Las empresas agroexportadoras que se dedican a la molienda de soja afirmaron en un informe sobre esa actividad que el sector “no ha podido revertir los márgenes negativos de julio a diciembre del 2021”. Esto significa que el principal negocio de exportación de la Argentina, el crushing de soja para exportar por separado el harina y el aceite, ha dejado de ser atractivo para las grandes compañías exportadoras al menos durante este lapso.
“Hacia fin de año los márgenes de molienda comenzaban a recuperarse, luego de un segundo semestre con márgenes negativos en forma permanente. En la ultima semana de diciembre los márgenes volvieron a ser positivos, pero fue por muy poco tiempo”, se lamentaron los industriales reunidos en la Cámara de la Industria Aceitera, que por suerte combinan este negocio con la exportación de cereales.
Los márgenes negativos de moler soja en el país resultan de restar de los ingresos por la venta de harina de soja (principal producto exportable del país), de aceite de soja y de biodiésel los costos de la materia prima (que han subido fuerte en los últimos meses) y otros costos operativos del procesamiento en el país.
Según el monitor de actividad de Ciara-CEC, “en la primera semana de enero el mercado cambió su tónica y su tendencia, con alta volatilidad de los precios de todo el complejo soja, el efecto sequía reduciendo la producción en los países de Sudamérica, el regreso de la bajante del Rio Paraná, provocando un aumento de los costos de exportación. Todas estas variables juntas impactaron en el regreso de los Márgenes Molienda Negativos”.
Pero las empresas agroexportadoras, que en 2021 explicaron nada menos que 47% del ingreso total de divisas el país, explicaron que no por ello van a dejar de moler soja en los complejos industriales localizados sobre todo a la vera del río Paraná. “Ser el primer país exportador de aceite de soja y de harina de soja del mundo, aportando el 50% del comercio mundial de aceite y el 41% del comercio de harina, exige de tener un gran compromiso y responsabilidad”, se ufanaron.
En ese sentido, dijeron que “es un compromiso no dejar de exportar aunque los márgenes de molienda sean negativos, pues los consumidores no frenan su consumo”.
En ese sentido, se destacó que la industria “está preparada para abastecer el crecimiento de la demanda mundial de las próximas décadas y consolidar nuestro rol de país líder”. En rigor, otro dato que surge del informe es que la capacidad ociosa volvió a aumentar en diciembre pasado, llegando a casi el 50%. “La capacidad ociosa viene aumentando en forma ininterrumpida desde el mes de mayo, cuando llegaba al 30%”, se marcó.
¿Y entonces? “Solo se necesita contar con una visión política que considere al sector columna vertebral de la economía argentina, a través del mayor ingreso de divisas y generación de trabajo y mano de obra especializada”, sentenció Ciara-CEC, esperanzada de que en algún momento se de vuelta la taba y se fomente la producción nacional de soja para reducir esa capacidad ociosa.
El trabajo, en ese sentido, enfatizó que la molienda de soja en la Argentina “sigue estancada desde hace 10 años”. En diciembre marcó el segundo mínimo del año, con 2,909 millones de toneladas, apenas por arriba de piso logrado en febrero, que fue de 2,854 millones.
El acumulado de molienda hasta noviembre de 2021 llegó a 39,447 millones de toneladas. Con esto, “se confirma que la molienda de soja se encuentra estancada, muy lejos del récord de 44,483 alcanzado durante todo el año 2016”.