Quizás para quienes no estamos inmersos en el universo de la apicultura, el rostro más conocido de esta actividad es la cría de abejas –Apis melíferas-, y la posterior obtención de sub productos como la miel. Los servicios ecosistémicos que ofrecen, siendo uno de sus roles clave la polinización de las flores, son de público conocimiento. Sin embargo la apicultura no comprende únicamente la cría de estos insectos, sino también la de otras especies como los abejorros o Bombus, para los que existe un mercado muy amplio y por demás competitivo.
Bichos de Campo tuvo la oportunidad de hablar con Luis Gómez, gerente general de la Cabaña Apícola Guaymallén en Mendoza, quien trabajó durante muchos años en un proyecto vinculado a la producción de estos insectos, y montó el primer laboratorio de crianza de la especie Bombus terrestris para polinización en invernaderos.
“Yo soy apicultor de toda mi vida. Desde los 14 años tengo colmenas y desde los 25 me dediqué a lo que es la reproducción, la cría de abejas reinas. Hacemos abejas reinas, núcleos, paquetes, algo de miel y polinización. De ahí deriva el tema de los abejorros”, dijo Gómez a este medio.
-¿Cómo llegaste a tomar contacto con la cría de abejorros?- le preguntamos al productor.
-Hace unos 17 o 18 años recibí el llamado de un productor de tomates bajo invernadero. Ese tipo de producción tiene problemas de cuaje en la flor. Al aire libre, por efecto del viento, el tomate se poliniza bien. Pero cuando lo ponés en un invernadero donde todo está muy quieto hay problemas. La abeja no se adapta, se pega contra el plástico, no puede volar y muere. Aparte la abeja no tiene preferencia por la flor de tomate. Ahí entran los Bombus, que se adaptan perfectamente al vuelo en invernadero, en superficies más pequeñas.
En Argentina existe entre siete y ocho especies de Bombus autóctonas. El más conocido es el Bombus atratus, que recientemente fue renombrado como pauloensis. De acuerdo con la especie, el color de sus lomos es amarillo, negro y blanco, y pueden llegar a ser tres o cuatro veces más grandes que una abeja.
-¿La función de estos insectos en la naturaleza es similar al de las abejas?
-Exacto. Es un polinizador nato como lo es la abeja y en la naturaleza el servicio ecosistémico que nos proporciona es fundamental. La diferencia es que no da miel y es líder mundial en la polinización de espacios cerrados. Existen empresas internacionales que se dedican a criarlos, como Koppert y Bioest.
-¿Por qué no producen miel?
-Es una característica de la especie. Ellos recolectan néctar porque necesitan energía para sobrevivir y multiplicarse, pero es muy escaso, apenas unas poquitas celdas. La abeja pasa el invierno como colonia, entonces necesita una gran cantidad de acopio de miel para tener alimento durante ese período. En cambio Bombus no hiberna como colonia sino que lo hace en solitario.
-¿Y su cría es en apiarios como con las abejas?
-No. La cría de Apis melífera es al aire libre, en la naturaleza. La cría de Bombus, en cambio, es totalmente en cautiverio, dentro de un laboratorio. Obviamente te hablo del método artificial de cría, que están todos patentados a nivel mundial. Yo conseguí un protocolo artesanal de cría de la mano de un apicultor que conozco en Alemania.
-¿Cómo se trabaja en los laboratorios?
-Todo parte de una reina fecundada de Bombus. Esa reina tiene que pasar por un período de hibernación, de letargo, y se la instala en una cajita de inicio en solitario. Se la pone con una pelotita de polen de abeja de cinco centímetros de diámetro, que se la puede mezclar con miel. Es un ambiente totalmente oscuro con una temperatura determinada. Ahí la reina pone huevos en esa pelota de polen, nacen larvas y la reina se encarga de alimentarlas. Cuando llega a los cinco o seis individuos, se pasa a una caja de mayor tamaño y se la sigue alimentando. En el transcurso de un par de semanas ya tenés una colonia con más o menos 60 o 70 individuos, que se puede llevar al campo a polinizar.
-Si esto está tan sistematizado implica que existe un mercado importante de abejorros.
