“La siembra directa fue una tecnología que vino bien en un momento donde había un exceso de laboreo; el problema es que se transformó en una religión, en algo dogmático, intocable”. Santiago Sarandón es ingeniero agrónomo, investigador y docente (jefe de Cátedra) de la Universidad Nacional de La Plata.
“Venimos de una idea muy simplista, de creer que podemos dominar la naturaleza, pero lo cierto es que no podemos reducir la realidad a una parcela experimental y luego querer aplicarlo a la finca real”. Sarandón, es también, presidente de la Sociedad Argentina de Agroecología y presidente honorario de la Sociedad Científica Latinoamericana de Agroecología (SOCLA).
-La siembra directa se posiciona como un sistema productivo que cuida el suelo. ¿Cuál es su visión como científico?
-Que ubicada en su correcto lugar es eficiente, pero no indiscutible. Puede ser una buena alternativa en suelos con gran riesgo de erosión o con fuertes declives pero también ha generado y genera daños colaterales.
-¿Cómo cuáles?
-Nuevas malezas que aparecen, justamente, al no removerse el suelo; la compactación subsuperficial del suelo cuando se siembra con humedad, y los ritmos de disponibilidad del nitrógeno que se retrasaron por la menor temperatura y la falta de aireación. O sea que, como toda técnica, por un lado arregló algunas cosas y, por el otro, las complicó porque se excluyeron prácticas muy útiles como la labranza vertical (que no da vuelta el pan de tierra) que de pronto se tornaron inaceptables. Además, en este escenario se empezó a poner más fertilizantes y, para eliminar las malezas, más herbicidas.
-¿Son un problema los agroquímicos?
-Hablemos claro: dentro de los agroquímicos tenemos los fertilizantes y los plaguicidas. Estos, como su sufijo cida lo indica (“que mata, que extermina”, del latín), tienen el objetivo, han sido formulados para eliminar alguna forma de vida. La aplicación de un herbicida está asociada a la muerte y no solo de las hierbas problema, sino también puede afectar a otros seres vivos.
-Sin embargo hay muchos estudios que aseguran que, bien usados, no dañan al ambiente ni a la salud.
-No conozco esos estudios particulares, pero no creo que pueda demostrarse científicamente que no hagan daño. Lo que ocurre es que los ensayos de toxicidad, se realizan en modelos muy simples donde no se evalúan efectos crónicos a largo plazo, que quizás se verán en 20 años, ni los efectos combinados de productos. Un herbicida no pasa por 20 años de testeos antes de ser aprobado para su uso… Además, como factor colateral no siempre hablamos de mortandad sino, también, de producir un mal funcionamiento en los organismos u otros seres. Y de esto sí hay pruebas. Por otro lado, la afirmación de que “bien usados no hacen daño” desplaza la responsabilidad hacia quienes aplican, o sea los y las productoras, que son, en definitiva, los clientes de quienes los responsabilizan.
-¿No hay ensayos que aseguran que ya a 100 metros no hay incidencia, por ejemplo, de una aplicación de glifosato?
-Sí, pero no son categóricos. Lo único que se pudo demostrar fue que el papel hidrosensible con el que se hacen esos ensayos no dio muestras de agua en un radio de 100 metros. Pero que el papel no haya detectado gotas de agua de la pulverización con herbicidas no significa que no haya deriva, es decir, no significa que la molécula no esté presente en el aire. Por ejemplo, si entra una persona perfumada a una habitación uno la huele, aunque un papel hidrosensible no la registre. Pero eso no importa porque el problema es la molécula, no el agua.
-No termino de entender… Si hay pruebas de que los plaguicidas dañan la salud y el ambiente, ¿por qué se defienden a ultranza?
-Hay varios factores. Creo que el primero es el miedo al cambio. Aceptar lo que plantea la agroecología, que es un nuevo paradigma, es tomar la pastilla roja de Matrix y enfrentarse a que vivimos en un mundo artificial y que se está desmoronando, un mundo donde parecía que ciertas cosas no sucedían, pero están sucediendo. Si yo acepto lo nuevo debo replantearme todo y se me derrumba el “edificio” laboral, personal y hasta de estatus social que he construido. Por eso muchas personas aunque saben o sospechan que esto es así, pueden pensar: “Bueno, que se derrumbe todo pero no mientras yo esté en actividad” y siguen defendiendo este modelo de producción basado en insumos.
-Una crítica que se le hace a la agroecología es que trajo ideología a la ciencia…
-Es interesante porque, justamente, creer que la ciencia es “neutra” … ¡es una ideología!
-Pero la ciencia es ensayo y error. ¿Cómo que no es neutra?
