Chile exporta muchas más proteínas cárnicas que la Argentina a pesar de tener un territorio productivo sustancialmente inferior. Parece increíble que una raquítica porción de superficie cordillerana le pueda ganar por goleada a la pampa húmeda.
En 2021 las exportaciones chilenas de pescados cultivados (salmones y truchas) y de carne porcina, aviar y vacuna sumaron 6523 millones de dólares, mientras que las ventas argentinas de carnes animales (vacuna, aviar, porcina y ovina) fueron el año pasado de 3405 millones de dólares. ¡Una diferencia del 91%!
Chile logró aprovechar la nueva coyuntura agroalimentaria global. Al tener un Tratado de Libre Comercio (TLC) con China y EE.UU., tiene arancel cero para ingresar proteínas cárnicas a sendos mercados, que son los mayores compradores de alimentos del mundo. En total cuenta con 18 TLC, el último de los cuales, con Brasil, entró en vigencia en enero de 2022.
El salmón, una industria que no existía cuatro décadas atrás, es actualmente el tercer producto más exportado del país, por detrás de los concentrados y los cátodos de cobre. Frente a las recurrentes quejas por el excesivo uso de antibióticos en esa industria, las empresas del sector realizaron un acuerdo con una ONG (Monterey Bay Aquarium) para comprometerse a reducir en un 50% el uso de esas medicinas para el año 2025. Y se incrementaron los monitoreos para evitar situaciones de contaminación en las costas.
La ironía es que, como Chile no se autoabastece de maíz y harina de soja, debe importar buena parte de esos insumos para producir carne porcina y aviar, además de salmones y truchas. Y la Argentina es el principal proveedor de esos recursos.
La segunda gran ironía es que Argentina podría aprovechar su gigantesca producción de granos para transformarse en un gran productor y exportador de salmones en Tierra del Fuego, pero la Legislatura de esa provincia sancionó en 2021 una ley que prohibió la salmonicultura industrial, es decir, la única actividad viable que podría tener esa jurisdicción junto con el turismo.
Sin embargo, los fueguinos no tienen problema alguno en esquilmar al resto de los argentinos con artículos digitales y electrodomésticos de calidad dudosa a precios exorbitantes, algo posible gracias a la protección del régimen de promoción industrial vigente en Tierra del Fuego.
El gobierno de Alberto Fernández, mientras se ocupaba el año pasado de restringir las exportaciones de carne vacuna, también procedió a extender hasta el año 2038 el régimen de promoción fueguino que beneficia a unas pocas familias y perjudica a la mayor parte de los argentinos. Y el ministro de Economía Martín Guzmán, según el proyecto de Presupuesto Nacional 2022 que envió al Congreso, planea destinar este año más de 220.000 millones de pesos (casi 2000 millones de dólares al tipo de cambio oficial) para financiar dicho régimen a pesar de que el Estado argentino está virtualmente quebrado.
El de las proteínas cárnicas es el espejo más crudo para observar el potencial productivo desperdiciado en la Argentina. Pero no es el único. En 2021 Chile exportó cerezas por 1807 millones de dólares, mientras que las ventas externas de todas –todas– las frutas frescas argentinas generaron divisas por 761 millones de dólares. Las colocaciones chilenas de uvas frescas, vino y mosto (2889 M/u$s) fueron el año pasado superiores a las ventas externas argentinas de poroto de soja (2328 M/u$s).
Podríamos seguir con varios rubros más. Y en todos los casos veríamos que, lejos de acciones para promover el desarrollo y la generación de empleo genuino, los emprendedores de las diferentes regiones productivas argentinas se encuentran con una gran máquina de impedir cargada de impuestos, regulaciones y déficits crónicos de infraestructura, además de un cambio constante de las reglas de juego.
Chile logró terminar el 2021 con exportaciones de bienes totales por 94.705 millones de dólares y un saldo comercial favorable de 10.899 millones. La Argentina, en tanto, cerró el año con ventas externas por 77.934 millones de dólares y un superávit comercial de 14.750 millones, el cual se logró en gran medida gracias a un cúmulo de restricciones regulatorias y cambiarias diseñadas para restringir las importaciones, buena parte de las cuales comprenden bienes indispensables para el normal funcionamiento de diferentes sectores de la economía (que por no contar con todos los insumos que necesitan obviamente no están funcionando normalmente).
Debido a una inadecuada distribución del ingreso, que generó broncas acumuladas por décadas en los estratos sociales medios y bajos, Gabriel Boric llegó a la presidencia de Chile y con él se presenta la posibilidad de que el país comience a tomar el camino iniciado por la Argentina décadas atrás.
Si Boric logrará o no promover una sociedad más equitativa en términos de ingresos sin destruir las fuentes de generación de riqueza, solamente el tiempo lo dirá. Por lo pronto, seguir el ejemplo argentino no parece ser la receta más recomendable si se observa el creciente nivel de pobreza que fabrica el país década tras década.
El titulo de la nota seria: la evasion en argentina del sector agricola ga nadera es tan grosero que chile nos supera en lo registrado como ecportacion ¡¡