En la provincia de Salta, el productor Sergio Parra se las rebusca produciendo cultivos regionales y alternativos a los extensivos. Afirma que le dejan una renta mayor y así compensa la falta de escala. Este productor del Valle de Lerma maneja una superficie reducida, por eso hace el tabaco tan tradicional en la zona, pero rotando con la chía (un cultivo ancestral) y el anís.
Estos últimos dos cultivos son un complemento necesario para la finca de Parra, cuya actividad principal es la tabacalera. El esquema es el siguiente: “Planto tabaco, lo saco en abril, preparo el suelo, siembro anís, que cosecho en noviembre; dejo dos meses el suelo libre hasta a enero y entonces siembro la chía, y luego vuelvo con el tabaco que entra cada dos años en el lote”.
Parra contó a Bichos de Campo que está en plena cosecha del tabaco en un año muy particular porque se suman los problemas económicos de la Argentina, los de la pandemia y el mal clima que complicó también a la región del NOA.
Ahí cosechando , difícil por qué está toda la hoja rota , vamos a hacer dos cortes en estos días uno y en unas semanas lo pelaremos . Este corte es el que va a salir más roto pic.twitter.com/BgoYkj1kHc
— Sergio Parra (@sergcer) January 21, 2022
“Hoy en mi zona la situación es complicada por la pandemia. El tabaco de por sí como economía regional es complicada. Tenemos una inflación muy alta, los jornales aumentaron 50% en una producción en la cual eso implica el 70% del costo, pero además el dólar oficial está bastante estable y entonces no sube el precio. Sumado a eso hay muchos casos con Covid, llevo dos semanas con sólo el 50% del personal y eso nos agarra en plena cosecha, hay que desflorar y hacer muchas tareas, eso es lo que más complicado nos tiene”, explicó.
Escuchá la nota a Sergio Parra:
Atrás del tabaco Parra tenía pensado hacer chía, como se explicó antes, pero “ya estoy en fecha de siembra y no tengo humedad”.
El productor salteño contó cómo se producen estos cultivos alternativos al tabaco. “El manejo de la chía es como un cultivo extensivo, parecido a la soja y maíz. La siembro en directa sobre el rastrojo de anís, previo barbecho, y no tiene mayores problema, es bastante noble, se aplican herbicidas pre-emergentes y se cosecha con cosechadora de soja con algunas adaptaciones, porque es un grano muy chiquito”.
Pero el anís requiere de otro manejo: “Se hace con agricultura convencional. Saco el tabaco, tengo que pasar la rastra y cortar los palos que quedaron, se siembra con una máquina que se usa para que ralle el suelo, dejando un surco para que se lo pueda regar porque en invierno aquí no llueve”. Habitualmente se lo riega cuatro veces a este cultivo y se aplican cerca de 400 milímetros en todo el ciclo. En tanto la cosecha se hace con la misma máquina que la soja y el maíz”.
Parra también contó cómo comercializa estos productos. El anís se destina al consumo interno a través de la empresa La Virgina mayormente, aunque también se negocia con a molinos pequeños o dietéticas y panadería. El rinde promedio es de 500 kilos por hectárea y “al productor le pagan 250 pesos por un producto que se vende en los comercios con un aumento del 500%”, relató Parra.
En el caso de la chía, “la hago por el margen, que es más amplio que soja y maíz. Como yo no tengo una superficie importante y el margen es mayor con chía y anís, eso me permite tener un diferencial que si hiciera soja o maíz, por cuestión de escala no tendría. Chía, anís y sésamo tienen mejores precios de venta y te permiten poder pagar el arriendo y esas cuestiones, son cultivos igual que los extensivos pero valen un poco más”.
El valor de venta de la chía depende mucho de la oferta mundial, que el año pasado se redujo. Por eso esta temporada su precio se fue a cerca de 2.000 dólares la tonelada, pero en realidad el promedio es de 1.100 dólares.