-Es un negocio enorme y millonario. Es una actividad económica, no es meramente para dar servicios ecosistémicos. Hay un método eficiente y una demanda de gente que los necesita para polinizar en invernaderos.
Aquí llegamos al punto clave de esta historia. La productores de tomate en invernadero habían comenzado a hacer uso del Bombus pauloensis, una especia autóctona que había comenzado a ser criada de forma oficial en colaboración con el INTA. Si bien ella se adapta a la polinización en espacio cerrados, empezó a dar problemas por su nivel de agresividad para con los trabajadores en el invernadero. Pero además, su uso es muy costoso ya que una colonia de esta especie tiene como máximo 60 individuos, mientras que otras especies pueden llegar a tener entre 300 y 400 individuos.
“Con pauloensis necesitás muchas más colmenas por hectárea de invernadero, y eso eleva muchísimo los costos”, afirmó Gómez. Eso fue lo que hizo que el productor comenzara a investigar sobre otras especies de Bombus en el país, y llegó a dar con el Bombus terrestris, el verdadero protagonista de esta nota.
Un dato importante es que esta especie de abejorro sigue siendo considerada exótica en muchas partes de Argentina, a pesar de que ya está oficialmente declarada su presencia desde Santa Cruz hasta Neuquén, ya que ingresó desde Chile. En esas provincias ya se lo considera asilvestrado.
-¿Cómo da usted con el Bombus terrestris?
-En un viaje al Manzano Histórico, en Tunuyán, Mendoza. Estaba mirando las florcitas como un buen apicultor y me encuentro con un insecto que en principio podía ser un terrestris. Yo sabía que había presencia de él en la Patagonia, porque cruzó por los pasos de baja altura, pero en Mendoza nunca se lo había visto. A mí me brillaron los ojos porque vi la posibilidad de un negocio.
-¿Es un abejorro de Chile?
-No. Chile aceptó su producción en territorio pero es exótico, proviene de Europa. Fue así que se instalaron muchas empresas en ese país y comenzaron a criarlo. Y como todo buen exótico, se adaptó perfectamente al medio ambiente y provocó un impacto allí.
-¿Cuál es el impacto ambiental que pueden producir?
-Cualquier especie exótica que se introduce en un lugar produce un desequilibrio. Lo que se argumenta es competencia por el recurso alimento, la transmisión de enfermedades, y la competencia por los lugares de anidación.
Cuando Gómez identificó lo que creyó ser un Bombus terrestris en Mendoza, decidió contactarse con la Cátedra de Zoología de la Universidad Nacional de Cuyo. Él explicó la situación y pidió un servicio de reconocimiento y clasificación.
Fue así que entre el 30 de diciembre de 2015 y el 6 de enero de 2016, la bromatóloga María José Quercetti y la ingeniera agrónoma María Inés Lillo, realizaron una georreferenciación en la zona indicada por Gómez y enviaron los individuos al Museo de Ciencias Naturales de La Plata para ser estudiados. Cuatro meses después se emitió un informe que confirmaba que los abejorros encontrados eran de la especie terrestris.
-¿Qué hizo usted a partir de eso?
-Sabiendo que era una especie exótica pero naturalizada en Mendoza –algo que fue confirmado Consejo Asesor Apícola de esa provincia- pido autorización al Senasa para su cría y pido el protocolo de cría de Alemania.
En 5 de enero de 2018, Senasa le otorgó la habilitación de cría de Bombus terrestris, y decidió registrar a la Cabaña Apícola Guaymallén como un criadero de ese insecto. Fue así que Mendoza llegó a tener su primer laboratorio de crianza de Bombus terrestris para la polinización en invernaderos.
-Entonces todo lo que hizo era legal.
-Era todo legal. Yo casi dejé la apicultura por esto. Tenía más de 150 hectáreas de invernadero para polinizar tomates. Y cuando se empezaron a enterar que yo criaba terrestris, no le compraron más al INTA.
Y como se dijo anteriormente, el mercado de abejorros no sólo es amplio sino muy competitivo…
“Cuando yo recibo una visita de la gente del INTA, les muestro todo lo que estaba haciendo. Al mes me cayó una inspección de la Dirección de Recursos Naturales de la provincia, con un expediente de más de diez centímetros de alto, con todo el espectro científico de Argentina, diciéndome que yo no podía criar ese insecto. ¿Cuál fue mi error? Desconocer que debía pedir una autorización de este organismo provincial”.
