Mi amiga periodista de Santa Fe, Melisa Busaniche, me trajo la remembranza de uno de los más grandes poemas de Don Osvaldo Sosa Cordero, en su programa folklórico Bella Flor. Googleé la letra y la hallé en la página de mi amigo Luis Hardoy. Los invito a navegar en los profundos mensajes de estas dos páginas.
Don José Osvaldo del Socorro Sosa Cordero nació un 6 de julio de 1906 en Concepción del Yaguareté Corá, Corrientes, y allí se nutrió de todo el paisaje y la cultura de los paisanos de los esteros correntinos. Pero aún siendo niño se trasladaría a vivir a Buenos Aires, donde también el tango lo cautivó.
Contó que de niño le dijo a su padre: “Yo quiero ser bohemio”.
Sosa Cordero fue poeta, autor, músico, compositor, dibujante, escritor y periodista. Comenzó escribiendo parodias, luego sátiras, espectáculos folklóricos y comedias musicales para diversas obras de teatro de Buenos Aires y de Corrientes.
En 1940 realizó una muestra plástica de sus dibujos sobre “El Tango en caricatura”. Autor de Cambá cua, Alma Guaraní, Juan Payé, A mi viejo Taragüí, Litoraleña, La Chonga, Naranjerita, Nendivei, Correntina y la polca Mi provincia guaraní, entre otras. Escribió la pieza Anahí, sobre la leyenda de la flor del ceibo, que fue incorporada al repertorio escolar de la Argentina desde el año 1943 e interpretada varias veces por el Coro del Teatro Colón.
Fue autor de más de 250 canciones de folklore y tango: chamamé, candombe, milonga. Escribió Charol, Café, Pialando Leguas, Yo llevo un tango en el alma, y mucho más. Produjo libretos y animación de audiciones para radio y televisión. Musicalizó el film Tierra extraña. Fue el primer director de cultura de Corrientes. Junto a Waldo Belloso grabó en 1967 la obra conceptual Kurundú (amuleto).
Cansado de ver tanta desvaloración por el género chamamecero, organizó el primer simposio de chamamé en la ciudad de Posadas. Integró el directorio de SADAIC, la Junta de Estudios Históricos de Santiago del Estero y la Academia Argentina de Idioma Guaraní. En 1985 recibió el premio Konex y es considerado entre los mayores autores de la poesía folklórica nacional.
Don Osvaldo falleció en Buenos Aires el 19 de septiembre de 1986. Hoy, el escenario del Anfiteatro “Tránsito Cocomarola”, de la ciudad de Corrientes, lleva su nombre. Los invitamos a disfrutar uno de sus poemas, que revela su conocimiento y pasión por el paisaje y la cultura del paisano de su amado Litoral.
La tarde filtra zafiros / sobre el sueño de los pastos. / Un abanico de teros / se agita sobre el pantano.
Se mezclan grises y añiles / bajo el alero del rancho / donde un paisano que puso / su jornada sobre el campo / pulsa una vieja cordiona / y con ella sigue arando.
Los hondos ojos se beben / En silencio aquel ocaso: / La agreste polifonía / Le penetra hasta las manos / Y van los dedos entonces / Apretando y apretando / Como requiriendo el zumo / De algún motivo increado.
Y allí el estero y el monte / Con su prodigio de pájaros / Y el mugido y el relincho / Y el palmar y los naranjos.
Caballitos invisibles / Van galopando en los bajos / Y un son dulce y primitivo / Sale volando hacia el campo.
Hombre, paisaje, sosiego, / Todo es uno, amalgamado / Para dar en chamamé / Lo que callan mis paisanos.
Chamamé De Osvaldo Sosa Cordero
Los despedimos invitándolos a escuchar una joya, llena de nostalgia: “Quedó mi corazón allá en Corrientes”, de Don Osvaldo Sosa Cordero y Edgar Romero Maciel, interpreta por Rodolfo María Regúnaga.