La semana que viene, más precisamente el 5 de noviembre, la Asociación Argentina de Criadores de Angus elegirá a su nuevo presidente entre dos candidatos. Uno de ellos es Alfonso Bustillo, que es el actual vicepresidente de la entidad y encabeza la lista oficialista. Otra podría haber sido la historia: hace unos días lo entrevistábamos en un concurso ganadero en Tandil cuando una de las vacas que participaba de la jura escapó de su cuidador y desbocada pasó corriendo -cientos de kilos a alta velocidad- muy cerca nuestro.
Por suerte Bustillo está acostumbrado a estas circunstancias habituales en el campo y mantuvo la compostura. Su abuelo fundó en Cañuelas la cabaña La Primavera en 1935 y casi nueve décadas después, Alfonso y su hermano Pablo siguen adelante con la actividad pero han renombrado la cabaña como La Llovizna, y que está ubicada en Cañuelas.
Ese aplomo, el de Bustillo, no el de la vaca, fue el que nos permitió seguir adelante con la nota y poder comprender, finalmente, para qué sirve el mejoramiento genético en la ganadería argentina. Mirá la entrevista:
-Usted es productor agropecuario, ganadero, pero a la vez ha mantenido la cabaña. ¿Qué sentido tiene hacer las dos cosas?
-Nosotros hacemos genética, y lo que ofrecemos como productores de reproductores permite que esa genética le llegue a los ganaderos para mejorar su negocio. La genética la incorporamos a nuestro rodeo para que transmita a su descendencia alguna variable que queremos mejorar.
-¿Entonces no es solo que crían estos enormes toros y vacas solamente para competir entre ustedes?
-Tenemos 90 años de cabaña, entre mi abuelo, mi padre y nosotros. Pero en el año 2000 cambiamos toda la visión de la cabaña con mi hermano Pablo. Salimos de la cabaña de exposiciones y nos fuimos a uina cabaña de reproductores comerciales, de genética. Entonces, a mi no me importan tanto si un animal es lindísimo. Yo además quiero saber qué le va a dar en mi negocio, qué va a transmitir.
-Dígame un ejemplo para que entienda…
-Imaginemos que un ganadero tiene maximizado el manejo, la nutrición y la sanidad de su rodeo. ¿Pero qué pasa con la genética? Yo puedo lograr más fertilidad y que a lo mejor mejore un 2% los terneros que nacen vivos por usar una genética con facilidad de parto garantizada por los DEPS.
-¿Qué son los DEPS?
-DEPS es diferencia esperada en la progenie de una variable, como el peso al nacer, que transmite un reproductor a sus hijos, es un valor promedio. Los DEPS resultan de una medición y nos permiten comparar un animal con otro, para que trasmita cierto rasgo a la población (de bovinos general).
-Perdón, pero sigo sin comprender…
-Si yo uso un toro con facilidad de parto y me mejora un 2% los terneros que nacen vivos, eso es mucho y ya no tengo problemas de nacimiento con sus hijos. Ahora, ese toro normalmente me tiraría para abajo el peso de esos terneros al destete, pues usualmente son variables que están correlacionadas y si tengo menor peso al nacer tengo menor peso de destete. Pero hay algunos toros que rompen esta curva y esa correlación ya no es de 1 sino de 0,8. Es decir que hay animales que nos dan bajo peso al nacer y alto peso al destete. Esto significa que a través de los DEPS yo puedo identificar a un toro que me permita lograr un 2% más de terneros nacidos vivos y a lo mejor los hijos de este toro logran lograr 20 kilos más al destete. Es mucha la diferencia que obtengo respecto de utilizar un toro que no tenga ese rasgo.
-¿Entonces la selección genética sirve para mejorar la productividad de un rodeo?
-Sin duda. Lo que tenemos que pensar los ganaderos es que la genética es para mejorar nuestro negocio, ya que ir a ciegas es muy difícil. Nosotros tenemos que saber hacia dónde vamos con nuestros productos. Y las variables a definir son muchas. Lo interesante es que todas esas variables se pueden medir. Además hoy tenemos la genómica. Quiere decir que utilizando la genómica aumenta la confianza y precisión de estos datos.
