En el año 1998 el tucumano Héctor Hugo “Tito” López Mujica compró nueve hectáreas para hacer una casa quinta y al poco tiempo adicionó el campo lindero. El espacio fue tal que decidió poner algunas hectáreas a producir y optó por el cultivo de paltas. Aunque recuerda que en ese momento su producción en Argentina estaba “en pañales”, los cálculos arrojaban una perspectiva de rentabilidad positiva.
Fue con esto en mente que realizó sucesivos viajes a México y España para adentrarse en el tema. Arrancó con 3127 plantas, que recién al tercer año produjeron lo suficiente como para dar los primeros pasos en el mercado, y para el quinto año la plantación se volvió sustentable económicamente. Hoy su producción abarca 15 hectáreas.
“Es un tema técnico bastante difícil. Es como que aquí producimos palta contra natura. La cantidad de agua que cae en el tiempo que cae no es la que quiere la palta. Tenemos mucha agua en poco tiempo. Un riego complementario ayuda muchísimo”, dijo Héctor López a Bichos de Campo.
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Dado que la planta de palta es oriunda de zonas con climas más tropicales, es importante contar con un suelo profundo y lo suficientemente trabajado para que el líquido pueda perforar y oxigenar toda la raíz -que se caracteriza por ser muy fina y débil- sin que ésta se pudra. Es por esto que el riego ayuda a mantener equilibrada la humedad del suelo y a contrarrestar los días más fríos.
Luego de un 2018 con condiciones climáticas muy favorables, que ayudaron a aumentar exponencialmente la producción, desde el 2019 se registra una falta importante de humedad y el total de paltas obtenido ha disminuido en los últimos años. Aún así, se estima que en Tucumán se logra conseguir un promedio de 5000 toneladas de paltas por hectárea.
López, quien es miembro de la Asociación Argentina de Productores de Palta, sostuvo que además de tener en cuenta el clima, se debe prestar atención a la situación de las importaciones de palta en el país, provenientes de países limítrofes como Chile.
“Tenemos que lograr que se cierren en la época de nuestra cosecha. Este año tuve que vender al mismo precio del año pasado porque todos los mercados estaban inundados por la competencia extranjera. Esa palta entra con un dólar oficial de 100 pesos, el importador que compra tiene una subvención de todos nosotros”, aseguró.
Para este productor una de las soluciones para evitar ese problema, generado por el “cepo monetario”, es la vuelta a la comercialización directa en las fincas, evitando los intermediarios que aparecen en el camino hacia los supermercados.
“Lo conveniente es tener la fruta en el árbol y cuando vienen los clientes cortan la fruta, la pesan y la llevan. Los productores estamos intentando cortar el pase de manos porque se termina encareciendo mucho el producto”, afirmó.