Hijo de tamberos de un pueblo cordobés llamado Silvio Pellico, Juan Marcelo Conrero es ingeniero agrónomo y decano de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba. Allí es donde se propuso crear la Escuela de Comunicación Agropecuaria, con la visión de que “lo que no se comunica no se conoce” y con la premisa de “cambiar temor por conocimiento”.
La primera idea de la Escuela nació en julio 2014 pero fue hace poco, este 2021, cuando se dio el gran salto: la UNC realizó un convenio con el Círculo de Periodistas Agropecuarios de Córdoba para ofrecer capacitación a sus asociados y fue en ese intercambio de ideas donde Conrero propuso crear la Escuela de Comunicación Agropecuaria donde participan la Facultad de Ciencias Agropecuarias y la Facultad de Ciencias de la Comunicación, que ya comenzará a funcionar en el próximo mes de agosto.
-A veces parece que el sector hace piezas de comunicación que le gustan al sector pero sin pensar mucho en su público objetivo. ¿A qué cree que se debe?
-Creo que la mayoría de los casos es por no contar con los conocimientos básicos de comunicación y por no conocer el lenguaje de cada medio o plataforma en la que nos expresamos. Entonces perdemos todos: el medio, la facultad y el público porque amplificamos el problema y no aportamos solución. Al mismo tiempo, el sector ha hecho muy bien su comunicación interna en la concepción que ese es el público objetivo (el periodismo) pero sin darse cuenta de que una publicidad a nivel de medios masivos también llega a oídos de toda la sociedad y aquí es donde comienzan las malas interpretaciones.
-¿Cuál es la línea editorial o de comunicación de la Escuela?
-Que no podemos hacernos los distraídos: hay una batalla que debemos darle a las campañas del miedo y de la desinformación y creemos que eso se hace con más conocimiento. Nuestro mayor desafío es restaurar los canales de diálogo que han sido dinamitados en los últimos años: la gente de las ciudades tiene miedo y muchas veces la asiste ´la razón´ porque no hay conocimiento suficiente, y aquí creo que muchas universidades no estuvimos a la altura de las circunstancias acompañando a la gente mediante la difusión y comunicación con información científico-técnica (no ideológica) que pudiese ser entendida por la ciudadanía.
-Hay un gran trabajo por hacer…
-Sí porque hay que arrancar con esto de “cambiando temor por conocimiento” mediante capacitaciones para mejorar la formación de los comunicadores sobre producción agropecuaria y, a la vez, brindar herramientas modernas y estrategias de comunicación a los diferentes actores de los sectores agropecuario, agroalimentario y agroindustrial para poder transformar esta realidad. Con esta iniciativa, puedo decir que estamos escribiendo una nueva página de responsabilidad social, para la Universidad Nacional de Córdoba.
-En su opinión, ¿qué debería mejorar el sector de su comunicación?
-Es un riesgo simplificar el “qué debería mejorar el sector”. No obstante me arriesgo a decir hay que empezar por la forma de comunicar o contar nuestras verdades. Las críticas más recurrentes es que “no sabemos comunicar”, así que desde hace muchos años venimos trabajando junto a todos los periodistas de Córdoba (hoy integrados al Círculo de Periodistas Agropecuarios de Córdoba) dándole forma a diferentes piezas de comunicación, aportando respuestas en diferentes programas y entrevistas. También comprendimos que como el proceso es complejo y multidisciplinario es necesario sumar los criterios instituidos en la Facultad de Ciencias de la Comunicación.
-O sea: la comunicación tranqueras adentro ya está hecha y ahora hay que ir más allá…
-Es que todos entendemos a nivel nacional que el sector agropecuario tiene un falencia enorme en la comunicación con el resto de la sociedad argentina y que hoy, a través de las redes sociales, es importante que cada uno de los integrantes del sector agropecuario pueda formarse para conformar una gran red de comunicadores de lo que nuestro sector implica y aporta para toda la sociedad argentina. Ya está claro que no solo se trata de la formación de periodistas sino que debemos avanzar en el diseño e implementación de “estrategias comunicacionales para nuestro sector” que incluyan a la población involucrada en el agro.
-¿Nos puede dar algunas ideas de cómo se puede hacer?