-Suena casi como una obligación para los ganaderos esto de incorporar genética…
-La ganadería tiene la obligación de utilizar genética informada. No solo de animales que nos gusten por su fenotipo (definición;: “Conjunto de caracteres visibles que un individuo”) sino que sepamos hacia dónde nos lleva en nuestro sistema productivo.
-¿En Angus trabajan en eso?
-Nosotros como asociación tenemos un programa de Evaluación de Reproductores Angus (ERA). A partir de 2020 se miden la carcaza, el área de ojo de bife, la grasa intramuscular, etcétera. Y también empezamos con la genónica.
-No entiendo qué aporta la genónica…
-Nosotros podemos hacer un análisis genómico con de pelo con un ternero, con el bulbo piloso en realidad, y a partir de allí se estudian las variables -que son 12- y ese animal tiene precisión y certeza en los DEPS como si ya hubiera tenido 20 hijos evaluadas. Es como poder predecir una generación más. Es decir, ese análisis nos indica como se moverá su genética en la generación siguiente.
-¿Entonces la tarea del jurado que evalúa a los toros en la pista para qué sirve?
-Son trabajos complementarios. Es absolutamente complementario lo que uno hace en selección fenotípica con la selección genética, porque necesitamos muy buenos fenotipos que cumplan la función que tienen que cumplir, buenos aplomos, buenas características raciales, buenas estructura, y que sepamos que esa genética luego dice lo que nosotros creemos.
-No entiendo…
-La botella dice Coca Cola. Bueno, yo quiero que adentro esté la Coca Cola, no puede haber cualquier cosa. Lo que estamos viendo en el fenotipo es el envase. Pero en el catálogo de estos concursos están todos los datos genéticos del animal.
-Finalmente pesa más la variable genética que la estética, porque es la que garantiza un impacto sobre el negocio del ganadero…
-Yo siempre digo que la agricultura parece tan simple porque uno siembra un maíz o una soja ahora para cosecharla en marzo o abril. Si no nos gustó la variedad que elegimos se vende todo y al año que viene elegiremos otra. Pero en ganadería metemos genética que queda en el rodeo y los plazos son mucho más largos. Desde que la preñamos a la vaca hasta que destetamos el ternero, hasta que la hija tuvo una nueva cría pasaron tres años. Por eso digo que muchas veces estamos metiendo genética a ciegas,
-Imagino que, de todos modos, con la gran cantidad de mediciones que utilizan y las nuevas tecnologías todo se debe haber facilitado mucho…
-Desde el momento en que aparece la transferencia embrionaria y la posibilidad de trabajar con vacas que pueden tener diez o quince crías por año, la velocidad con la que puede multiplicarse un animal pegó un salto enorme. Es como trabajar con conejos: una vaca puede llegar a darnos doce hijos por año. Con semejante velocidad de multiplicación empezamos a tener información de esos animales, que nos permitan saber hacia dónde van nuestro rodeo. Es apasionante. Por eso siempre digo que tenemos que tener un muy buen fenotipo con muy buena información, no podemos trabajar mas a ciegas. Los ganaderos le tienen que empezar a pedir a los cabañeros toros con información confiable.
-¿Hoy no sucede eso?
-Lamentablemente se utiliza muchísima ‘bolsa blanca’, hay muchísimo toro sin información. Solo el 30% de los toros que se comercializan pasan por alguna de nuestras asociaciones de criadores como animal de registro. Por eso es importantísimo para la ganadería la información. Este es un negocio de alta inversión y de una rentabilidad acotada, y depende mucho de nosotros que esta rentabilidad se optimice.
Igual la información genética puede fallar. Por ejemplo, ningún DEPS nos alertó sobre la indisciplina de la vaca que salió corriendo y casi nos atropella en medio del reportaje con Bustillo. Aunque finalmente nada sucedió, una parcialidad de Angus sigue teniendo candidato y nosotros finalmente supimos para qué sirve el trabajo en genética bovina.