A continuación Gómez agregó: “Apis melífera es una exótica invasiva, también es de Europa. Ese era mi argumento más fuerte. Pero como hace ciento y pico de años que está acá, nadie dice nada y se la cría. Me clausuraron el criadero siendo que esta especie está naturalizada. Desconocieron el estudio de la Facultad de Ciencias Agrarias. Yo gasté 120.000 dólares en instalaciones y a mí me hicieron perder ese dinero porque son muy específicas”.
Mediante la Resolución 1072 del 20 de julio de 2018, ratificada con la 016 del 26 de marzo de 2019, la Dirección de Recursos Naturales Renovables de la provincia de Mendoza prohibió “el ingreso, tenencia, transporte, reproducción y comercio de Bombus terrestris en la provincia de Mendoza y ordena secuestrar, decomisar y desnaturalizar todos los ejemplares de Bombus terrestris en el predio de propiedad del Sr. Luis Miguel Gómez”.
La parte quizás más llamativa de esta historia es que el bloqueo que sufrió Gómez se le volvió en contra a los denunciantes, ya que la provincia también prohibió la cría del Bombus pauloensis, bajo el mismo argumento: que era una especie exótica en Mendoza.
-¿Cómo hacen ahora los productores de tomate para seguir produciendo en invernadero sin los abejorros?
-Ahí aparece otra cuestión. Los productores de tomates de Mendoza hoy en día tienen que hormonear, es decir utilizar auxinas. Una persona, con una especie de cepillo que moja en una auxina, toca las flores una por una. Eso provoca un estímulo como cualquier hormona, que hace que se forme el fruto pero que no haya cuaje. El cuaje es la fecundación de la flor que termina en la formación del fruto. Aquí se forma el fruto, pero está hormoneado.
-¿Y cómo es ese tomate?
-No tiene semillas porque no hay polinización. Si cortás un tomate en pleno invierno y te fijás, vas a ver que está hueco por dentro. Es un tomate químico y la gente lo consume.
-¿Considerás que el INTA continúa criando este abejorro?
-Sí, lo está haciendo en el resto de la Argentina, pero no en Mendoza.
–¿A qué se dedica usted ahora?
-Volví a mi actividad histórica que es la rural. Sigo como mi criadero de reinas, produciendo núcleos, reinas y paquetes.
Con pesar Gómez concluyó: “Estuve a punto, era tan buen negocio. Yo me apasioné, me encanta la cría de insectos. No sabés lo hermoso que es crear estos bichos en cautiverio”.
Excelente la nota al apicultor Luis Gomez. Por apoyar un negocio de crianza externo a nuestra provincia, se ha perdido la posibilidad de apoyar un emprendedor que hoy podría exportar abejorros al resto del mundo ( SI NO QUISERAN NO UTILIZARLOS EN MENDOZA), Pero a su vez la consecuencia más catastrófica es la pérdida de mercados y de la producción que hoy sufren los productores de tomate bajo invernadero, por la falta de polinización con abejorros, que los pone fuera de competencia internacional por la baja calidad de sus productos…..No se entiende la falta de criterio adoptada en este tema tan delicado….
Parece que comienzan a aparecer los cómplices de esta farsa, como la Sra. Chambouleyron, haciendo gala de su ignorancia y desapego a las leyes.
El Sr. Gómez emprendió una actividad ILEGAL, ya que Bombus terrestris está considerado como INVASOR por las autoridades nacionales en Argentina y su cría está expresamente prohibida por las autoridades competentes.
Al Sr. Gómez le financiaron su “proyecto” algunos productores inescrupulosos a sabiendas que lo que emprendían estaba fuera de la ley, por lo tanto no llore tanto Sr. Gómez.
Lo que dice ésta nota es una falacia tras otra por supuesto que a grandisimos razgos y salvando las distancias enormes entre la introducción de Apis y la de Bombus al país pareceria la misma cosa pero no es así. Por favor autora de la nota si Ud dice llamarse periodista informese bien antes de escribir las ocurrencias de un hombre que sólo quiere un redito económico a costa de cualquier cosa.