadena, y en esto los procesos industriales son claves.
Tercer palazo y van… Ya empieza a notarse.
Costamagna también toma distancia del presidente Alberto Fernández y de su ministro de Agricultura, Julián Domínguez, quienes presentaron la suba de dos puntos en las retenciones al aceite y la harina de soja como una medida inocua para el productor. Para el ministro de Producción de Santa Fe, estos retoques de las alícuotas “se trasladan hasta el productor. Quien dice que dice lo contrario está equivocado”.
“Esto no es perjudicar a diez exportadoras sino a miles de productores. Ese poder de compra que tienen las agroindustrias lo trasladan hacia el productor y eso posibilita que al productor le lleguen una mangos más, y eso lo invierte acá, termina en estas máquinas”, dice Costamagna redondeando la idea.
Cuarto palazo ya sin disimulo. La distancia está clara aunque en Santa Fe han decidido nunca perder la compostura ni dejar de lado la caballerosidad. “No hay lugar para peleas fuertes. Tenemos que traccionar esto desde el pragmatismo, el trabajo y del federalismo. estamos dispuestos a acompañar”, relaja el ministro.