-Necesitamos ser más empáticos, ponernos en el lugar del otro y no sólo comunicar a los propios actores del sector sosteniendo que ´total hacemos las cosas bien y no hay de qué preocuparse´. De allí nuestro error original, ya que nuestros públicos están tanto dentro como fuera del sector agropecuario. El objetivo de poner en Marcha la Escuela de Comunicación Agropecuaria es aportar herramientas para que todos los actores de la cadena agropecuaria, agroalimentaria y agroindustrial logren fortalecerse a través del conocimiento de la comunicación efectiva. Para ello debemos trabajar interdisciplinariamente programas de educación formal en todos sus niveles (pregrado, grado y posgrado), como así también capacitación mediante el dictado de cursos y talleres para brindar soluciones a una problemática que se viene arrastrando desde hace tanto tiempo en nuestro país.
-¿Cómo podemos dar ese primer paso?
-El primero y más importante es el que ya hemos dado en nuestra Provincia, donde el trabajo interinstitucional con el gobierno, asociaciones, universidades y empresas es una acción cotidiana. Por ello, la Escuela de Comunicación Agropecuaria contará con un Consejo Asesor que será presidido por el/la directora/a de la Escuela y estará integrado por un representante de cada uno de los sectores involucrados: Las facultades de Ciencias Agropecuarias y de la Comunicación de la UNC; el Círculo de Periodistas y Periodistas Agropecuarios de Córdoba; el Ministerio de Agricultura y Ganadería; la Secretaría de Ambiente; el Centro Regional del INTA; la Fundación FADA; la Fundación COLSECOR; la Mesa de Enlace de Entidades Agropecuarias; la Bolsa de Cereales; el Colegio de Ingenieros Agrónomos; el Colegio de Comunicación Social y cámaras empresarias. Más otras organizaciones que puedan sumarse y de esta manera podremos abrir nuevas visiones y “el cómo” surgirá del proceso de escucha que abordaremos con la comunidad, sintonizando las necesidades que nos expresen los diferentes actores socio productivos.
–¿Por qué será que mucha gente “se alegra” cuando al campo se le ponen retenciones e impuesto? ¿Cómo puede ser que aun sabiendo racionalmente que es un sector que ayuda al país se esté de acuerdo con “castigarlo”?
-Existe una intencionalidad basada en una necesidad política de desprestigiar un sector pujante para justificar quitarle de forma desproporcionada y así sostener el déficit que ellos mismos generan con las malas políticas implementadas. Más de una vez hemos participado activamente en espacios de discusión que cuestionaban el aporte o el valor del profesional en ciencias agropecuarias o los demás actores de la cadena agroalimentaria.
-¿Será que todo esto es lo que alimenta “la grieta”, independientemente de las ideas políticas?
-Es probable porque esta construcción imaginaria está presente en la mayoría de los argentinos y va más allá de lo estrictamente político. Esta falsa dicotomía entre campo y ciudad fue instalada de forma premeditada por los máximos referentes políticos de nuestros propios gobiernos como estrategia de acumulación política y de consolidación de un sistema basado en el asistencialismo condenatorio para sostener pobres y dependientes del gobierno. Esta teoría de castigar al laburante y premiar al que no, necesita indefectiblemente de la grieta para poder lograr fuerza social que los ampare y encubra para sostenerse ellos mismos en el poder.
-¿En eso trabajará la Escuela?
-Desde ya y es más, podemos repasar la letra que Diego Torres interpreta en su tema “La grieta” quien le puso melodías a preguntas tales como: “¿Quién puso reglas al juego de la verdad? ¿Quién decidió lo que está bien sin preguntar?” Nosotros, como universidad pública, en los temas que tengamos autoridad vamos a opinar y a preguntarnos lo mismo que se pregunta la sociedad porque nos debemos a ella. La Escuela de Comunicación Agropecuaria tendrá como desafío integrar todas las visiones y durante el proceso de formación vamos a reflexionar puertas adentro sobre todas las problemáticas que nos vinculan con la sociedad porque sabemos que todo proceso pedagógico educativo tiene que problematizar el contexto para descubrir e incorporar nuevos conocimientos. La clave está en el proceso de escucha.