-Es que no puede serlo: siempre tendrá una ideología porque la ciencia parte de una pregunta y esa pregunta siempre es ideológica, porque es un ser humano (con ideologías, lo sepa o no) quien la formula. Por ejemplo, tomar al rendimiento por hectárea como la principal variable o entender al productor como un sujeto sin particularidades, responde a un paradigma de investigación. ¿Y qué es un paradigma? Un conjunto de ideas dominantes, o sea, una ideología.
-Pero si no lo es, ¿por qué históricamente se dice con vehemencia que la ciencia es neutra?
-Para sostener una ideología que coloca al científico en un lugar superior e indiscutible, como un sujeto que tiene la razón, la verdad y la certeza. Por eso también la agroecología es muy resistida: porque hemos sido criados con la idea de que la ciencia es dura, impoluta, que no tiene sesgos y que por eso es buena. Que es un lugar seguro donde nos podemos refugiar.
-Entonces la ciencia no es la fuente de verdad absoluta…
-Es que vivimos en un mundo complejo y la complejidad implica incertidumbre. Y la ciencia es de este mundo, por lo tanto está obligada a tener en cuenta esa incertidumbre, si no es fanatismo, ignorancia o interés disfrazado de investigación. Sin ir más lejos: cuando yo estudiaba en la facultad se permitían plaguicidas que hoy están totalmente prohibidos, entonces, ¿en qué momento la ciencia tuvo razón?
-Sus argumentos me dejan pensando. Haciendo analogías, a veces parece que lenguaje inclusivo, feminismo y agroecología enojan por igual…
-Es que la agroecología y estos movimientos mencionados tienen en común que ponen en riesgo un capital simbólico legitimado que quien lo tiene no está dispuesto a soltar. Centrándome en el mundo agropecuario, por ejemplo, ser un asesor de grandes superficies, usar modernas tecnologías como drones y sofisticada maquinaria da estatus y te posiciona de una manera en la sociedad. Y si todo eso deja de tener valor, ese estatus, cae.
-A ver si entiendo. ¿La resistencia a la agroecología es en verdad por no querer cambiar pero se disfraza con el argumento de que no es científica ni rentable?
-La agroecología es una revolución de pensamiento y de producción. No se trata sólo de nuevos conocimientos o de otra tecnología; tampoco se refiere sólo al uso de productos menos tóxicos, es mucho más que eso. Es la construcción de una nueva relación del ser humano con la naturaleza, es asumir la complejidad y la incertidumbre como algo inherente a los sistemas biológicos y socioculturales y es recuperar el respeto por los otros seres.
-Se argumenta que sus rindes son bajos y que por eso no se la puede tomar muy en serio…
-Éste es uno de los mitos que restringe su potencial. La agroecología no es un modelo adecuado sólo para productores de pequeña escala, sino que es una ciencia con la cual se pueden diseñar y manejar agroecosistemas capaces de producir alimentos en cantidad, calidad nutritiva e inocuidad para alimentar a todos los seres humanos.
-También se dice que lo que Argentina necesita son divisas y que es el modelo actual el que las puede generar…
-Nada impide que la agroecología pueda producir un excedente para exportar y obtener divisas. Lo que pasa es que acá se trata de pensar la producción de otra manera, por ejemplo en vez de pensar cómo ataco esta plaga, debo entender por qué apareció. El modelo actual productivista y atado a insumos lo que hace es tapar síntomas y luego surgen otros problemas, como la degradación de los suelos, del aire y la contaminación de las aguas, entre muchos otros. Pero nadie puede aprender cosas nuevas contra su voluntad; para aprender algo hay que cuestionar lo establecido y dialogar con lo nuevo.
-¿Y hay muchos productores que se están pasando a la agroecología?
-Cada vez más, porque es un modelo científico mucho más racional y quien lo conoce en profundidad no vuelve para atrás: una vez que una persona entiende que lo que aplica en sus cultivos es veneno, nunca pero nunca más vuelve a hablar de ´fitosanitarios´.
ay Santiago, santiago, cuando esudiabamos ya eras pelotu…. y ahora sos un viejo pelotu…. cuanto verso !! cuanta ideologia barata !! que bajo ha caido la querida Facultad de Agronomia de La Plata!! Jefe de catedra un colega que se recibio 3 camadas mas tardes que sus compa. te cuento algo: LA SIEMBRA DIRECTA NO SE MANCHA.
Descalificar al que piensa distinto en lugar de atacar su argumento es una falacia. Utilizar un slogan maradoniano (la SD no se mancha) exhibe pobreza de fundamentos. Las preguntas del entrevistado fueron contestadas con mucha solidez y coherencia.
