Por estos días se volvió viral una foto que retrató el trágico choque entre un jabalí y una cosechadora de maíz. Por las redes muchos usuarios se lamentaban por la muerte del animal a manos del gigante de metal, tapando las voces de quienes levantaron una señal de alerta. Y es que en muchas provincias de Argentina el jabalí se ha transformado en una plaga por demás peligrosa, que nos sólo atenta contra la biodiversidad sino que se ha vuelto riesgosa incluso para el ser humano.
Disney habrá logrado humanizar a este animal en sus películas a través de la figura de Pumpa, el cerdo salvaje que solo vive para comer y cantar, pero en la vida real a nadie engaña. Al remover la tierra con el hocico –acción de hozar- el jabalí aumenta la cantidad de suelo desnudo, modificando la relación entre carbono y nitrógeno, y provoca la retención de agua en el suelo, así como la perdida de cultivos.
También es depredador de semillas por lo que pueden llegar a provocar rupturas en silobolsas y dañar infraestructura. En relación con otras poblaciones de animales, causan estragos al marcar territorio –se han visto ataques a terneros recién nacidos- y al ser transmisores de enfermedades como la triquinosis.
Pero ¿cómo llegamos a este punto? Todo se remonta al comienzo del siglo XX, particularmente a 1906, cuando se introdujo al animal para realizar caza deportiva en La Pampa. Teniendo en cuenta que tiene una alta tasa de reproductividad, ya que llegan a la maduración sexual a los dos o tres meses de vida y pueden tener dos pariciones por año, para 1914 ya se registraron en varios Parques Nacionales como el Lanín, Los Alerces y el Nahuel Huapi.
Hoy el jabalí se ha desperdigado por todo el territorio nacional y no sólo nos salió caro a nosotros, sino que Chile también afronta las consecuencias luego de que Argentina le exportara la plaga.
En 1953, fue declarada una especie dañina para las actividades agrícolas y ganaderas, y mediante una resolución del Ministerio de Ambiente de la Nación en abril de este año, la 109/2021, la misma fue incluida en el plan de gestión integral de especies exóticas invasoras y potencialmente invasoras.
Actualmente cada provincia aplica las medidas de control según considere necesario. ¿Qué acciones de manejo se pueden realizar? Varias, y varían entre métodos letales y no letales.
En nuestro país se realiza la caza pública o caza intensiva combinada con trampeos (cajas o corrales). En algunos lugares, a pesar de ser ilegal, hay quienes aplican trampas con compuestos tóxicos pero esto termina por afectar a otros carroñeros como jotes, caranchos, chimangos, zorros, zorrinos y armadillos, por lo que no está aconsejado.
Pero al no tener un depredador, se ha vuelto muy difícil su control. A partir de datos brindados por el Sistema Nacional de Información sobre Especies Exóticas Invasoras, se ha demostrado incluso que ante altas tasas de mortalidad, el jabalí responde incrementando su tasa reproductiva.
El único caso a nivel nacional que ha logrado realizar un control sostenido es el Parque Nacional El Palmar, en Entre Ríos, donde se consiguió reducir la población en un 50%, a través de un plazo de entre cinco y seis años, a través de tres métodos de control: cacería desde apostaderos, caza con perros y caza nocturna desde vehículos.