Fernando Lapolla es ingeniero agrónomo y, sobre todo, un entusiasta hacedor de “cosas” que no hace nadie o hacen pocoas, como lanzarse a producir frutos secos en la provincia de Buenos Aires. Quizás por eso en estos tiempos donde todo parece digital, acaba de publicar un bonito (muy bonito) libro sobre huertas y hasta con dibujos propios. Todo un hombre con el estilo de los exploradores del siglo 19 que iban cuaderno en mano recorriendo territorio desconocido.
“Desde hace un tiempo que tenía ganas de escribir sobre huertas, frutales y agronomía en general”, comienza. “Desde mis redes sociales cada vez que publicaba alguna foto sobre un cultivo casi siempre surgían preguntas de algún seguidor sobre cómo era el cuidado de tal o cuál planta, fechas de siembra, preparación de suelo, etcétera. A raíz de esto me decidí a emprender el camino de escribir un libro y también a dibujar insectos y plantas, entre otras cosas”.
El libro, que es una autopublicación para tener libertad absoluta, apunta a generar una relación entre la naturaleza y las personas que deciden comenzar a trabajar la tierra. El título es “Manos en la tierra, un paseo por la naturaleza” y justamente lo que propone es un recorrido en el cual el lector va a poder realizar su huerta y cuidar sus frutales, comprendiendo algunos de los procesos que se dan durante ese “paseo “.
“Trabajo desde hace varios años como asesor en fruticultura y horticultura. Durante muchos años Mercedes, mi querida ciudad, fue una de las localidades que concentró gran cantidad de emprendimientos del cultivo de arándanos y con el pasar de los años, por cuestiones edáficas, de mano de obra, climáticas y de competitividad entre otras, estos emprendimientos se fueron abandonando y dejando gran cantidad de dinero invertido en sistemas de riegos e infraestructura. De esta realidad surgió en muchos casos la idea de transformar esos campos en plantaciones de nueces pecan, almendros y avellanas”, explica Fernando en relación a lo mencionado al inicio de esta nota.
Bichos de Campo ya habló de eso con él en otra nota:
“Me gusta mucho emprender proyectos no tradicionales como hidroponía, hortalizas orgánicas, kiwis, huevos de gallinas libres de jaulas y este último es el que más satisfacción me genera ya que estoy convencido que la sociedad debe reveer cómo trabajamos juntos en una nueva relación con los animales; además, este tipo de proyectos genera mucha mano de obra”, asegura.
Sin dudas Fernando es un entusiasta y como tal, contagia a quienes lo rodean, al punto tal de que siempre recibe comentarios de apoyo, aun cuando en embarca en proyectos “cuestionables” desde la mirada lógica o convencional. “Quienes me conocen saben que no es fácil desalentarme a hacer algo cuando estoy convencido”, dice entre risas.
“Muchos productores se están sumando a destinar parte de su superficie a plantar pecanes, más que nada pensando en un sistema silvopastoril en el cual se puede combinar la ganadería y la forestación”, reflexiona.
Agrega: “Con respecto a la fruticultura creo que tiene un gran potencial de crecimiento en Argentina acompañada por incentivos económicos, tecnológicos y de capacitación a la gente, por ejemplo los podadores. La mano de obra en el campo es un gran tema pero con el apoyo adecuado podríamos fácilmente aumentar de manera considerable nuestra producción y ayudar así a generar empleo genuino”.