Llegó el mes de octubre y el peor miedo de las bodegas argentinas parece estar a punto de convertirse en una realidad: continúa el faltante de botellas de vidrio y ha iniciado el mes crítico para los despachos de esa bebida al exterior. ¿Y ahora quién podrá salvarnos? Lamentablemente no será el Chapulín Colorado, porque la situación es más compleja que una simple escasez local, y la solución requiere de muchos factores a nivel internacional.
Arranquemos por el principio. El faltante de envases de vidrio es actualmente un problema global, que surgió principalmente a causa de la pandemia de Covid-19. Durante el 2020 se registraron importantes aumentos en el consumo de alimentos y bebidas, lo que ocasionó una disminución de stocks de envases de vidrio en góndola. A eso se le sumó el hecho de que muchas industrias no pudieron trabajar al 100% de su capacidad por las diferentes restricciones sanitarias. Eso hizo que se consumieran los stocks de reserva en casi todas las plantas a nivel mundial.
Ahora bien, el lector podría pensar: “Si falta vidrio, produzcan más vidrio”. Y es allí donde aparece el otro inconveniente. Según Glass Alliance Europe, el vidrio se elabora a partir de tres materias primas naturales: arena, carbonato de sodio y piedra caliza. Estos elementos se funden a temperaturas muy elevadas –entre los 1.400 y 1.600 grados centígrados- en hornos especiales que no abundan en el mundo, ya que son muy costosos.
La empresa norteamericana MJS Packaging alertó que así como faltan hornos para crear y moldear botellas y envases de vidrio, también se registran faltantes de arena, que es el segundo recurso natural más consumido después del agua. Y esto se debe a que es utilizada por múltiples industrias que van desde el rubro de la construcción y la producción de químicos, hasta aquellas que fabrican chips de silicio para teléfonos inteligentes y computadoras.
Ahora detengámonos en el escenario argentino. Nuestro país concentra la mayor parte de su producción de vidrio en tres empresas: Cattorini, que produce el 60% del total de botellas para vinos, Verallía, que produce el 35%, y Cristalerías Rosario con el 5%. El 75% de lo producido está dirigido al mercado interno, y el 25% restante es destinado al mercado de exportación de vinos y espumantes.
Entre 2016 y 2019, la industria vitivinícola utilizó aproximadamente entre 800 y 900 millones de botellas por año, un número que aumentó en 2020 por las causas mencionadas anteriormente.
Y mientras el país registraba esta suba en la demanda de vidrio, y comenzaba su escasez a nivel internacional, pasó lo peor. El 19 de septiembre se produjo un incendio en una de las plantas de Verallia, en la localidad mendocina de Rodeo de la Cruz, que afectó el área de los hornos y dejó a varios módulos fuera de funcionamiento.
Esta situación provocó un cimbronazo en la industria vitivinícola, principalmente en las bodegas de Mendoza y San Juan, que temen por las exportaciones de vino ya pactadas.
“Los que estamos en este negocio sabemos que el mes de octubre es el mes del despacho al exterior. Acá la única solución de corto plazo es que Verallia rápidamente pueda poner en funcionamiento sus hornos afectados. Y en eso tiene que estar el Estado al lado, acompañando. ¿Por qué digo que es la única solución? Porque hay que llegar a la góndola antes de navidad, y entre el traslado, la exportación, el barco, la llegada y la distribución, el mes critico para enviar los vinos es octubre”, explicó a Bichos de Campo Martín Hinojosa, presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).
Fue allí que muchos productores y bodegueros comenzaron a denunciar problemas en las importaciones de envases y botellas de vidrio, que podría alivianar el cuello de botella interno. Pero esto no sería tan así.
En primer lugar, el rubro de importación de envases de vidrio es uno que cuenta con licencias automáticas, lo que significa que pueden realizar importaciones sin ningún tipo de limitación. Pero como sabemos, el problema es más amplio y responde a una coyuntura global. Tal es así que hasta la cristalería chilena Toro tampoco pudo responder a la demanda argentina.
Según indicó por redes sociales Daniel Schteingart, director del Centro de Estudios para la Producción del Ministerio de la Producción, “en lo que va del 2021 las importaciones de vidrio fueron 50,5% mayores en dólares al mismo período de 2019, y 64% mayores en kilos”.
Por otro lado, aunque a nivel mundial existieran stocks disponibles, organizar la logística para lograr importar los envases necesarios que cubran la demanda supone otros problemas. “Traer esa cantidad de botellas tardaría meses en lograrse, no sólo por la logística sino por los contenedores, el acopio y la distribución. Hay también una escasez mundial en el comercio internacional de contenedores”, indicó Hinojosa.
Y esto sí que no es noticia. Bichos de Campo ya había alertado en julio de este año que otra de las consecuencias de la pandemia fue un desajuste en el comercio mundial, que implicó un retraso de los buques de seis días en promedio, lo que ocasionó un faltante de contenedores en puertos. Si a eso se le suma el aumento en la demanda de productos, como se mencionó anteriormente, el desbarajuste es total.
Pero regresemos al vidrio. ¿Qué alternativas se están poniendo sobre la mesa? En primer lugar Cattorini estaba realizando las últimas pruebas para inaugurar un nuevo horno en su planta de Mendoza, lo que ayudaría a compensar la baja en la producción de Verallia. En segundo lugar, esta empresa afectada estaba a punto de poner en marcha una de las líneas de producción que logró ser recuperada del incendio.
“Nosotros también nos hemos puesto en contacto. Se han brindado las líneas de financiación que se necesiten, aunque la empresa por el momento no ha solicitado nada. Sí se ha colaborado en la entrada rápida de los técnicos de Brasil para que puedan resolver los problemas ocasionados por el siniestro”, aseguró Hinojosa.
Aunque Verallia ha sido cautelosa y no ha dado declaraciones públicas, sobre todo por la presión de las bodegas, desde el INV confirmaron que las reparaciones están en marcha.
Buenas tardes!
Excelente la nota. El conjunto de explicaciones me parece de muy completa y más que adecuada como para poder dar el contexto debido.
Quisiera aclarar un detalle. Durante la nota se menciona, al explicar los usos de la arena, la fabricación de chips de “silicona”, pero debería decir “silicio”. Estos chips se componen, a grandes rasgos, de materiales semiconductores que se fabrican con silicio (extraído de la arena).
Saludos! excelente nota!
Gracias Leonardo! Se me había pasado ese error. Saludos!