Fuí compañero de colegio de Santiago Sarandón desde el primario y secundario. Desconozco los motivos por los cuales se recibió de ingeniero agrónomo tres camadas después de sus compañeros como ud dice y tampoco me parece relevante. Ya que quiero destacar por que nobleza obliga, que el sr. Santiago Sarandón fue el mejor estudiante de la promoción 1973 del Instituto Peralta Ramos de Hnos Maristas en Mar del Plata con promedios de nueve en todas las materias, además de excelente compañero, y excelente deportista. Persona ítegra y envidiada sanamente por todos sus compañeros por sus virtudes intelectuales. Dudo que no haya sido así durante su carrera universitaria, y profesional, como lo pretende ud. sr. Buscaglia denostar.
señor elso para los q no los conocemos a ninguno de los dos : sus insultos tienen una base cientifica?
no son insultos, son adjetivos
El nivel argumental de Elso no hace más que reivindicar los conceptos de Sarandon. Saludos.
Elso, faltar el respeto no te legitimiza mucho, y con el “no se mancha” mostrás un cierto grado de fanatismo, porque no te das lugar a la duda. Tu querida siembra directa ya está manchada como un tigre por las muertes que se lleva puesta, documentadas. Por la gente enferma, con tóxicos en la sangre. Y no podés negar que este modelo destruyó cuánto ecosistema tocó. Lo único que lo mantiene vivo es la guita y el amedrentar, casi como una mafia, a quién intenta sacar la verdad a la luz. Y lo digo con conocimiento de causa. Si fuera tan puro todo, porque la persecuta?
respetaria tus convicciones, si pudieras demostrarlas.
La implementación de la ecología viene aumentando en los sitemas producción se diversas áreas, no es privativa de banderas políticas. El Dr. Fernan Quiros lo menciono en sus charlas en el marco de la pandemia “Tenemos que repensar la manera en que producimos”. Bien venido el sentido común y la investigación a todos nuestros actos.
Busquemos un sistema PRODUCTIVO de SD con Agroecologia, pero sin fundamentalismos de un lado o del OTRO.
No es uno u otro, sino uno con el otro, sabiendo que el objetivo es aumentar la produccion.
El Sr Sarandon ha dicho que agronomía y Agroecología son conceptos que se contraponen. De allí en más todo lo que diga es irrelevante.
Coincido 100% con su comentario
asi es. un contrasentido. un ingeniero anti produccion, cerrado, fetichista, no es la manera de avanzar ni de presentar una alternativa (si la hubiera)
Sr Sarandón, se le acabó el verso de la Agroecología, lo que usted quiso vender como una nueva disciplina es lo que se dictó en el resto de las Facultades de Agronomía como Ecología Agraria. Lo que usted proponía es el uso Sustentable del Suelo, tema que en INTA se investigó desde los años ’60. Ahora digame, como propone controlar malezas?, si es con azada es buena idea para dar trabajo golondrina pero en los ’70 decían que era trabajo esclavo, y ahora creo que nadie agarrara la azada
El error está en que en la nota se habla de técnica de siembra directa cuando los productores aplicamos sistemas de siembra directa. No habla de cultivos de servicio, rotaciones de gramíneas dónde rompen la compactación superficial, de microorganismos tales como micorrizas y trichodermas que solamente se generan cuando no se da vuelta el suelo y utilizan los sistema radiculares con el criterio siempre vivo siempre verde. En sistemas de SD no se ve el chamico prácticamente por sus características de germinación. Herbicidas de más de 40 años de uso y se menciona en la nota que no hay pruebas suficientes. Hablemos desde la verdad, el método científico no tiene ideologia! Recordemos que la agroecologia es a la agricultura como la curanderia es a la medicina.
No creo que se deba ser tan extremo. Creo que se puede producir en forma orgánica a pequeña escala, y en forma conservacionista a gran escala. De cualquier manera el uso de rotaciones, abonos verdes es anterior al concepto de agroecologia
La siembra directa en monocultivo es un extremo. La agroecología sin ningún producto e síntesis química otro. Lo ideal está en el medio: siembra directa para preservar la estructura del suelo y evitar la erosión y rotaciones con ganadería, abonos verdes y rotación de principios activos para evitar resistencia en malezas. Si uno revisa los 2 módulos de producción agroecológica del INTA (Barrow y Marcos Juarez) encuentra resultados vagos que contradice n algunas afirmaciones en defensa de la agroecología, por ejemplo comparan trigo de distintas variedades, en distintas fechas de siembra. Además queda claro que se necesita más gasoil por hectárea y más mano de obra. Por último la comparación entre campos siempre lleva a tener una mayor proporcion de ganaderíañ