Hace tiempo que SanCor no acapara las portadas de los medios. Luego de cuatro años de una turbulencia inusitada, que dejó a la empresa láctea que batió todos los records –llegó a procesar casi 6 millones de litros de leche por día- en las puertas del desmantelamiento total, hoy parece que ronda la calma. ¿Será tan así?
Fue en 2016 cuando se combinaron varios factores -como la mala gestión interna y el deterioro del mercado lechero argentino-, que enfrentaron a la cooperativa láctea a una crisis financiera y productiva muy aguda, al punto tal de tener que frenar sus operaciones a principios de 2017. Entonces no había capital para poner a producir las plantas y la leche debía ser derivada a otras industrias.
Eso empujó la primera ficha de un dominó de cierres y venta de plantas, de un verdadero proceso de desmembramiento. SanCor se despidió en primer lugar de las plantas de Charlone, Pozo del Molle y Centeno. Luego se desvinculó de la producción de yogures, flanes y postres, que actualmente quedaron en la órbita de la empresa ARSA, del grupo Vicentín. Por su parte Adecoagro se quedó con las plantas de Morteros y Chivilcoy, donde hoy produce la leche Las Tres Niñas.
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¿Qué le quedó a SanCor? La producción de quesos, crema, dulce de leche, manteca, leche en polvo, leches saborizadas e infantiles.
Hasta que logró poner orden a sus finanzas, la cooperativa láctea estuvo manejada por dos fideicomisos: el primero fue con el Banco Nación y el segundo con el BICE. Se aplicó además un “plan de salvataje” que consistió en reestructurar las tres patas de la empresa: la operativa, la financiera y la societaria.
En primer lugar se realizó un acuerdo preventivo extrajudicial con proveedores, en donde se pagó lo adeudado, y acto seguido se reacomodó la deuda mantenida con los organismos fiscales, tanto nacionales como provinciales. En cuanto a la parte societaria, se modificaron los estatutos para cambiar la relación con los productores, al punto tal de que hoy SanCor compra leche por fuera de los asociados, algo que antes tenía prohibido. Además se redujeron a la mitad las áreas gerenciales y los consejos de administración.
Finalmente en la parte operativa, la enorme planta de empleados que en 2017 era de 5100 personas, se redujo a menos de la mitad y quedó en 1750 empleados. Hay que aclarar que de ese número, muchos trabajadores se encuentran en la modalidad “libre” o con jornadas reducidas ya que la empresa, que además de área industrial incluye a la parte de distribución logística, repositores y venta al público, aún continúa con capacidad ociosa.
¿En qué situación quedó SanCor hoy? Según indicaron fuentes de la empresa a Bichos de Campo, la cooperativa “llegó a un resultado operativo neutro y ya no está en una situación crítica”. Vale aclarar que desde una posición mucho más reducida: hoy procesa cerca del 10% de la leche que llegó a procesar en sus momentos de gloria.
Teniendo en cuenta el carácter estacional del mercado lácteo, en el que se registran bajas entre los meses de febrero y marzo y subas hacia octubre y noviembre, en 2020 la cooperativa procesó 300.000 litros de leche a principio de año y lo cerró con una cifra de 800.000. La facturación del período 2019-2020 llegó a los 8.009.018.433 pesos. El mercado interno implicó 7.020.447.856 pesos y el externo 988.570.577 pesos.
Este año la empresa registró una leve mejoría y comenzó procesando entre 380.000 y 400.000 litros. Se espera que en noviembre se llegue a los 900.000.
Las plantas que continúan operativas son las de Súnchales, Gálvez y San Guillermo, en Santa Fe, donde se produce leche en polvo, formulas infantiles, dulce de leche y quesos. También las de Devoto, La Carlota y Balnearia en Córdoba, donde se fabrica leche en polvo, manteca y quesos.
Las marcas comerciales que SanCor todavía mantiene en su poder son “San Regim”, “Tholem”, “Santa Brígida”, “Granja Blanca”, “Mendicrim”, “Quesabores” y la homónima “SanCor”, una de las joyas de la abuela por su penetración en el consumidor argentino.
Luego de cumplir con esta fase de consolidación, desde la empresa informaron a este medio que se viene trabajando para conseguir nuevo capital de trabajo y lograr crecer en volúmenes productivos. “La idea es no solamente estar con resultados operativos neutros sino tratar de ganar dinero, certeza y seguridad”, afirmaron.
En ese sentido indicaron que se ha mantenido el diálogo con distintas instituciones, pero que la situación del país no ayuda a tener proyecciones claras y las tasas ofrecidas no son razonables.
Como espada de Damocles pende sobre ella una abultada deuda, en especial con el fondo de inversiones BAF (Buenos Aires Finantial), que supo socorrerla en los tiempos en que apremiaban las necesidades de financiamiento.