Las pocas personas que saben cómo funciona el laberíntico negocio de la carne vacuna en la Argentina y a la par entienden algo sobre impuestos (intríngulis mucho más complejo todavía), afirman que el talón de Áquiles de la ofensiva del gobierno macrista contra la evasión y la competencia desleal en la cadena ganadera se ubica en el minorista, las carnicerías.
En rigor, muchos de los matarifes que manejan el principal mercado de la carne bovina (que no es China sino el conurbano bonaerense) han dado muestras de querer blanquear su actividad y aceptaron el sistema de anticipos antes de la faena. Pero ya varias veces han amenazado con patear el tablero y volver a las sombras debido a que las carnicerías no aceptar recibirles una media res si ésta llega acompañada de la correspondiente factura.
Ya que estamos aquí y hablando de esto, no queremos dejar de recomendar que busquen y miren la película “El Patrón, radiografía de un crimen” de Sebastián Schindel, con la interpretación de Joaquín Furriel. Ofrece pistas de cómo funcionan algunas cosas en el mundo de las carnicerías bonaerenses.
Volvamos a la nota. En el contexto antes mencionado hay que leer la entrelínea de la información que llega desde el gobierno de la Provincia de Buenos Aires, que no siempre ha aparecido alineado en esta estrategia junto a la AFIP y a la Dirección Nacional de Control Comercial Agropecuario del Ministerio de Agronidustria. Esa información da cuenta de que ARBA, la agencia recaudadora bonaerense, tiene a un millar de carnicerías entre ceja y ceja. En la mira, como se dice.
Ver: Un intento de Arba para blanquear a las carnicerías bonaerenses
¿Cuál es el motivo de este aviso de ARBA a los minoristas de la carne? Que esas carnicería no están inscriptas en Ingresos Brutos (IIBB), un impuesto provincial que de todos modos, en el nuevo sistema, viene enganchado con el sistema de pagos anticipados de IVA que puso en marcha el gobierno nacional. En rigor, según los matarifes, los carniceros no aceptan facturar justamente para no hacer frente a este tributo, que tiene sobre ese eslabón una tasa de 1,75%.
“En todos los casos, ARBA tiene información que están ejerciendo la actividad sin tributar al fisco, por lo que profundizará paulatinamente la fiscalización en cada uno de los domicilios y, en caso de corresponder, suspender las actividades y cerrar provisoriamente los establecimientos de venta minorista de carne hasta que regularicen su situación”, fue la advertencia que lanzaron los sabuesos de María Eugenia Vidal.
Las fuentes precisaron que del millar de carnicerías hay 775 locales que corresponden al área metropolitana y 211 al interior de la provincia. Según los cruces de datos que realizó ARBA, las carnicerías en infracción se encuentran principalmente en La Matanza (75 casos), Lanús (47), Quilmes (44), Lomas de Zamora (40), La Plata (39), Almirante Brown (38), Tres de Febrero (34) y Avellaneda (30), entre otros partidos.
Ver: Arba mete presión a los frigoríficos y matarifes, que mascullan bronca
La ofensiva de ARBA, como se explicó, forma parte del paquete de medidas que buscan formalizar la actividad del sector cárnico. Estas se pusieron en marcha en 2017, a partir de un acuerdo con AFIP en el que se estableció un régimen unificado de pago a cuenta de los impuestos sobre los Ingresos Brutos e IVA, que actúa como condición necesaria para que los contribuyentes del rubro puedan acceder a la habilitación de faena desde la ex SUCCA.
La agencia bonaerense, por su lado, estableció la obligatoriedad de que frigoríficos, matarifes y otros intermediarios que efectúan ventas a mayoristas y minoristas realicen percepciones en nombre del fisco provincial, que sirven como pago a cuenta de IIBB. Este es uno de los puntos más cuestionados por los operadores que quieren blanquear. Y el que motiva que muchas carnicerías no acepten trabajar en blanco.