La Provincia de Buenos Aires cuenta con 30 Centros de Educación Agraria (CEA) en todo su territorio, cuyo objetivo es brindar educación no formal a productores y estudiantes vinculados al sector. Allí se brindan cursos certificados, gratuitos e itinerantes, relacionados al área productiva en la que se encuentren. En el distrito de Ayacucho se encuentra el CEA número 12, cuyo expertise es la ganadería siendo su área de influencia la Cuenca del Salado.
-¿Cómo se organiza el trabajo en este centro?
-Lo que hacemos son capacitaciones cortas orientadas a un entramado productivo. Nuestra mayor oferta está vinculada a la ganadería, pero eso no quiere decir que no tengamos otra oferta. El objetivo que se busca es que los productores vayan adoptando tecnología y mejorando la productividad. Es totalmente gratuito y hay más de 200 cursos homologados en la provincia con certificaciones oficiales- conto a Bichos de Campo Facundo Arregui, técnico agropecuario y director del CEA número 12.
Es así que la extensa currícula disponible –organizada entre Arregui y Jonás del Dago, profesor de educación técnica profesional- incluye desde el manejo de majadas, la esquila y el hilado artesanal, hasta la manipulación de alimentos, la elaboración de conservas, el trabajo de auxiliar apícola y la producción apícola en su totalidad.
Dado que también está destinado a estudiantes universitarios, terciarios y de escuelas secundarias –ya que pueden acceder jóvenes a partir de los 16 años- de toda la provincia, en el CEA se realizan además distintos ensayos productivos que son utilizados por los alumnos como prácticas profesionales.
Siendo coordinadores de la Mesa Ovina Mar y Sierra –integrado por el INTA Balcarce, el INTA Cuenca del Salado, la Facultad de Tandil y la de Mar del Plata-, y estando vinculados a la Mesa COPRET (Consejo Provincial de Educación y Trabajo) que coordina el municipio y que tiene presencia de entidades como Federación Agraria y la Sociedad Rural de Ayacucho, el CEA se encuentra nutrido de numerosas matriculas para ejercer esta educación no formal.
Todo esto puede llevarse adelante gracias a las robustas instalaciones con las que cuenta el Centro, ubicadas en un predio de más de 100 años dentro de la Colonia Ortiz Basualdo, que fue donado exclusivamente para llevar adelante tareas de educación de las familias rurales.
Así, este CEA tiene 22 hectáreas de campo natural –trabajadas bajo un sistema agroecológico-; un rodeo ovino de 100 madres, además de las crías y los carneros, distribuidos entre las razas Textel, Frisón y Dorper; un tambo ovino con una pequeña sala de producción de dulce de leche y quesos; un lote de 10 vaquillonas Angus; un área de equinos para realizar equinoterapia, y un espacio para el trabajo con lanares.
“Por año recibimos entre 800 y 1000 alumnos que realizan jornadas o cursos completos, y certificamos alrededor de 600 alumnos en las distintas capacitaciones”, afirmó Arregui.
El predio tiene además un espacio para hospedar a los alumnos que estén de visita por varios días. Recientemente recibieron la visita de una comitiva de 30 estudiantes de la Universidad de Buenos Aires, que realizaron distintas capacitaciones en el lugar.
Algo que también robustece al trabajo de esta institución es su vinculación con la comunidad, y con diferentes cabañas y productores agropecuarios de la zona. Uno de los lazos más antiguos es con la Familia Plumet, de la Estancia “La María Luisa” de Coronel Vidal, quienes realizaron en 2019 la donación de cuatro ovejas y un carnero de la raza Textel.
“Más allá del aporte de animales, es un aporte económico. Ellos tienen una selección de animales de más de 50 años. Los años y la genética que hay ahí valen mucho más que la plata. Un aporte de esas características en una institución educativa puede lograr capacitar en lo pedagógico y lograr en lo productivo un premio. Logramos un borrego Reservado de Campeón en su categoría”, relató Arregui.
Y fue otra donación, esta vez del INTA Ayacucho, la que les permitió realizar junto a esa institución un ensayo de engorde de corderos al pie de la madre. Luego de recibir alimento balanceado, comenzaron a trabajar en el mejoramiento de ganancias de pesos en las distintas razas, cuyos resultados serán luego analizados por el INTA.
“Siempre los ensayos están mirando lo pedagógico. Lo que buscamos es que el productor en esta acción vea que ventajas puede tener, que los pueda venir a ver, que pueda venir a las pesadas como hacen los alumnos, trabajar en la majada y que vea ese proceso productivo y el agregado que se le puede dar”, remarcó el director.