Este miércoles se realizó el 8° Simposio del Sur al Mundo que es habitualmente organizado por la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA). Tras decenas de disertaciones quedó flotando la sensación de que mientras la Argentina está enfrascada en su propia crisis y las miserias de su política, una amenaza muy grande se cierne sobre su principal sector generador de riquezas: el agro.
A diferencia de lo que sucede con políticos y funcionarios, el ex decano de la FAUBA y director de su cátedra de agronegocios, Fernando Villela, siempre propone miradas con faros largos. Y esta vez, para potenciar sus tradicionales simposios, se asoció con la Fundación Centro de Estudios para el Desarrollo Federal (CEDEF) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) a fin de revisar la agencia internacional que se viene para el sector agroalimentario local. De allí los temores, porque se viene una parada pesada.
Pero Villela considera que se hacen las cosas a tiempo y a conciencia, esa misma debilidad de los países productores de alimentos debería convertirse en una oportunidad.
Lo cierto es que el consorcio de países más grande del mundo, las Naciones Unidas, realizará en septiembre próximo en Nueva York la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios. Además, en la agenda multilateral figuran otros eventos internacionales sobre Biodiversidad (China) y Cambio Climático (Rusia), de dónde podrían surgir nuevos acuerdos que condicionen, para bien o para mal, a los productores agropecuarios argentinos y de todo el Mercosur. De esos desafíos se habló en el Simposio, donde hubo 35 expositores internacionales.
La idea fuerza que trataron de instalar Villela y el actual presidente del IICA, el argentino Manuel Otero, es que resulta estratégico para las naciones y los productores de alimentos de las Américas hacer escuchar su voz en esa cumbre alimentaria”, donde la voz cantante, por ahora, parecen llevarla las naciones más desarrolladas, que podrían imponer nuevos requisitos y exigencias ambientales a los productores de países del tercer mundo.
Del encuentro participaron algunos altos funcionarios nacionales, como Jorge Neme, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales; Gustavo Béliz, el secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia; y Luis Basterra, el inistro de Agricultura. También lo hizo el economista Gabriel Delgado, ex secretario de Agricultura de la Nación hasta 2015.
“Es fundamental que los países y los agricultores de las Américas hagan escuchar su voz en la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios”, fue la conclusión que quedó para los organizadores. El compromiso del IICA es trabajar como articulador entre los gobiernos de la región y ofrecer contenido para que las posibles nuevas exigencias que surjan de esa cumbre sean más bien una oportunidad, y no condicionantes al comercio de materias primas.
“Queremos ser protagonistas de esta discusión global”, prometió Neme en la apertura. “Nuestros países son parte de la solución”, agregó Basterra. “Desde el Consejo Económico y Social les propongo continuar el diálogo, estaremos atentos a sus conclusiones”, prometió Béliz. En todo caso, sería positivo que los funcionarios hayan tomado conciencia de la gravedad de los peligros a los que se exponen países como la Argentina si no se toman en serio esta agenda.
Los paneles de especialistas abordaron las siguientes conversaciones: Los principales ejes de la cumbre sobre Sistemas Alimentarios; los Objetivos del Milenio y el estado de avance en los sistemas agroindustriales regionales; los nuevos consumidores globales, la aceleración de tendencias por la Pandemia; Agricultura y Ganadería carbono positivo; Estrategias para erradicar la malnutrición; Ejes temáticos relevantes para la región; Principales oportunidades a través de la bioeconomía; La importancia de los diálogos nacionales; Geopolítica de los alimentos.
Las ponencias se pueden mirar por internet en este link.